Fue victoria, sufrida, agónica, con bronca por las expulsiones, pero al final bien festejada. Oriente logró una épica victoria frente a Real Mamoré en Beni (3-2) porque más allá de que tuvo que remontar un resultado que parecía increíble (el local ganaba 2-0 hasta el minuto 20), acabó aguantando la presión del rival con nueve hombres en cancha. Premio a la garra y al esfuerzo del plantel, que se rearmó sobre la marcha para acabar celebrando junto a los miles de hinchas albiverdes que llegaron hasta Trinidad para alentar al equipo que dirige Néstor Clausen.
Mamoré en cambio fue puro pesar, y las caras de los aficionados benianos en las afueras del estadio al momento de recoger sus motocicletas lo decían todo. Tras el pitazo final descargaron toda su bronca contra el técnico Claudio Martínez, a quien le cuestionaron haber dejado en la banca a Ariel Gualeve, que venía de recuperarse de una enfermedad. El estadio lució repleto y desde temprano en la plaza y en los alrededores de la capital, se vivía un ambiente de fiesta con colas largas en los puntos de venta en procura de adquirir una entrada.
Pero la esperada tarde de fútbol fue un baldazo de agua fría. Oriente, con Luis Méndez, Castillo y De Souza como sus principales hombres, les robó la sonrisa. Méndez ingresó por Jiménez a los 32 para apagar el incendio en la zaga y los dos delanteros a los que apuesta el entrenador batallaron hasta lo último en procura de asegurar la victoria. Pero no fue fácil y el mismo Clausen lo reconoció, más allá de la pésima actuación del árbitro Gery Vargas, a quien estuvo a punto de írsele el partido de las manos. Pero vamos por partes. ¿Por qué no pudo el local mantener la diferencia?
Apenas se habían jugado 14 minutos del encuentro cuando un excelente pase de Felipe, entre líneas, habilitó correctamente a Miguel Camacho, que se serenó frente a Galarza y le colocó el balón a su derecha. Júbilo en el Mamoré.
Pero había más, porque seis minutos más tarde, Iván Zerda, aprovechando que la pelota le picó mal a Arana, logró el 2-0 burlando con facilidad al arquero, que había salido al achique con desesperación. El estadio era pura fiesta y en las afueras también, entre quienes seguían por radio el encuentro, que se disputó con un clima cálido ya que un día antes había caído lluvia.
El técnico albiverde estaba obligado a mover sus fichas y lo hizo. Gutiérrez se lanzó por izquierda y Luis Méndez, que estuvo a punto de irse del club, frenó a Zerda, que había sido punzante en gran parte de la primera etapa. Los tiros al palo de Alcides Peña y Gutiérrez, al inicio del encuentro, quedaron en nada porque el local ganaba y con autoridad. Pero se confiaron y esto provocó que Castillo (29’) descontara. Era el aviso y antes de que concluyera la etapa inicial, Arana (35’) igualó.
El complemento fue otro partido. Con Melgar en cancha, que sustituyó al lesionado José Loayza, Clausen pretendía darle solidez a la contención para liquidar en ataque, pero pronto llegaron los desajustes. Aguirre (52’) no calculó bien una pelota alta y le pegó con dureza a Camacho saliendo expulsado. Baja sentida, porque el argentino era una salida clara por derecha para el ataque. Y no quedó ahí, porque ocho minutos después Oriente quedó con nueve hombres por la expulsión de Melgar, provocando la ira de Clausen, porque la consideró injusta. Aunque este pasaje del partido merece un capítulo aparte (ver apoyo).
Había que meterse atrás y esperar la propuesta del rival, para salir de contragolpe con Regis y Castillo. Nadie tenía licencia para quedarse quieto y el propio DT, al borde de la boca del túnel, exigía presión. Pero Mamoré no propuso un sistema claro para quebrar la defensa y además de los pelotazos a Reynaldo, careció de alguien que acompañara al rápido Zerda.
Y gracias a un contragolpe llegó el 3-2. La jugada la inició Velasco; abrió para Castillo, que pese a tener dos hombres de marca, logró cambiar el balón. Regis se sacó de encima a Reyes y, con un derechazo, clavó en el ángulo derecho de Padilla el 3-2 definitivo (golazo).
La bronca de Clausen
Se jugaba el minuto 60 del encuentro. Eduardo Melgar, que había sustituido al lesionado José Loayza, ve la segunda amarilla y de inmediato la roja. El volante, que cruzó con el brasileño Felipe, no lo tocó, pero el volante del equipo beniano simuló una falta, lo que provocó el castigo del árbitro Gery Vargas y la posterior ira del técnico Néstor Clausen. Sí, fue bronca, porque apenas se mostró la roja, el argentino se entró a la cancha a reclamar.
Lo recriminó, rodeado por los demás jugadores, e increpó duramente al juez, que tuvo que solicitar la ayuda de la Policía para que el momento no pasara a mayores. Clausen se fue expulsado. Eso sí, antes de irse, se acercó donde estaba el veedor para pedirle un buen informe. Golpeó en reiteradas ocasiones la mesa y al final fue sacado del gramado.
“Yo dependo de los resultados y una actuación así perjudica. Son árbitros jóvenes a los que hay que seguir dándoles oportunidad, pero no cuando juegue un grande. Le pedí a los veedores que tomen en cuenta esta situación”, dijo Clausen, que al final festejó. Vargas no tuvo una actuación buena.
Así lo vivieron
Eguil Lurise
"Si no son los jugadores entonces quiere decir que es el entrenador el que está fallando. Ya basta de pagar derecho de piso, ya son dos partidos que tenemos servidos y no podemos ganar. Ya es hora que nos entiendan que a los hinchas nos gustan las victorias”.
Luis Rapu
"Si no se sabe aprovechar las oportunidades como ésta, siempre va a pasar lo mismo. Con Bolívar ya lo vivimos. A uno como espectador le da bronca; miren ustedes, nosotros estando ganando, teniendo el partido en nuestras manos, nos vamos sin ningún punto”.
Alex Cruz
"Si el equipo mete ganas, de seguro que va a recibir el apoyo nuestro, pero si los jugadores no ponen ganas de su parte, se nos van a ir siempre los partidos de las manos. Ojalá que el técnico sepa sacar buenas conclusiones de lo que pasó para que no nos volvamos a amargar".
La figura
Regis de Souza (Oriente P.)
El empeño del brasileño fue clave para la victoria. Demostró su gran despliegue físico bajando al medio y llevando balones para asistir a Castillo. Además, no se amilanó pese a que por momentos tres hombres lo siguieron. Buscó que le hicieran falta para enfriar el encuentro sobre el final, y selló su gran tarde marcando el 3-2 definitivo con un derechazo que se clavó en el ángulo izquierdo del arquero Eloy Padilla. Otro que también destacó por su entereza en la zaga, pese a que no juega de titular desde la Copa AeroSur, fue Luis Méndez.
Lo curioso
* Oriente regaló ‘souvenirs’
Antes de que se iniciara el encuentro, directivos de Oriente, presididos por ‘Gato’ Jordán, regalaron los megavasos que se repartieron cuando el club cumplió 50 años. Quienes estaban en cancha (periodistas, planilleros, funcionarios y directivos) recibieron el obsequio albiverde.
* Confusión por los anuncios
En una de las esquinas de la plaza aún seguía colocado el letrero que anunciaba el encuentro entre Real Mamoré y Bolívar. Y lo curioso es que muy pequeño, debajo de ese anuncio, decía “el domingo es con Oriente”. Pese a la confusión hubo una gran cantidad de espectadores.
* Mujeres camilleras en el mamoré
Quienes manejaban la camilla eran mujeres. Cuando José Loayza se lesionó al borde de la primera etapa, las chicas ingresaron a carrera a la cancha, provocando los silbos de más de uno.
EL OJO Crítico
Caído del cielo
Luis Méndez |Zaguero
Apagó el incendioen la defensa
Ingresó por Jiménez y se encargó de frenar las arremetidas de los trinitarios, que habían llegado con insistencia a través de Felipe y Barboza. Con él en la zaga, Oriente fue más sólido porque supo además aprovechar su contextura física.
Premio limón
Real Mamoré
El local no tuvo la capacidad
Comenzó ganando por 2-0 y acabó perdiendo pese a tener dos hombres más en cancha. El equipo beniano careció de un juego sólido que le permitiera vulnerar la defensa rival. A excepción de Zerda y Felipe, el equipo entró en una monotonía que lo llevó a la derrota.
El duro
Marcelo Aguirre | Volante
Una dura patada le costó la roja
Tal vez su intención era rechazar la pelota con fuerza, pero no calculó que Camacho llegó primero y le pegó una dura patada en las pantorrillas, que lo obligó a irse a las duchas. Otro que también lució un juego recio fue el propio Camacho.
El dEber