El Deber
Mucho tuvo que ver Erwin Sánchez en la derrota de ayer ante Venezuela. Su inexperiencia, quizá, le jugó una mala pasada en un momento determinante del partido. Es cierto, es para elogiar su decisión de incluir cinco variantes con relación al equipo que perdió ante Argentina, pero un seleccionador debe tener una capacidad extra a un entrenador de equipo, es decir, realizar lecturas rápidas y decidir al momento dependiendo de cómo se desarrolle un partido de fútbol.
Y es aquí donde le faltó tino a Sánchez. Primero, debió darse cuenta de que la defensa nacional no hacía pie. Gatty Ribeiro dejaba un gran espacio por derecha y obligaba a Raldes a salir a cortar dejando otro hueco en el centro que Méndez no supo cómo resolver. Segundo, ya Venezuela nos había empatado en dos ocasiones por esa misma razón y ni aún así cuidamos el resultado luego del 3-2 de Martins. Tercero, él tuvo la chance de modificar su esquema, colocar a gente de mayor dinámica en la marca como Suárez o Amador y optó por cambiar más bien de medio campo hacia arriba.
Los venezolanos aprovecharon al máximo estas falencias y nos liquidaron. Es cierto que con Ribeiro buscó ser más ofensivo por su carril, pero estaba claro que con sus imprecisiones (a excepción del centro del tercer gol) y su falta de velocidad, hacían jugar al borde de la cornisa. También es indiscutible que con Moreno quiso cuidar la pelota en zona 3, pero no era el momento para el atacante del DC porque con Arce presionando, bastaba. Antes, se la había jugado por Limberg Gutiérrez en vez de Mojica (un volante creativo por uno de marca) cuando lo que hacía falta eran piernas para evitar avances.
Al final acabó pagando caro estos errores, que también involucran a su cuerpo técnico, más allá de que sea Platiní el que decida. Además, la selección carece de la identidad (¿o fue un espejismo?) que se le vio en la Copa América y más bien lució sin libreto en la salida y en los cierres atrás. De momento de nada le ha servido pelearse con la prensa del país, por el trabajo a puerta cerrada, porque el juego de la selección no sorprende.
estuvo tres veces arriba
1-0
Martins marcó y al minuto igualó el local. Tras el saque, faltó concentración en la marca.
2-1
Había la experiencia del primer gol, y no se corrigió. No había orden entre Gómez, Ribeiro, Méndez y Raldes.
3-2
Pese a estar a favor, Platiní mantuvo el esquema, aun cuando era evidente la falta de piernas.
Balance negativo del equipo
Carlos Arias (arquero)
Inseguro e impreciso. Su bajo rendimiento influyó en el resultado negativo
Luis Gutiérrez (lateral)
Poco técnico para salir jugando. Cometió fallas en la marca y tuvo que golpear
Ronald Raldes (central)
Cometió algunos errores, pero fue el más regular de la zaga nacional
Limbert Méndez (central)
Lento y sin proyección. Duplicó el trabajo de su colega Raldes
Gatty Ribeiro (lateral)
Lo peor que mostró el equipo. Está fuera de forma y no cubrió su banda
Ronald García (volante)
No pudo hacer pie, para cumplir con su trabajo, y tampoco logró coordinación
G. Mojica (volante)
Volvió a ser ‘uno menos’, como en toda la ‘era Platiní’. No se notó
Alejandro Gómez (volante)
Regular trabajo de contención, pero fue muy impreciso a la hora de tocar
Joselito Vaca (volante)
Intentó crear arremetidas, pero su físico no le ayudó. Su trabajo fue regular
Juan C. Arce (delantero)
Apareció sólo en algunas jugadas y con un gol. No se complementó con Martins
M. Martins (delantero)
El único jugador rescatable. Marcó, fue peligroso y también ayudó en la marca
L. Gutiérrez (por Mojica)
Con su ingreso no cambió nada. El medio campo siguió desordenado
Sacha Lima (por Joselito)
Con su ingreso se perdió proyección y no fue un aporte en la recuperación
Jaime Moreno (por Martins)
Sólo jugó los últimos 10 minutos, cuando Bolivia ya estaba descontrolada
Duele mucho perder así
Fernando Nürnberg / Periodistas
¡Si hasta lo último estábamos listos para el festejo final! ¿Cómo es posible que nos hubiese sucedido lo que se dio? La imagen de Arias saliendo lesionado tras el tercer gol y luego el quinto cuando Gutiérrez ocupaba el puesto del arquero porque no se tenía más cambios.
Si hasta teníamos el título de esta columna cuando ocurrió lo impredecible.
Bolivia no sólo mereció mejor suerte. Debió haber salido airoso y esto hubiese sido determinante a futuro, en nuestra aspiración de llegar al Mundial.
Dos equipos del mismo taco y talla. Por eso Erwin Sánchez definió un equipo que se la jugaría. Que buscó el arco con los argumentos que le permite esta plantilla. La dupla de ‘brasileros’ en ofensiva, como Arce y Martins, fue la cara ambiciosa del equipo. Gatti Ribeiro, que cuando llega ofensivamente es un buen aporte, como en el tercer gol boliviano marcado por Marcelo, deja terribles vacíos como en los goles del primer y tercer empate venezolano, que
llegaron por donde su presencia debe cumplir su primera misión como jugador en ese puesto: defender.
No sirve de nada volver a lamentarnos que jugamos bien y que perdemos igual.
Esta vez tuvo mucho de infortunio, es cierto, pero mucho de responsabilidad táctica de algunos jugadores que se metieron en la cabeza el arco de enfrente y no el propio.
Un mal año porque seguimos sin ganar oficialmente, porque pena que el ex internacional Erwin Sánchez no haya podido plasmar en buenos resultados este proyecto de selección. ¿Que si debe seguir? ¡Por supuesto que sí! Tener a un técnico como el que tenemos, a expensas de ser prisionero de los resultados, truncará lo que se quiere, a menos que se le retire la confianza y se busque
su salida porque la matemática le muestra números rojos.
Lo atípico que se presentó el partido en los tramos finales, por la forma en cómo se resolvió para la vinotinto, no permite encontrar a cabalidad una serie de explicaciones y argumentos lógicos, aunque ya emitimos algunos. Pero, queda una reflexión e interrogante: ¿Nos sentimos ganadores antes de que haya terminado el partido? Dimos esa impresión y la lección resultó esta dura bofetada que recordaremos por mucho tiempo.
Mucho tuvo que ver Erwin Sánchez en la derrota de ayer ante Venezuela. Su inexperiencia, quizá, le jugó una mala pasada en un momento determinante del partido. Es cierto, es para elogiar su decisión de incluir cinco variantes con relación al equipo que perdió ante Argentina, pero un seleccionador debe tener una capacidad extra a un entrenador de equipo, es decir, realizar lecturas rápidas y decidir al momento dependiendo de cómo se desarrolle un partido de fútbol.
Y es aquí donde le faltó tino a Sánchez. Primero, debió darse cuenta de que la defensa nacional no hacía pie. Gatty Ribeiro dejaba un gran espacio por derecha y obligaba a Raldes a salir a cortar dejando otro hueco en el centro que Méndez no supo cómo resolver. Segundo, ya Venezuela nos había empatado en dos ocasiones por esa misma razón y ni aún así cuidamos el resultado luego del 3-2 de Martins. Tercero, él tuvo la chance de modificar su esquema, colocar a gente de mayor dinámica en la marca como Suárez o Amador y optó por cambiar más bien de medio campo hacia arriba.
Los venezolanos aprovecharon al máximo estas falencias y nos liquidaron. Es cierto que con Ribeiro buscó ser más ofensivo por su carril, pero estaba claro que con sus imprecisiones (a excepción del centro del tercer gol) y su falta de velocidad, hacían jugar al borde de la cornisa. También es indiscutible que con Moreno quiso cuidar la pelota en zona 3, pero no era el momento para el atacante del DC porque con Arce presionando, bastaba. Antes, se la había jugado por Limberg Gutiérrez en vez de Mojica (un volante creativo por uno de marca) cuando lo que hacía falta eran piernas para evitar avances.
Al final acabó pagando caro estos errores, que también involucran a su cuerpo técnico, más allá de que sea Platiní el que decida. Además, la selección carece de la identidad (¿o fue un espejismo?) que se le vio en la Copa América y más bien lució sin libreto en la salida y en los cierres atrás. De momento de nada le ha servido pelearse con la prensa del país, por el trabajo a puerta cerrada, porque el juego de la selección no sorprende.
estuvo tres veces arriba
1-0
Martins marcó y al minuto igualó el local. Tras el saque, faltó concentración en la marca.
2-1
Había la experiencia del primer gol, y no se corrigió. No había orden entre Gómez, Ribeiro, Méndez y Raldes.
3-2
Pese a estar a favor, Platiní mantuvo el esquema, aun cuando era evidente la falta de piernas.
Balance negativo del equipo
Carlos Arias (arquero)
Inseguro e impreciso. Su bajo rendimiento influyó en el resultado negativo
Luis Gutiérrez (lateral)
Poco técnico para salir jugando. Cometió fallas en la marca y tuvo que golpear
Ronald Raldes (central)
Cometió algunos errores, pero fue el más regular de la zaga nacional
Limbert Méndez (central)
Lento y sin proyección. Duplicó el trabajo de su colega Raldes
Gatty Ribeiro (lateral)
Lo peor que mostró el equipo. Está fuera de forma y no cubrió su banda
Ronald García (volante)
No pudo hacer pie, para cumplir con su trabajo, y tampoco logró coordinación
G. Mojica (volante)
Volvió a ser ‘uno menos’, como en toda la ‘era Platiní’. No se notó
Alejandro Gómez (volante)
Regular trabajo de contención, pero fue muy impreciso a la hora de tocar
Joselito Vaca (volante)
Intentó crear arremetidas, pero su físico no le ayudó. Su trabajo fue regular
Juan C. Arce (delantero)
Apareció sólo en algunas jugadas y con un gol. No se complementó con Martins
M. Martins (delantero)
El único jugador rescatable. Marcó, fue peligroso y también ayudó en la marca
L. Gutiérrez (por Mojica)
Con su ingreso no cambió nada. El medio campo siguió desordenado
Sacha Lima (por Joselito)
Con su ingreso se perdió proyección y no fue un aporte en la recuperación
Jaime Moreno (por Martins)
Sólo jugó los últimos 10 minutos, cuando Bolivia ya estaba descontrolada
Duele mucho perder así
Fernando Nürnberg / Periodistas
¡Si hasta lo último estábamos listos para el festejo final! ¿Cómo es posible que nos hubiese sucedido lo que se dio? La imagen de Arias saliendo lesionado tras el tercer gol y luego el quinto cuando Gutiérrez ocupaba el puesto del arquero porque no se tenía más cambios.
Si hasta teníamos el título de esta columna cuando ocurrió lo impredecible.
Bolivia no sólo mereció mejor suerte. Debió haber salido airoso y esto hubiese sido determinante a futuro, en nuestra aspiración de llegar al Mundial.
Dos equipos del mismo taco y talla. Por eso Erwin Sánchez definió un equipo que se la jugaría. Que buscó el arco con los argumentos que le permite esta plantilla. La dupla de ‘brasileros’ en ofensiva, como Arce y Martins, fue la cara ambiciosa del equipo. Gatti Ribeiro, que cuando llega ofensivamente es un buen aporte, como en el tercer gol boliviano marcado por Marcelo, deja terribles vacíos como en los goles del primer y tercer empate venezolano, que
llegaron por donde su presencia debe cumplir su primera misión como jugador en ese puesto: defender.
No sirve de nada volver a lamentarnos que jugamos bien y que perdemos igual.
Esta vez tuvo mucho de infortunio, es cierto, pero mucho de responsabilidad táctica de algunos jugadores que se metieron en la cabeza el arco de enfrente y no el propio.
Un mal año porque seguimos sin ganar oficialmente, porque pena que el ex internacional Erwin Sánchez no haya podido plasmar en buenos resultados este proyecto de selección. ¿Que si debe seguir? ¡Por supuesto que sí! Tener a un técnico como el que tenemos, a expensas de ser prisionero de los resultados, truncará lo que se quiere, a menos que se le retire la confianza y se busque
su salida porque la matemática le muestra números rojos.
Lo atípico que se presentó el partido en los tramos finales, por la forma en cómo se resolvió para la vinotinto, no permite encontrar a cabalidad una serie de explicaciones y argumentos lógicos, aunque ya emitimos algunos. Pero, queda una reflexión e interrogante: ¿Nos sentimos ganadores antes de que haya terminado el partido? Dimos esa impresión y la lección resultó esta dura bofetada que recordaremos por mucho tiempo.
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