El Deber
No va más. Marcelo Ortubé, el árbitro que dirigía el partido Guabirá-Real Mamoré, levantó los brazos, y ante la sorpresa de los muchos hinchas apostados en la ‘Caldera’ de Montero, decretó la suspensión del partido. El ambiente estaba tenso, pues los ánimos se enardecieron cuando los trinitarios concretaron el letal 3-1, que mató cualquier ilusión de remontar el partido y de seguir en la Liga, pero no había vuelta. Ortubé lo había advertido pocos minutos antes, pero los petardos seguían tronando sobre la cabeza de Pedro Higa y en la tribuna comenzó a haber grescas.
Nadie se imaginaba un desenlace así cuando a los 20 segundos de iniciado el juego Guabirá se puso en ventaja con autogol de Bazán, tras centro de Dimas. Después de ese gol, el local pudo aumentar, pero el mismo Dimas falló dos claras chances. A partir de ahí, vino el desconcierto. A ‘Cochi’ Justiniano le costaba afianzarse (las pelotas le rebotaban y se le hacía difícil llegar a marcar al rival) y, como poco después igualó Mamoré a través de Paredes, los silbos, abucheos e insultos de grueso calibre lo comenzaron a sofocar y el equipo empezó a desintegrarse.
Y si primero estuvo en la mira Justiniano, luego le siguieron Escalante, Zapata y el paraguayo Cardozo. “Piratas”. “Váyanse por favor”. “No sienten la camiseta, por eso estamos así”. Las frases duras iban y venían hasta que Uriona, en el complemento, puso el 2-1. La mecha estaba encendida y explotó cuando vinieron los últimos dos cambios del local: Olvis entró por 'Cochi' (el público aplaudió) y Menacho ingresó por Dimas. “¡Por Dimas nooo!” vociferó casi a coro el público que se las agarró con el entrenador, incluso golpeando el alambrado que divide la casamata de las tribunas.
No había vuelta, comenzaron los petardos y las peleas entre hinchas, y para enterarla, otra vez Paredes venció a Padilla y puso el definitivo 3-1. Los petardos ya no cesaron, y aunque Ortubé en primera instancia paró a los 72’ el partido, tres minutos después optó por suspenderlo definitivamente a causa de los estallidos dirigidos a los jugadores. Los hinchas aplaudieron la decisión y también a los benianos por la producción futbolística (gran trabajo de Argüello y Uriona). “Yo pongo la cara, pero asumamos todos nuestra responsabilidad”, alcanzó a decir Jiménez rodeado por los medios que lo asediaron tras la suspensión, que por cierto no fue por invasión, sino porque no se podía jugar por los petardos.
La Policía se mantuvo serena y lo que primero cuidó fue que no ingresaran a la cancha, pese a que los iracundos de la curva naciente intentaron forzar la reja. Los dispersaron de inmediato y el problema se trasladó después fuera del estadio, aunque previo a ello el equipo rojo se introdujo en el camarín, cabizbajo y resignado a bajar de división. Esta vez, se murió hasta la esperanza que los mantenía de pie.
Debido a la falta de seguridad, la comisión técnica de la Liga decidió dar por concluido el partido entre Guabirá y Real Mamoré, que fue suspendido al minuto 76’.
Para salvarse
Las matemáticas aún le dan vida a Guabirá
Guabirá puede salvarse del descenso sólo si gana los 18 puntos que le restan por jugar, y que Real Mamoré pierda todos los encuentros que le quedan (6 partidos). Un empate de los benianos acabaría con la esperanza de los rojos.
El domingo que viene todo podría definirse, ya que los azucareros recibirán en su casa a Blooming, que es el actual líder del grupo A, luego de su triunfo ante Wilstermann, mientras que Mamoré visitará a Oriente.
Los técnicos
Yo soy el culpable, vine a intentar levantar al equipo y me voy derrotado, lo siento
Guillermo Jiménez / Dt de Guabirá
Nos llevamos tres puntos importantes. Seguiremos luchando por seguir en la Liga
Luis Galarza / Dt de Real Mamoré
El ojo crítico
El duro
Carlos Lugo / Defensor
Se las agarró con Bazán y Campos
Si el árbitro lo hubiese visto, el defensor de Guabirá Carlos Lugo pudo haber sido expulsado, ya que todo el partido se dedicó a golpear a Bazán y a Campos, cuando estaban con o sin el balón.
Caído del cielo
Richard Uriona / Volante
Fue el conductor de su equipo
Además de haber marcado el segundo gol de su equipo, Richard Uriona fue el motor del equipo, pues no sólo destruía el juego de los azucareros, si no que también creó jugadas de peligro.
Premio limón
Juvenal Cardozo / Delantero
No muestra su pasta de goleador
Las credenciales de goleador con las que llegó el paraguayo Juvenal Cardozo aún están dentro del guaraní, ya que hasta la fecha no ha mostrado nada. No es un aporte para el equipo.
Un escape de película
No todo acabó con la decisión de Ortubé, sino que continuó en las afueras del estadio, por la puerta designada a la salida de los futbolistas. “Los vamos a esperar aquí, salgan malditos”, gritaban a voz en cuello más de medio centenar de hinchas.
No podía salir nadie, ni los de Real Mamoré. En el interior del túnel estaban los dos planteles. A un costado Jiménez buscando una explicación y por el otro lado, los trinitarios.
“¿Cómo está afuera?, ¿cuánta gente hay?”, preguntaban los de Guabirá. La situación estaba complicada para ellos, así que optaron por buscar otras alternativas, como la de salir por la pequeña puerta de la curva naciente. Colocaron a dos chicos que informaban la situación. “Todavía no, vienen, esperen un rato”, gritó uno de ellos. Pero pocos minutos después el mismo chico subió el pulgar. La puerta se abrió y a correr.
Con la suerte de Guabirá sellada, el directorio planea encarar los partidos que restan sin jugadores extranjeros y con un plantel nacional y juvenil que pueda servir de base el próximo año para la ACF, dejando patrimonio para la próxima gestión. Además, se pondrá atención a dejar saneada la economía del club y llamará a una asamblea de socios.
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