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domingo, 12 de octubre de 2008

La verde regala una alegría


La Razon
Por izquierda, por derecha o por el centro, el atacante paceño Joaquín Botero se comió la cancha y fue el héroe nacional y el verdugo de los incaicos para la goleada de Bolivia a Perú por 3-0, ayer en el Hernando Siles, por la octava fecha de las eliminatorias.
Junto al delantero, el seleccionado boliviano obsequió un triunfo que se multiplica con cinco motivos para celebrar, al menos hasta el martes, cuando en el mismo estadio reciba a Uruguay.
Esas cinco huellas dejadas ayer por la victoria son: la primera vez que Bolivia golea a los peruanos por ese marcador, el triunfo permite a la verde subir al penúltimo puesto de la tabla, los dos de Botero lo dejan como goleador histórico de la selección con 17 anotaciones, además es el máximo anotador de esta eliminatoria con cinco tantos y, finalmente, la victoria permite al DT Erwin Sánchez lanzar el mensaje de unidad y paz para todos los bolivianos.
Mostrar a los jugadores la Tricolor boliviana en el Himno, y en cada uno de los festejos, por parte del portugués Ricardo Silva, dio la impresión de que ese mensaje inyectó mayor ímpetu y convicción a los jugadores.
Mientras se cantaba el Himno Nacional, Silva se colocó delante de los jugadores y con los brazos en alto les mostró la bandera nacional, hasta que se cantó la última estrofa en el estadio. Ni bien se terminó de cantar, los futbolistas bolivianos se dieron gritos de aliento entre sí. Todos estaban con ánimos y actitud de exponer su mejor juego.
Ese ímpetu se manifestó a los 58 segundos, con la primera jugada ofensiva de la Verde. Un centro de Ronald García, Marcelo Martins que asoma y el portero Lear Butrón que controla el balón. Acto seguido, el Siles explota con el grito de gol, luego de una triangulación perfecta a los 3 minutos. Joselito Vaca toca hacia el área grande para que Martins domine el balón y ejecute un perfecto “sombrerito” al área chica, para que Botero con golpe de cabeza anote el primero.
Entre los festejos, Silva muestra otra vez la Tricolor a los jugadores, quienes reciben otra dosis de mensaje simbólico del portugués.
En medio del juego, Marcelo Torrico escucha el llamado del handy, es Erwin Sánchez que desde el quinto piso imparte instrucciones. Tras un par de minutos, el preparador de arqueros se dirige a William Ramallo, el técnico sustituto, para comunicarle las instrucciones del DT expulsado.
Ayer, hasta el handy entró a jugar. Esa acción de transmitir mensajes se repitió al menos en una veintena de veces.
En la cancha, Botero parecía endiablado, estaba en todo el frente de ataque. A los 16 minutos, el ariete entró a la historia del fútbol boliviano, porque marcó su gol 17, uno más que el potosino Víctor Agustín Ugarte. Tiro libre ejecutado por Joselito Vaca, el delantero nacido en El Dorado desvía el balón y es el segundo de Bolivia. El Siles vuelve a explotar.
Silva muestra nuevamente la Tricolor entre los festejos; otra vez el handy, con instrucciones de por medio, entra a jugar.
Mientras Bolivia mostraba un juego frenético de fútbol, en la marca, en la proyección y conversión de goles; la visita estaba fuera de foco y ni siquiera el “Perú, Perú” de los cerca de 5.000 aficionados que le apoyó, pudo levantar su juego.
Apenas un tiro libre desviado del capitán Juan Manuel Vargas puso algo nervioso a Carlos Arias.
En el segundo tiempo, cambiaron los papeles, pero el resultado fue el mismo, favorable a Bolivia.
El ingreso de Roberto Guizasola por Daniel Chávez dio mayor revolución de ataque a los peruanos, pero la zaga boliviana comandada por Arias, Ronald Raldes y dos aguerridos como Christian Vargas y Abdón Reyes, formaron una gran muralla.
Los peruanos se desesperaban. El técnico José del Solar entraba y salía del banco. Desde preferencia se escuchaban gritos de reclamo: “Cambie pe, estamos perdiendo”. Uno se agarraba la cabeza y otro tiraba al piso su gorra luego de una acción ofensiva que el ariete Johan Fano erró. Cerca a la media hora, Bolivia la pasaba mal, porque el rival atacaba con más furia y fuerza. En la parte baja de preferencia, los rostros de Marco Etcheverry y Milton Melgar, figuras de la eliminatoria de 1993, se pusieron serios. Martins salió por cansancio, Botero estaba solo y el equipo se quedaba con peligro.
Hasta que vino el golpe final, a los 35 minutos García remató desde casi 40 metros y Bolivia coronó el triunfo. Otra vez los abrazos, otra vez la Tricolor y otra vez el handy en acción. A esa hora, el Bo Bo Bo se hizo coro general y sólo se esperaba el pitazo final. Motivos para celebrar sobraron. En plena plaza del estadio, Juan Américo Díaz, el goleador de la eliminatoria de 1969, recibía saludos y no faltó quien le gritó: “Tanque, ¿y Chumpitaz?”, en medio de una melodía de una quena, que dejaba sentir el Viva mi patria Bolivia.

Una sólida defensa y un medio batallador
El trabajo de peones que se vio en el seleccionado boliviano desde el medio campo hacia adelante y la presión que se ejerció en el mismo terreno del rival, fueron los dos factores técnico-futbolísticos que permitieron a Bolivia marcar el desequilibrio.
No brillaron, pero qué manera de marcar y abortar la salida del rival, fue la tarea que cumplieron Wálter Flores y Jaime Robles, quienes como todoterrenos sin límites fueron el pilar para la salida ofensiva de la Verde.
Con esa base, el equipo del técnico Erwin Sánchez pudo generar los ataques mediante la potencia de Ronald García, con remates y cambios de frente, y la habilidad de Joselito Vaca, quien también estuvo en la marca.
A esa labor de labriegos, se sumaron los dos atacantes estrellas, Joaquín Botero, que con velocidad, cambios de frente y siempre en las espaldas de los peruanos, fue una verdadera pesadilla. Y Marcelo Martins no anotó, pero arrastró marca, aunque ayer careció de centros para que se encuentre con la jugada de gol.
La zaga boliviana estuvo impecable, con dos zagueros como Ronald Raldes y Ronald Rivero que aplicaron a la perfección la ley del off side, aunque sigue como un arma de doble filo, y dos laterales entusiastas, efectivos e incansables como Christian Vargas y Abdón Reyes.
En el arco, Carlos Arias respondió cuando fue exigido, sobre todo en el segundo tiempo, y cada vez cobra seguridad en los envíos por arriba, difícil de cumplir.


Joaquín Botero
Dos goles lo ponen en la cima Uno de los primeros balones que tocó fue para el gol. Con golpe preciso de cabeza marcó el primero sobre Perú. Persistió incansable, con tres pulmones, y cosechó más frutos: anotó el segundo gol. Fue la pesadilla peruana. En el complemento, bajó revoluciones, se agotó, pero igual mostró una estirpe de implacable goleador.


1 comentario:

  1. bolivia aun puede clasificar para el mundial solo tienen que seguir trabajando y no confiarse demaciado

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