La Prensa
Los cercanos lo llaman por su segundo nombre y su apellido es sinónimo de árbitro. Lleva el referato en la sangre y, con la misma tranquilidad con que maneja los partidos, evoca a sus predecesores. “Mi papi, René Arturo Ortubé Vargas, fue el que comenzó y con esfuerzo llegó a ser uno de los primeros árbitros bolivianos considerados por FIFA. Luego vino mi tío Óscar, Juan Óscar Ortubé Vargas, que también llegó a ser internacional. Ellos han sido mis grandes técnicos, quienes me han ido guiando durante mi carrera y me han dado siempre las pautas”.
En su casa se hablaba mucho de arbitraje…
Es así, cuando comencé vivía en la casa de mi papi y mi tío Óscar estaba muy cerca. Mi papá era el que más me exigía con la preparación física y el estudio del reglamento cuando daba mis primeros pasos. Después mi tío hizo que continuara esta carrera. Él estuvo considerado dentro de los cinco mejores de Sudamérica. Me hicieron entrar en ese ritmo de vida que llevaban: muy disciplinados, muy metódicos, entrenar temprano en la mañana.
¿A qué edad empezó?
Ni bien salí del colegio. Comencé a los 18 años el curso de la Asociación de Árbitros de La Paz. Quería ser jugador, pero de a poco me fui olvidando y me dediqué más a la vida arbitral.
¿Cómo era como jugador?
No lo hacía mal, me defendía, jugaba de 8 o de 10 en las selecciones del colegio, estaba ya iniciándome en el fútbol semiprofesional, pero cuando empezó el curso de arbitraje llegué a lo que hoy es mi gran pasión.
¿Cómo se llevaba con los árbitros?
No era muy disciplinado, siempre trataba de ganar, pero cuando comencé en el arbitraje comprendí que la labor es muy complicada, incomprendida y que a veces nos dejamos llevar por la pasión.
Cuando era niño, ¿veía dirigir a su padre?
En casa teníamos la instrucción de que no fuéramos al estadio, pues se decían muchas cosas contra los árbitros, pero alguna escapadita nos dábamos con mi mami, así que lo íbamos a ver y volvíamos antes de que él llegara. Tuve la suerte de verlo y también de estar de juez de línea en los últimos partidos de mi tío Óscar.
¿Cómo era su padre como árbitro?
Tenía mucha autoridad. El arbitraje era diferente al de hoy, había que tener mucho más carácter, ser más duro dentro del campo de juego. Manejaba a los jugadores con mucha personalidad. Con mi tío ya era un arbitraje diferente, porque se preparaba mucho en la parte física. Eso lo catapultó a niveles superiores.
¿Qué cambio señalaría en el árbitro actual?
En el tema de la personalidad, de la autoridad, no hay mucho que haya cambiado; sí en el tema físico porque el juego es mucho más dinámico, los jugadores están mejor preparados físicamente. Si uno quiere ser parte del fútbol a nivel de élite tiene que estar preparado de la misma manera. El tema físico es la gran diferencia.
¿Qué le aconsejaba su padre?
Siempre me recomendaba ser de carácter fuerte, ser muy claro en las decisiones y nunca dar una explicación de porqué sancionaba algo; que siempre fuera equilibrado y lo más justo posible. Mi tío me daba las mismas pautas pero me exigía más en la parte física. Venía todos los días a las cinco y treinta de la mañana para salir a entrenarnos y hasta el día de hoy se me ha hecho un hábito.
¿Cómo se describiría usted como árbitro?
Si bien soy muy exigente en la parte reglamentaria, también entiendo que los jugadores tienen muchas condiciones y hay que valorarlos. Pero los árbitros exigimos reciprocidad. Trato de comunicarme mucho con ellos sin dar explicaciones. Si bien hay que saber las reglas del juego, hay que saberlas aplicar dentro del campo, siempre siendo criterioso y sin salir de la norma.
¿Cambió hoy el trabajo con el concepto de equipo arbitral?
Al campo de juego entramos tres equipos, dos que van a jugar uno contra el otro y un equipo que es el de los árbitros, así que una decisión es compartida por todo el equipo. Hoy FIFA escoge equipos, esto hace que el arbitraje sea cada vez más exigente y nos encuentra mejor preparados.
¿Cuándo se siente más satisfecho luego de un partido?
Sabemos que no somos comprendidos siempre y que no se puede conformar a toda la gente, pero uno puede dormir tranquilo, a pesar de que haya habido dificultades, si sabe que ha sido honesto y transparente en sus decisiones.
¿Qué significó para usted dirigir en un Mundial?
Primero tengo que agradecer a la Comisión de Árbitros de FIFA, a la Conmebol y al doctor (Carlos) Alarcón, que con muchas llamadas de atención siempre me daba las pautas. Ha sido un verdadero honor. Va a ser parte de la historia familiar, ya que considero que mi tío o mi papi pudieron haber estado, pero fui el afortunado.
¿Es especial dirigir en Sudamérica?
Sí, porque los latinos somos muy apasionados y el fútbol no es una excepción, así que el público y los jugadores siempre quieren ganar. Pero sabemos a lo que estamos enfrentándonos y las situaciones que se pueden dar.
¿Cómo se prepara un partido?
Uno tiene que estar muy bien preparado psicológica, reglamentaria y físicamente, por ello debe sacarle tiempo al tiempo para estar en buenas condiciones y llegar al fin de semana de la mejor manera. Así como los equipos preparan un partido, los árbitros también estudiamos a qué vamos a ir, con qué situaciones nos podríamos encontrar. Trabajamos como equipo para tratar siempre de acertar las veces que se pueda.
¿Cómo ve la profesionalización del arbitraje?
En algunos países se les exige a los árbitros acertar siempre, pero no se trabaja mucho. Es un asunto que la dirigencia tiene que tomar muy en cuenta, se está con jugadores que han trabajado durante toda la semana y los árbitros no tenemos la misma oportunidad, tenemos una actividad aparte. Lo ideal sería estar en las mismas condiciones, porque para dirigir mejor el fin de semana hay que trabajar durante la semana.
¿Qué le pareció que en Bolivia lo eligieran para un juego de estrellas?
Ha sido una gran satisfacción que el público me hubiera votado incluso más que al mejor jugador del país. Fue a fines del año pasado, lo organizó el diario El Deber y la gente votaba por internet.
¿Qué le gustaría decirle al público?
Que somos tan humanos como cualquiera y por esa condición no somos perfectos. Hoy uno entra a dirigir con 20 o 30 cámaras y ellas tienen diferentes ángulos; la gente debería entender que las pasiones deben tener cierto límite y que se nos respete como personas más que como árbitros. Cometemos algunos errores, pero que jamás son malintencionados. A veces se dan situaciones, algunas son de interpretación y no siempre serán las que uno quiere.
¿Va a haber otros árbitros Ortubé?
Por ahora no. Tengo dos hijos, de 21 y de 10. No me han hablado del arbitraje. Con seguridad que yo los apoyaré, pero tiene que nacer de ellos para que estén en lo que les gusta. Mi primo Rafael comenzó la carrera, pero se dedicó más a su profesión de auditor y por eso es que no continuó.
¿Cómo es su actividad de Director de Deportes de La Paz?
Tengo la fortuna de trabajar en el quinto piso del “Hernando Siles” y me da la posibilidad de entrenar en el mismo estadio, pero mi obligación es tratar de cumplir con el deporte, fomentarlo, masificarlo y que todas las disciplinas vayan elevando su nivel.
Con su firma
Comencé a los 18 años el curso de la Asociación de Árbitros de La Paz. Quería ser jugador, pero de a poco me fui olvidando de eso y me dediqué más a la vida arbitral”
Si bien soy muy exigente en la parte reglamentaria, también entiendo que los jugadores tienen muchas condiciones y hay que valorarlos. Pero los árbitros exigimos reciprocidad”
Cometemos algunos errores, pero que jamás son malintencionados. A veces se dan situaciones, algunas son de interpretación y no siempre serán las que uno quiere ”
Su ficha
Nombre: René Marcelo Ortubé Betancourt.
Nacimiento: 26 de diciembre de 1964.
Lugar: La Paz, Bolivia.
Trayectoria: Árbitro internacional FIFA desde 1992. Dirigió en la Copa América (1997-2001-2004-2007), Copa FIFA Confederaciones (1997), Copa del Mundo (2002). También en la eliminatoria sudamericana, amistosos internacionales de selecciones nacionales, y las copas Sudamericana y Libertadores (hizo su debut en 1994). En la Liga lleva 20 años dirigiendo, con 551 partidos.
En su casa se hablaba mucho de arbitraje…
Es así, cuando comencé vivía en la casa de mi papi y mi tío Óscar estaba muy cerca. Mi papá era el que más me exigía con la preparación física y el estudio del reglamento cuando daba mis primeros pasos. Después mi tío hizo que continuara esta carrera. Él estuvo considerado dentro de los cinco mejores de Sudamérica. Me hicieron entrar en ese ritmo de vida que llevaban: muy disciplinados, muy metódicos, entrenar temprano en la mañana.
¿A qué edad empezó?
Ni bien salí del colegio. Comencé a los 18 años el curso de la Asociación de Árbitros de La Paz. Quería ser jugador, pero de a poco me fui olvidando y me dediqué más a la vida arbitral.
¿Cómo era como jugador?
No lo hacía mal, me defendía, jugaba de 8 o de 10 en las selecciones del colegio, estaba ya iniciándome en el fútbol semiprofesional, pero cuando empezó el curso de arbitraje llegué a lo que hoy es mi gran pasión.
¿Cómo se llevaba con los árbitros?
No era muy disciplinado, siempre trataba de ganar, pero cuando comencé en el arbitraje comprendí que la labor es muy complicada, incomprendida y que a veces nos dejamos llevar por la pasión.
Cuando era niño, ¿veía dirigir a su padre?
En casa teníamos la instrucción de que no fuéramos al estadio, pues se decían muchas cosas contra los árbitros, pero alguna escapadita nos dábamos con mi mami, así que lo íbamos a ver y volvíamos antes de que él llegara. Tuve la suerte de verlo y también de estar de juez de línea en los últimos partidos de mi tío Óscar.
¿Cómo era su padre como árbitro?
Tenía mucha autoridad. El arbitraje era diferente al de hoy, había que tener mucho más carácter, ser más duro dentro del campo de juego. Manejaba a los jugadores con mucha personalidad. Con mi tío ya era un arbitraje diferente, porque se preparaba mucho en la parte física. Eso lo catapultó a niveles superiores.
¿Qué cambio señalaría en el árbitro actual?
En el tema de la personalidad, de la autoridad, no hay mucho que haya cambiado; sí en el tema físico porque el juego es mucho más dinámico, los jugadores están mejor preparados físicamente. Si uno quiere ser parte del fútbol a nivel de élite tiene que estar preparado de la misma manera. El tema físico es la gran diferencia.
¿Qué le aconsejaba su padre?
Siempre me recomendaba ser de carácter fuerte, ser muy claro en las decisiones y nunca dar una explicación de porqué sancionaba algo; que siempre fuera equilibrado y lo más justo posible. Mi tío me daba las mismas pautas pero me exigía más en la parte física. Venía todos los días a las cinco y treinta de la mañana para salir a entrenarnos y hasta el día de hoy se me ha hecho un hábito.
¿Cómo se describiría usted como árbitro?
Si bien soy muy exigente en la parte reglamentaria, también entiendo que los jugadores tienen muchas condiciones y hay que valorarlos. Pero los árbitros exigimos reciprocidad. Trato de comunicarme mucho con ellos sin dar explicaciones. Si bien hay que saber las reglas del juego, hay que saberlas aplicar dentro del campo, siempre siendo criterioso y sin salir de la norma.
¿Cambió hoy el trabajo con el concepto de equipo arbitral?
Al campo de juego entramos tres equipos, dos que van a jugar uno contra el otro y un equipo que es el de los árbitros, así que una decisión es compartida por todo el equipo. Hoy FIFA escoge equipos, esto hace que el arbitraje sea cada vez más exigente y nos encuentra mejor preparados.
¿Cuándo se siente más satisfecho luego de un partido?
Sabemos que no somos comprendidos siempre y que no se puede conformar a toda la gente, pero uno puede dormir tranquilo, a pesar de que haya habido dificultades, si sabe que ha sido honesto y transparente en sus decisiones.
¿Qué significó para usted dirigir en un Mundial?
Primero tengo que agradecer a la Comisión de Árbitros de FIFA, a la Conmebol y al doctor (Carlos) Alarcón, que con muchas llamadas de atención siempre me daba las pautas. Ha sido un verdadero honor. Va a ser parte de la historia familiar, ya que considero que mi tío o mi papi pudieron haber estado, pero fui el afortunado.
¿Es especial dirigir en Sudamérica?
Sí, porque los latinos somos muy apasionados y el fútbol no es una excepción, así que el público y los jugadores siempre quieren ganar. Pero sabemos a lo que estamos enfrentándonos y las situaciones que se pueden dar.
¿Cómo se prepara un partido?
Uno tiene que estar muy bien preparado psicológica, reglamentaria y físicamente, por ello debe sacarle tiempo al tiempo para estar en buenas condiciones y llegar al fin de semana de la mejor manera. Así como los equipos preparan un partido, los árbitros también estudiamos a qué vamos a ir, con qué situaciones nos podríamos encontrar. Trabajamos como equipo para tratar siempre de acertar las veces que se pueda.
¿Cómo ve la profesionalización del arbitraje?
En algunos países se les exige a los árbitros acertar siempre, pero no se trabaja mucho. Es un asunto que la dirigencia tiene que tomar muy en cuenta, se está con jugadores que han trabajado durante toda la semana y los árbitros no tenemos la misma oportunidad, tenemos una actividad aparte. Lo ideal sería estar en las mismas condiciones, porque para dirigir mejor el fin de semana hay que trabajar durante la semana.
¿Qué le pareció que en Bolivia lo eligieran para un juego de estrellas?
Ha sido una gran satisfacción que el público me hubiera votado incluso más que al mejor jugador del país. Fue a fines del año pasado, lo organizó el diario El Deber y la gente votaba por internet.
¿Qué le gustaría decirle al público?
Que somos tan humanos como cualquiera y por esa condición no somos perfectos. Hoy uno entra a dirigir con 20 o 30 cámaras y ellas tienen diferentes ángulos; la gente debería entender que las pasiones deben tener cierto límite y que se nos respete como personas más que como árbitros. Cometemos algunos errores, pero que jamás son malintencionados. A veces se dan situaciones, algunas son de interpretación y no siempre serán las que uno quiere.
¿Va a haber otros árbitros Ortubé?
Por ahora no. Tengo dos hijos, de 21 y de 10. No me han hablado del arbitraje. Con seguridad que yo los apoyaré, pero tiene que nacer de ellos para que estén en lo que les gusta. Mi primo Rafael comenzó la carrera, pero se dedicó más a su profesión de auditor y por eso es que no continuó.
¿Cómo es su actividad de Director de Deportes de La Paz?
Tengo la fortuna de trabajar en el quinto piso del “Hernando Siles” y me da la posibilidad de entrenar en el mismo estadio, pero mi obligación es tratar de cumplir con el deporte, fomentarlo, masificarlo y que todas las disciplinas vayan elevando su nivel.
Con su firma
Comencé a los 18 años el curso de la Asociación de Árbitros de La Paz. Quería ser jugador, pero de a poco me fui olvidando de eso y me dediqué más a la vida arbitral”
Si bien soy muy exigente en la parte reglamentaria, también entiendo que los jugadores tienen muchas condiciones y hay que valorarlos. Pero los árbitros exigimos reciprocidad”
Cometemos algunos errores, pero que jamás son malintencionados. A veces se dan situaciones, algunas son de interpretación y no siempre serán las que uno quiere ”
Su ficha
Nombre: René Marcelo Ortubé Betancourt.
Nacimiento: 26 de diciembre de 1964.
Lugar: La Paz, Bolivia.
Trayectoria: Árbitro internacional FIFA desde 1992. Dirigió en la Copa América (1997-2001-2004-2007), Copa FIFA Confederaciones (1997), Copa del Mundo (2002). También en la eliminatoria sudamericana, amistosos internacionales de selecciones nacionales, y las copas Sudamericana y Libertadores (hizo su debut en 1994). En la Liga lleva 20 años dirigiendo, con 551 partidos.
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