La Prensa
Mientras que Dunga procura que sus jugadores se olviden de la altura y destierren el miedo que le tienen, éstos, más que del rival, la Selección boliviana, se preocupan de los casi 3.600 metros sobre el nivel del mar en los que está situado el estadio Hernando Siles, donde jugarán el domingo.
“Brasil tiene que usar su calidad técnica, (la altura) es difícil para los dos, no podemos insistir en eso porque se convierte en algo psicológico”, advirtió el entrenador.
Sin embargo, sus jugadores, que se entrenan en Teresópolis, una región montañosa en las afueras de Río de Janeiro, con la esperanza de mantener su racha ganadora en la eliminatoria sudamericana, ven complicada esa misión en La Paz.
Uno de los que ya probaron jugar en la altura es el volante Diego Souza, quien acompañó a su equipo Palmeiras para un partido en la Villa Imperial por la Copa Libertadores de América.
“Jugué en Potosí, es difícil respirar, parece que uno se va a desmayar”, recordó Souza, con grandes opciones de actuar como titular el domingo. “Si fuera a jugar en La Paz, voy a dar el máximo y tratar de actuar como un boliviano”.
Souza es considerado la principal figura del actual campeonato brasileño y sueña con hacer el partido de su vida y quizás marcar un gol en la altura. “Si me dan la oportunidad, será el juego de mi vida, necesito mostrarle al entrenador que tengo condiciones de estar en la selección”, expresó el talentoso volante.
Por su parte, el lateral izquierdo André Santos nunca actuó a ese nivel y admitió estar preocupado.
“Es realmente complicado, es como tener dos adversarios. No tengo experiencia con eso pero tenemos que adaptarnos para hacer un juego excelente. Será difícil pero tenemos que superarnos”, declaró.
El técnico mantuvo ayer el misterio sobre los jugadores que actuarán el domingo al señalar: “Voy a ver quién está en mejores condiciones y poner en el campo un equipo equilibrado”.
El entrenador afirmó que pretende mantener un contacto más cercano con los jugadores a partir del próximo año para asegurar que llegará a Sudáfrica con un grupo de 23 atletas en las más altas condiciones posibles.
Brasil se trasladará el sábado a Santa Cruz de la Sierra y el domingo, horas antes del partido, se desplazará a La Paz, informó ayer la agencia AP.
¿Vendrá Kaká?
La máxima estrella de Brasil sigue en veremos. Según los medios de ese país, el jugador del Real Madrid todavía no sabe si jugará el domingo ante Bolivia en La Paz. Hoy será un día clave, pues está previsto que el seleccionado haga fútbol y Dunga pruebe la probable formación.
Le pegan a la pelota más débilmente para que no vuele
Los jugadores brasileños comenzaron a practicar ayer con el balón oficial para el partido del domingo, enviado por la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), y Dunga tuvo el cuidado de indicarles que cambien la manera de pegarle al balón y que midan la fuerza, porque en la altura el esférico viaja con más rapidez.
En un trabajo de finalización de jugadas, los que más acertaron fueron el lateral izquierdo André Santos, el mediocampista Elano y el lateral derecho Daniel Alves.
“Por la altura, la pegada tiene que ser más leve. De lo contrario, si le pegan como es habitual, facilitarán que se vaya lejos. En la altura la pelota sube mucho, tenemos que acostumbrarnos a rematar más suave”, gritó el DT en el ensayo.
En la primera parte de la actividad, el elenco fue dividido en cuatro equipos, que se desplazaron en campo reducido para fortalecer el movimiento y la agilidad.
El zaguero Luisao y los volantes Ramires y Gilberto Silva, los últimos en llegar a la concentración, apenas efectuaron algunos trotes.
Para hoy está previsto que el entrenador organice la primera práctica de fútbol, a fin de comenzar a elegir a los 11 que iniciarán el juego ante Bolivia. La tendencia es poner un equipo mixto, es decir, reservará a varios de los habituales titulares para recibir el miércoles a Venezuela en la última fecha de las eliminatorias.
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