La Prensa
Marcelo Ortubé se fue a lo grande. Dirigió bien el partido final de la Copa AeroSur. No hizo de su adiós algo especial. Quiso, más allá del homenaje del inicio, pasar inadvertido, como todo buen árbitro.
Antes de iniciarse las acciones recibió una plaqueta de reconocimiento de manos de Róger Bello, secretario general de la Liga.
“El fútbol nacional te agradece por la labor cumplida durante muchos años, ahora que estarás fuera de las canchas, ojalá nos sigas colaborando a nivel del referato”, le dijo el dirigente.
Se despidió siendo aún el mejor árbitro boliviano. Lo demostró en la cancha con sus decisiones. Cobró lo que tenía que cobrar y no tuvo miramientos cuando los jugadores se pasaron de la raya.
“Me voy con algo de nostalgia, pena y amargura, porque fue la última vez que estuve en el campo de juego como árbitro activo después de 25 años. Es algo normal sentir lo que siento. Hay muchos sentimientos encontrados, porque el arbitraje fue una parte importante de mi vida y ahora habrá que ver otros rumbos”.
Aunque dejaba de ser internacional por límite de edad, él podía seguir dirigiendo en el país. Sin embargo, optó por cerrar definitivamente su ciclo.
“Tenía la opción de continuar, pero creo que es bueno retirarse cuando uno está pasando un buen momento y no irse mal. No es bueno que la gente diga "qué bueno que se fue porque ya estaba mal"; prefiero que digan "qué pena que se fue". Creo que después de haber sido árbitro FIFA y estado dirigiendo a nivel internacional, éste es el mejor momento para partir”.
El dato
Su debut como árbitro profesional en la Liga fue en 1989, en un partido entre Bolívar y Universitario disputado en el estadio Simón Bolívar, de Tembladerani. Desde entonces dirigió 562 cotejos ligueros, asistió a un Mundial (2002) y estuvo en varias competiciones internacionales.
Antes de iniciarse las acciones recibió una plaqueta de reconocimiento de manos de Róger Bello, secretario general de la Liga.
“El fútbol nacional te agradece por la labor cumplida durante muchos años, ahora que estarás fuera de las canchas, ojalá nos sigas colaborando a nivel del referato”, le dijo el dirigente.
Se despidió siendo aún el mejor árbitro boliviano. Lo demostró en la cancha con sus decisiones. Cobró lo que tenía que cobrar y no tuvo miramientos cuando los jugadores se pasaron de la raya.
“Me voy con algo de nostalgia, pena y amargura, porque fue la última vez que estuve en el campo de juego como árbitro activo después de 25 años. Es algo normal sentir lo que siento. Hay muchos sentimientos encontrados, porque el arbitraje fue una parte importante de mi vida y ahora habrá que ver otros rumbos”.
Aunque dejaba de ser internacional por límite de edad, él podía seguir dirigiendo en el país. Sin embargo, optó por cerrar definitivamente su ciclo.
“Tenía la opción de continuar, pero creo que es bueno retirarse cuando uno está pasando un buen momento y no irse mal. No es bueno que la gente diga "qué bueno que se fue porque ya estaba mal"; prefiero que digan "qué pena que se fue". Creo que después de haber sido árbitro FIFA y estado dirigiendo a nivel internacional, éste es el mejor momento para partir”.
El dato
Su debut como árbitro profesional en la Liga fue en 1989, en un partido entre Bolívar y Universitario disputado en el estadio Simón Bolívar, de Tembladerani. Desde entonces dirigió 562 cotejos ligueros, asistió a un Mundial (2002) y estuvo en varias competiciones internacionales.
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