Marco Sandy se enteró por otros medios que ya no es técnico de las divisiones juveniles de la Federación Boliviana de Fútbol y decidió dar su versión de los acontecimientos que se dieron en el tiempo que estuvo a su cargo la Selección Sub-20 que disputó el Sudamericano de la categoría en Perú.
Disparó contra la dirigencia, de la que dijo no pudo tomar contacto sino hasta el jueves de la anterior semana, pero no le dijeron nada, sin embargo le contaron que el martes se anunció a los medios que no iba a ser tomado en cuenta.
Para Sandy, el principio de todo este problema que se generó alrededor suyo y que terminó con su destitución fueron las reglas de trabajo que él puso desde un principio y que las comunicó a la dirigencia de la Federación, pues su primera decisión fue no tomar en cuenta a los jugadores que tuvieran problemas de documentación, lo que fue tomado por algunos dirigentes (cuyos nombres no precisó) como un corte al proceso que se estaba llevando adelante con los anteriores entrenadores, “yo aclaré antes, no lo hice después y tampoco arbitrariamente, y en eso quedamos de acuerdo entre todos, lo siento si es que se sintieron tocados o algo, pero primero dijimos que íbamos a cuidar a los chicos involucrados, y segundo, el trabajo y el proyecto que teníamos”.
Mencionó que las condiciones de trabajo no fueron como se las habían planificado desde el momento en que se hizo cargo de la selección, y destacó que el principal motivo para esto fue el económico, porque se tuvo que buscar un lugar para la concentración del combinado Sub-20 incluso teniendo que conversar para que se rebajen los costos para la estadía de los jugadores, o incluso que él tuvo que llevar al hotel los equipos de su propio gimnasio para el trabajo del grupo.
“Esto hay que analizar de ambas partes, porque nosotros queríamos, por ejemplo, que Douglas (Cuenca) viaje con nosotros a Perú, pero nos dijeron que comience a trabajar al Sub-17 y por eso se quedó”.
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