Mantener vigente una pasión por más de una centuria es cosa de predestinados o de locos. En 1908, un grupo de jovenzuelos reunidos en una esquina de la Plaza Murillo decidieron fundar un equipo de fútbol, que marcaría y marca historia.
Era el 8 de abril y pasaron desde entonces 104 años. Estos jóvenes fundaron el Strong Foot Ball Club, que quiere decir fuerte, días más tarde le agregaron el calificativo el más fuerte, de manera que se quedó como The Strongest, un término inglés que en Bolivia es más criollo que cualquier otro.
El que hoy conocemos como Tigre nació al lado de Universitario, Colegio Militar, Bolívar Nimbles, La Paz City Club y tantos otros clubes, que dejaron la pasión a los pocos años. Claro está que el equipo de la divisa amarillo y negro empezó a sacar ventaja desde inicio y llenó su vitrina de trofeos, razón suficiente para creer en clubes predestinados.
La campaña de 1930 marcó un hito sin igual de la época: The Strongest ganaría su décimo título sin perder ningún partido y sin siquiera recibir un gol, cinco años más tarde, en la contienda del Chaco moría uno de sus jugadores estrella: Rosendo Bullaín y en honor a este ilustre se bautizó aquel episodio como la Batalla de Cañada Strongest.
En más de un centenar de años de existencia, el Tigre nunca perdió la primera categoría y casi siempre estuvo encumbrado en el podio, porque llegar en segundo o tercer lugar es derrota para los atigrados. Tres hitos marcan desde entonces la vida de este club.
El profesionalismo instaurado en 1950 encontró a The Strongest con la lozanía de costumbre, con la jerarquía de siempre, aunque los títulos le eran esquivos y tuvo que esperar hasta 1964 para dar la vuelta olímpica. Un año más tarde jugaría la Copa Libertadores de América, anotándose el primer triunfo de un equipo boliviano en cancha ajena tras ganar en Ecuador. Ese mismo año, en las Bodas de Oro de la Asociación de Fútbol de La Paz representó al país para enfrentar a Botafogo, Boca Juniors, Alianza Lima y Banik Ostrava de la ex Yugoslavia
La tragedia de 1969, en la que perdió la vida todo su plantel, parecía darle el golpe más duro de su historia, pero el Tigre se levantó como lo hace tantas veces; con espíritu indomable siguió luchando, obteniendo el bicampeonato paceño (1970 y 1971), así como también el título nacional en 1974.
La creación de Liga del Fútbol Profesional Boliviano trajo más éxitos. De hecho, se quedó con el torneo inaugural de la LFPB en 1977, el primero de los siete lauros que ha logrado hasta el día de hoy.
Casi siempre ha tenido jugadores de primera línea de la talla de Ramón González, Eduardo Reyes Ortiz, Alfonso Trujillo, Eugenio Calla, Esteban Pulg, Raúl Reinoso, Onófre Benítez, Félix Oliva, Luis Alarcón, René Robles, Vicente Moreno, Serapio Vega, Max Ramírez, Orlando Vargas, Marchetti, Fernando Durán, Oswaldo Franco, Ricardo Tapia, Ovidio Mezza, Luis Galarza, Marcelo Torrico, Gustavo Quinteros, Óscar Sánchez, Milton Melgar, Serafín Gareca, Eduardo Angulo, Ricardo Fontana, Eligio Martínez, Sergio Luna, Ramiro Castillo, Luis Héctor Cristaldo, Óscar Sánchez y Pablo Escobar.
Bastará citar a Gerardo el Indio Peláez, un defensor como ninguno, capaz de cargarse el equipo sobre los hombros, para entender la garra atigrada. Hombre corpulento que gustaba de la lengua aymara, fue símbolo del defensor impasable y pasó su vejez como zapatero, olvidado por los desmemoriados.
Siguió sus pasos don Max Ramírez, el capitán atigrado en las décadas 50 y 60. De carácter firme y juego fuerte, don Max llegó a jugar lesionado durante un par de temporadas, porque no conocía de descansos ni ventajas.
Pero The Strongest no sólo es equipo, sino una institución que cuenta con un estadio propio, inaugurado en 1987 y llamado Rafael Mendoza Castellón, en honor a uno de los presidentes que más hizo por el club. Sin embargo, históricamente ha jugado en el Hernando Siles de La Paz, sede habitual de la selección boliviana. De hecho, en 1930 jugó el encuentro inaugural, derrotando a su entonces clásico rival Universitario por 4-1.
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