La curva norte explotó de júbilo con los dos goles de Campos; alentó de principio a fin a su equipo.
Como pocas veces, el “Dale Bo, Dale Bo, Dale Bolívar campeón” hizo retumbar los cuatro costados del estadio Hernando Siles, era el grito de la afición celeste que alentó de principio a fin a su equipo, que al final no defraudó. Faltando media hora para el inicio de las acciones, la curva norte del escenario estaba colmado, “ya no cabía ni un alfiler”, por lo que mucha gente se quedó afuera reclamando ingresar; otro panorama mostró la curva sur, donde se notaron algunos claros en las gradas.
El recibimiento al campeón boliviano fue espectacular, los fuegos artificiales se apoderaron de la noche celeste y la alegría desbordó cuando Campos anotó los dos goles de la victoria. No faltaron los inadaptados que lanzaron uno que otro objeto al campo de juego, situación que pudo empañar el partido y la victoria.
Al término del cotejo, el público salió sonriente, ya no se habló tanto de Neymar, sino de los dos goles de Campos.
31.444 personas se dieron cita en el estadio Hernando Siles. La recaudación fue de 1.778.490 bolivianos.
El primer gol fue del hincha
No hay club sin un público que lo apoye, sin gente que lo respalde. Y anoche la gente que estuvo en el estadio Hernando Siles, hasta quienes no pudieron ingresar, anotaron uno de los goles de Jhasmani Campos.
Quizá el segundo, por la euforia que se vivió en el partido debido a que era el tanto del triunfo, el que le iba a dar la victoria al cuadro celeste sobre el subcampeón del mundo y el actual campeón de la Copa Libertadores.
Hoy, todo el aplauso es para el público que ha vuelto a vivir una alegría que hace tiempo no disfrutaba. Parecía muerto el fútbol, el deporte en el país. Por eso es que este tipo de victorias alienta a que la hinchada crea en sus equipos, crea en lo que hacen sus representaciones nacionales.
Fíjense que el Santos no ha podido conseguir ni un punto en las dos visitas que realizó a La Paz, perdió primero con The Strongest y ahora con Bolívar, logros en los que tuvo mucho que ver el público, primero con los atigrados y ahora con los académicos.
Sin ellos no sería posible hacerlo, la gente ha jugado su rol importante desde el inicio del compromiso, fue conmovedor cómo lo hizo.
El mensaje es que Bolivia existe, que en el mapa de Sudamérica hay un país que está enraizado con el fútbol y que ama este deporte. De pronto, en el corazón de Sudamérica hay un país que ama el fútbol y que hoy, creo, Bolívar lo ha mostrado en el contexto sudamericano y, por qué no decirlo, a nivel del fútbol mundial.
GONZALO COBO / Director de Futbolmanía
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