Son varios los casos en el fútbol boliviano: padre e hijo comparten el mismo equipo. El papá es el entrenador; y el hijo, uno de sus jugadores. Para algunos es un orgullo, porque no todos tienen la dicha de trabajar a gran nivel al lado de los suyos; sin embargo, para otros genera más de un dolor de cabeza, sobre todo por las susceptibilidades que no faltan en el entorno.
En la Liga están los Baldivieso: Julio César dirige en Aurora a su hijo Mauricio; Marcos Ferrufino y su retoño Douglas están en San José; y además Mario Rolando Ortega lo tiene a Marcel en Petrolero de Yacuiba.
En los tres casos, fueron sus papás los que los hicieron debutar en la máxima categoría. En la historia del fútbol nacional se dieron otros casos. El más conocido es el de los Galarza, porque Luis Esteban —otrora gran golero— dirigió a Sergio en Bolívar hace unos 10 años y hasta el anterior torneo tuvo a su hijo menor Luis en Real Mamoré.
Lo mismo sucedió con Víctor Hugo Andrada y sus hijos Ezequiel y Maximiliano, de quienes fue su DT en Nacional Potosí hace tres temporadas. Al menor también lo tuvo en San José. Otro caso, de hace algunos meses, se presentó también en Nacional, donde Juan Carlos Paz García dirigía al plantel que aún integra su hijo Roberto Paz, aunque el DT ya salió de ese club y regresó a La Paz FC.
En el caso de los Baldivieso, Julio dice que para él es un orgullo tener y dirigir a su hijo Mauricio, a quien trata de inculcarle lo mismo que al resto, sin ninguna preferencia. “A esta altura del campeonato veo que Mauricio creció mucho y que cualquier otro entrenador lo puede detectar. Espero que antes de lo pensado pueda opacar lo que yo hice a la edad que él tiene ahora”. Baldivieso hace caso omiso a quienes creen que pone a Mauricio en el equipo porque es su hijo. “Respeto todas las opiniones, pero Mauricio se ganó el puesto por sus méritos y capacidad”.
También se sienten orgullosos y consideran que fue una satisfacción dirigir a sus hijos Luis Galarza y Víctor Hugo Andrada; sin embargo, admitieron que en algunas etapas esa figura generó susceptibilidades innecesarias. “La verdad es que así un hijo tuyo tenga el mejor rendimiento y cometa menos errores, siempre hay gente que le buscará lo negativo y dirá: ‘es que es su hijo’, y eso es complicado, porque afecta hasta a la familia”, según Galarza.
Por su parte, Andrada comenta que él pone las manos al fuego por su hijo Maximiliano, que ahora está en Wilstermann, porque destaca por su profesionalismo. “En la semana no es difícil, pero cuando se juega el domingo, ahí sí surgen los comentarios. A Maxi yo quisiera tenerlo en mi equipo, donde vaya, porque sé la categoría de jugador que es”.
Los datos
Andrada
Andrada dirigió a sus hijos Ezequiel y Maximiliano en Nacional hace cuatro temporadas.
López
Hace muchos años, Carlos Ángel López dirigió a Rodrigo, su hijo, en Iberoamericana.
Opiniones de quienes son los herederos
‘Al inicio feliz, luego complicado’: Sergio Galarza, arquero de Blooming
“Fue un comienzo interesante, porque es especial trabajar con tu papá. Al inicio feliz, luego complicado, porque surgieron presiones que dañaron y hasta de manera injusta”.
‘Hay presión de ambos lados’: Maximiliano Andrada, volante de Wilster
“A veces uno está presionado porque es hijo del DT. No es ventaja, es presión, pero orgulloso de él porque aprendí bastante, me regañó un montón y si estuve mal no me puso”.
‘Significa el doble de sacrificio’: Marcel Ortega, volante de Petrolero
“Para mí es algo lindo, pero significa el doble de sacrificio, porque la gente piensa mal. Yo soy uno más del equipo, lo sé, por eso trabajo bien concentrado y con empeño”.
Sus papás los lanzaron al ruedo
Son varios los casos de futbolistas que —cuando su padres eran directores técnicos— tuvieron la oportunidad de debutar en los elencos principales. Los más recientes y conocidos son: Pablo Mauricio Baldivieso (La Paz 22/07/96), debutó, y fue noticia internacional, el 19 de julio de 2009, poco antes de cumplir 13 años, ante La Paz FC, cuando su padre, Julio César, dirigía al conjunto de Aurora.
Marcel Maximiliano Ortega (Cochabamba, 17/02/91), debutó este año (29 de julio) ante Bolívar cuando su padre, Mario Rolando, era el técnico de Petrolero de Yacuiba. Y Douglas Rodolfo Ferrufino (La Paz, 18/12/91), jugó su primer encuentro en San José frente a Aurora (7 de diciembre del año pasado), cuando su padre, Marcos Rodolfo, dirigía al plantel de Oruro.
En el pasado hubo otros casos, y puede recordarse a Norberto Víctor Fernández Rodríguez que llegó al plantel superior de Bolívar, allá por 1970, y jugó de manera esporádica, cuando su padre, Norberto Fernández, manejaba las riendas del elenco académico.
Sergio atajó los remates de Lattini
Desde los 10 años
Luis Galarza cuenta que su amigo y compañero de equipo en The Strongest, el argentino Jorge Lattini, le entrenaba a Sergio rematándole pelotas. El delantero decía: “Que me saquen una oreja si no es así, pero este chico debutará a nivel profesional a los 16 años”. Situación que se confirmó, dijo Galarza.
Los Ferrufino
“Es un honor que mi padre me dirija y es una responsabilidad mía hacerlo quedar bien”, dijo en una anterior entrevista con Marcas, en el Día del Padre, Douglas Ferrufino. Marcos optó por mantener un perfil bajo sobre el tema.
Jalón de orejas
Julio César Baldivieso sostuvo que cuando le toca llamar la atención a Mauricio, no tiene ninguna dificultad en hacerlo, porque él raya bien la cancha de lo profesional y lo familiar. “No faltan oportunidades para hacerlo despertar y que se meta en el partido”.
Las dos caras
Con relación a sus dos hijos, Luis Galarza dijo que Sergio ya es un futbolista consagrado, con muchos años en el fútbol y que está para competir bastantes años más a un gran nivel; en tanto, en el caso de Luis Eduardo, está en sus inicios.
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