El seleccionado argentino de fútbol sumó un valioso empate 1-1 ante Bolivia en la altura de La Paz aunque estuvo a punto de llevarse una victoria con un rendimiento que fue de menor a mayor en los 90 minutos.
Argentina dio el paso tan temido en estas Eliminatorias, dejando atrás el triste último antecedente de la goleada 1-6 en tiempos de conducción de Diego Maradona.
Las estadísticas dirán que Marcelo Martins anotó la apertura del marcador a los 25 minutos de la etapa inicial y que Ever Banega puso el 1-1 a los 44 del mismo período, pero que la gran figura fue Angel Di María, jugando como si estuviera en el llano, sacando aire vaya a saber de dónde para sus corridas.
Lionel Messi, quien dejó en claro que la altura de La Paz complica jugar, al vérselo buscando agachado buscando aire, fue justamente el que se perdió dos veces sobre el final, una de ellas claramente, el gol de la victoria. Suena a que en cualquier otro lugar difícilmente hubiera fallado.
No obstante Messi hizo lo suyo, buscó la gambeta sin corridas como las que tiene acostumbrado y buscando que sea el rival el que se le arrime para soltar el pase a Di María o Rodrigo Palacio, de flojo partido y perdiéndose una definición tras una lucida asistencia del jugador del Real Madrid.
El técnico Alejandro Sabella hizo un planteo claro desde la misma formación: aguantar, no desgastar y salir rápido en el momento justo.
Los primeros minutos fueron los más difíciles para Argentina porque Bolivia jugó rápido con pelotas cruzadas y centros para la cabeza de Martins, o bien con disparos desde media distancia, que en La Paz toman gran velocidad. Las que fueron al arco quedaron en las manos o fueron rechazadas por Sergio Romero.
Rudy Cardozo fue el estratega, con Martins y Saucedo de punta y con los laterales haciendo uno dos. Argentina zafó por derecha porque Gino Peruzzi y Hugo Campagnaro se complementaron bien y delante estuvo Banega. En cambio Clemente Rodríguez la pasó mal con Diego Bejarano, Chumacero y Saucedo. La sociedad de marca con Basanta, zaguero por izquierda, no funcionó a pleno.
El gol llegó en una jugada rápida de Diego Bejarano cruzando hacia la derecha, Chumacero metió el centro rápido y Martins cabeceó dejando a Romero a contrapie.
Recién después del gol Argentina empezó a hacer su juego de con Messi teniendo la pelota y asociándose a Di María y sus casi temerarias carreras en la altura boliviana. Dos disparos de larga distancia salieron muy cerca del arco y en otra jugada de estampa Di María cedió a Palacio, pero el ex-Boca se demoró y dejó que Galarza tapara.
Clemente venía de tener una gran asistencia de Messi pero la desperdició. No pasó lo mismo en la siguiente, cuando envió el centro atrás y Banega, con su metro 74 y sin saltar metió el cabezazo hacia abajo para igualar el pleito.
En el segundo, Bolivia casi ni entró al área rival y solo lo hizo con juego de alto. Siguió probando desde media distancia con Marvin Bejarano o el incansable Chumacero.
Argentina consolidó su defensa y Javier Mascherano se sumó tapando y hasta arrancando de atrás para intentar armar el gol de la victoria. Terminó abrazado a la máscara de oxígeno, como varios de sus compañeros cuando se cortaba el juego.
Messi fue un Messi distinto, sin la explosión, pero que sirvió y mucho al juego, porque retuvo y arrastró marcas para servir a los demás.
Extrañamente, Messi no pudo definir cuando se equivocó feo Raldes y lo dejó frente a Galarza. El toque justo no apareció esta vez y casi que Galarza se vistió de héroe al taparle el disparo al mejor jugador del mundo y también salvar a Bolivia de una nueva derrota en el camino a Brasil.
El árbitro chileno Enrique Osses pitó el final cortando un ataque argentino. Para el banco argentino poco importó. Ya era empate con gusto a victoria.
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