La Razon
Pasado mañana el estadio Hernando Siles volverá a ser escenario de un clásico. Bolívar y The Strongest reeditarán (20.00) el choque con más historia desde que se fundó la Liga en 1977. Pero este compromiso tiene una tradición que data de mucho antes —desde que se jugaban los certámenes paceños— y dos de sus muchísimos actores recuerdan cómo se vivía ese compromiso.
Carlos Cárdenas y Fortunato Castillo formaron parte de la selección nacional que en 1963 le dio el título a Bolivia en el Sudamericano de fútbol; pero en la competencia local les tocó ser adversarios, cuando competían en los torneos de la Asociación de Fútbol de La Paz (AFLP). Uno jugaba en The Strongest y su amigo militaba en Bolívar.
El miércoles, el Tigre será local a efectos de recaudación y los ex futbolistas piden “a quienes tengan el honor de jugar ese compromiso” entregar su máxima capacidad y que más allá del resultado los dos queden satisfechos por la producción en el campo de juego.
"Los clásicos, antes, ahora y siempre son partidos muy hermosos. En mi época daba un gusto enorme estar en la cancha porque ahí era el lugar en el que había que demostrar lo que uno valía para ser tomado en cuenta en la selección nacional. Esos choques eran una cosa seria", rememora Cárdenas.
Sin dar vueltas, el académico Castillo refleja que "era jugar a ganar porque los clásicos son así. Han pasado tantos años desde que nosotros éramos los protagonistas, pero el sentimiento y la manera de cómo se viven esos partidos no se alteran, siguen siendo los mismos y así será mientras existan los tradicionales adversarios”.
Este cotejo también reúne amistad. La competencia y la rivalidad se prolonga durante los 90 minutos de juego, pero luego todo vuelve a la normalidad.
"El fútbol no sólo es competencia, es también integración y unidad. Cuando él (Cárdenas) entraba a la cancha con la camiseta oro y negro y yo de celeste sabíamos que teníamos que defender nuestros colores, pero también estábamos convencidos de que más allá de eso nuestra amistad estaba por encima de cualquier circunstancia deportiva", dice Castillo.
El ‘premio extra’ siempre ha existido en estos partidos
Hoy en día los premios son por objetivo alcanzado, pero a veces los dirigentes se dejan llevar por el fanatismo y ofrecen un bono extra en los clásicos, algo que también sucedía hace 50 años.
"Había premios por ganar a Bolívar, ésa era voluntad del presidente Antonio Asbún. Él era un caballero, nos felicitaba antes del partido porque decía que estaba seguro de que en la cancha íbamos a poner todo, a pesar de cualquier resultado. Entraba al camarín y nos decía que había premio, pero no nos daba el monto, sólo nos enterábamos si ganábamos", señala Cárdenas.
En muchos casos ahora los capitanes negocian montos, aunque también hay el desprendimiento de los dirigentes.
"El clásico es una fiesta aparte y los dirigentes de antes también los vivían de esa manera. Te duplicaban o triplicaban el premio, siempre era una fiesta deportiva. La misma prensa le daba su importancia, la gente lo vivía. Seguramente los futbolistas de ahora, por bajar la tensión, dicen que sólo es por los puntos. No es así, desde hace mucho tiempo que se viene pensando en este compromiso y en ganar al tradicional adversario", refleja Castillo.
Gran pasión por el partido
Noche antes
Para ingresar al viejo estadio Siles había que dormir en las inmediaciones noche antes.
Resistente
A Cárdenas le decían “el ocho pulmones” porque “correteaba toda la cancha, era incansable".
Puntero
Castillo era puntero derecho, “pero por jugar podía hacerlo en cualquier puesto”
Jugadores tenían que trabajar en otro lado
Si de recordar tiempos pasados se trata, los futbolistas de antes no eran como los de ahora en cuanto a dedicación a su actividad futbolística. En la actualidad se habla de profesionales durante las 24 horas, sin pensar en otras actividades. En años anteriores, en cambio, había que ser también funcionario de una empresa para poder vivir.
Por ejemplo, Fortunato Castillo recuerda que trabajó en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, en la Corporación Minera de Bolivia y en la Administración de la Renta Interna. "Los que jugábamos teníamos que adecuarnos a los horarios, había que buscarse la vida. Lo que se pagaba a un jugador no era lo suficiente y nuestros horarios eran especiales".
Cárdenas fue funcionario durante 30 años de Teléfonos Automáticos Sociedad Anónima, hoy Cotel y se sacaba tiempo para jugar en el Tigre. Un dato que no deja de llamar la atención es que siendo jugador de un club se presentó al servicio militar obligatorio. Lo destinaron a Cochabamba y ese año jugó en Aurora, sin que hubiera negociación entre instituciones.
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