Entre junio y julio la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) realizará un trabajo de investigación social con el objetivo de contar con un “mapa crítico” que conduzca a visualizar los problemas y plantear formas prácticas de solución que puedan ser parte de una política de Estado, a fin de superar los males crónicos que se manifiestan especialmente en la notoria falta de generación y renovación de futbolistas con formación y capacidades competitivas en el ámbito profesional.
La iniciativa está a cargo del periodista Julio Peñaloza Bretel, que en su calidad de asesor de Comunicación Institucional del ente máximo del fútbol nacional, ha propuesto un plan de trabajo que cuenta con el respaldo del Comité Ejecutivo de la FBF y que consiste en realizar un levantamiento de información que permita saber con precisión cuáles son los caminos a seguir “más allá de la palabrería de los manifiestos circunstanciales y oportunistas que se refieren siempre al diagnóstico, pero que nunca se traducen en las formas de atacar las debilidades ya conocidas”.
Durante los próximos dos meses, Peñaloza entrevistará a dirigentes de clubes ligueros, asociaciones, directores de escuelas de fútbol, jugadores y exjugadores agremiados, cuerpo técnico de la selección, autoridades nacionales y departamentales, y personalidades con conocimientos y criterios que contribuyan a contar con un documento que servirá como base de una propuesta para la formulación de una política pública en la que el objetivo es involucrar a las instancias gubernamentales nacional, regionales y municipales.
“Insistir en que el problema del fútbol boliviano pasa solamente por recambios en sus cúpulas institucionales es rehuir el más grande desafío que consiste en trabajar en la base de la pirámide, desde la escuela, el colegio, las escuelas de fútbol y las organizaciones barriales”, afirma el autor de esta iniciativa que tiene como primera hipótesis de trabajo que la principal falencia del fútbol boliviano está relacionada con la falta de formadores, de profesores y preparación deportiva con conocimientos actualizados. De manera terminante Peñaloza está convencido de que si se tienen campos de fútbol en todo el país, pero sin profesionales que justifiquen su existencia, los lamentos de siempre no podrán ser superados.
El comunicador, que es desde hace meses funcionario de la federación, recuerda que la base de la selección nacional clasificada al Mundial de Estados Unidos en 1994 estuvo sustentada por la escuela Enrique Happ de Cochabamba, ya desaparecida, y la Academia Tahuichi Aguilera, de Santa Cruz, de las cuales el fútbol boliviano pudo beneficiarse gracias a la formación de “por lo menos dos generaciones de excelentes futbolistas con destacadas actuaciones en importantes clubes de Sudamérica y Europa”.
El trabajo investigativo de la FBF se traducirá en una publicación que contemplará las líneas conceptuales más importantes que resulten de las averiguaciones a realizarse en todo el país que titulará Para una política de Estado del fútbol boliviano.
Deficiente formación conspira contra las nuevas camadas de futbolistas
Un aspecto importante en el trabajo investigativo que emprenderá la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) está relacionado con el perfil sociocultural y la formación integral del futbolista boliviano. En ese contexto, Peñaloza considera que otro de los factores que conspira para generar nuevas camadas de buenos jugadores tiene que ver con una formación deficiente que permite considerar que con algunas habilidades la ruta hacia el éxito está garantizada, cuando en realidad el talento es nada más que la base de partida para contar con futbolistas hechos y derechos.
En ese sentido, el sistema educativo boliviano en general y el de la educación física en particular son los que no ayudan a que los jóvenes con ambiciones de llegar a convertirse en jugadores profesionales incorporen en sus experiencias cotidianas, inquietudes que vayan más allá de los conocimientos básicos con los cuales se desenvuelven en la cotidianidad.
En esta línea de reflexión, es bueno recordar que el actual entrenador de Blooming, Néstor Clausen, dijo, cuando dirigía a The Strongest en 2004, que el futbolista boliviano no sabe descansar, aspecto esencial que forma parte de la conciencia de un buen profesional que sabe que un futbolista debe serlo durante las 24 horas del día, pues sus obligaciones diarias están relacionadas con el cuidado corporal y mental para rendir en las mejores condiciones posibles en los campos de juego.
Según Peñaloza, es en esta materia donde se encuentra el problema neurálgico y en el que debe intervenir de manera decisiva el Estado boliviano a través de sus instancias, fortaleciendo los eventos de unas competencias deportivas nacionales que duran un par de semanas, por planes de trabajo sostenidos en el tiempo que le han permitido, por ejemplo a Venezuela, convertirse en una realidad futbolística competitiva en el concierto sudamericano, cosa que pudo comprobarse en la Copa América 2011 y en estas eliminatorias que conducen a Brasil 2014.
Trabajo durará dos meses en todo el país
El asesor de Comunicación Institucional de la FBF, Julio Peñaloza, visitará todo el país con el propósito de entrevistar a personas entendidas en la materia para que contribuyan a elaborar el documento.
Formación
Mediante el trabajo de investigación se detectarán los mayores problemas y se propondrán las principales soluciones. A partir de ahí se hará una labor para conseguir mejores resultados en la formación.
En 1994 era un buen momento para generar políticas sólidas
Julio Peñaloza Bretel, que fue el jefe de Prensa de la selección boliviana en el Mundial de 1994, considera que ese era el momento clave para generar políticas públicas sólidas en materia deportiva, debido a la gran efervescencia nacional que produjo la primera clasificación a una copa del mundo con “un proyecto bien dirigido, favorecido por una huelga de jugadores, pero que posteriormente fue debilitándose debido a que lo único que se dejó como herencia fue el edificio sede de la FBF en Cochabamba y no en primer lugar líneas matrices para comprometer al gobierno de turno a preocuparse por el desarrollo del deporte en Bolivia”.
La calidad futbolística boliviana expuesta en la arena internacional en las eliminatorias de 1989 y 1993 se prolongó hasta la Copa América 1997 realizada en nuestro país, con la selección nacional como anfitriona y finalista que debió resignarse a obtener el subcampeonato al ser vencida por Brasil en La Paz.
A partir de entonces, con rarísimas excepciones, el país no genera futbolistas de alta competición como sí sucede con vecinos como Perú y Chile, que tienen valores destacados actuando en ligas europeas como la alemana y la española.
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