La Razon
El 17 de marzo de 2009, la zona alteña de Villa Ingenio estrenó con bombos y platillos su cancha con césped sintético. Fue una obra con una inversión de más de $us 40.000 para incentivar la práctica del fútbol. Pero, cuatro años después, afloran las denuncias de malos manejos económicos y de uso restringido del espacio deportivo, porque ahora sólo accederían aquellos que pueden pagar el alquiler de Bs 100 por hora.
El director de Deportes de la Alcaldía de El Alto, Édgar Maraz, revela que la liga de este barrio alega que recibió, hasta ahora, Bs 50.000 por el arrendamiento del predio, cuando en otros campos los ingresos ascienden, en promedio, a Bs 120.000 anuales. O sea, haciendo funcionar la calculadora, el monto recaudado debería llegar al menos a Bs 480.000 por las cuatro gestiones de funcionamiento. En resumen, se desconoce el paradero de aproximadamente Bs 430.000. “No se sabe dónde ha ido a parar ese dinero, en Villa Ingenio se realizará una intervención con el Concejo y el ejecutivo municipal”, anticipa.
Las canchas de fútbol con hierba artificial han relegado a las con grama natural o con tierra en los últimos años. No obstante, según fuentes de Informe La Razón, ello ha traído consigo el aumento de los precios del alquiler —bajo el alegato de los costos del mantenimiento y del personal, entre otros—, los riesgos de actos de corrupción incentivados por la ausencia de control por parte de los gobiernos municipales o el incumplimiento de las normas ediles, e inclusive el enmallado de estos espacios deportivos para evitar el ingreso de “particulares”, es decir, de aquéllos que no pueden pagar los arrendamientos.
El meollo del problema se encuentra en El Alto. Maraz no duda en afirmar que la mitad de los 14 campos alteños con pasto sintético arrastra denuncias de deficientes manejos económicos y/o el incumplimiento de la orden de destinar dos horas, en la mañana y en la tarde, para que los niños puedan acceder gratuitamente a estos lugares que son administrados por juntas vecinales y ligas barriales; el único que está bajo tuición del gobierno municipal es el estadio Cosmos 79, en la zona del mismo nombre, porque es de categoría A: apto para las competencias departamentales, nacionales e internacionales.
Aparte del terreno de juego de Villa Ingenio, el funcionario comenta que otro que está en la mira por una serie de irregularidades es el denominado Maracaná, en Villa Dolores. Ambos fueron construidos con el financiamiento del programa gubernamental Bolivia Cambia, Evo Cumple, el principal impulsor en la edificación de escenarios deportivos con césped artificial. De acuerdo con los datos proveídos por la Unidad de Proyectos Especiales (Upre) del Ministerio de la Presidencia, desde 2007 se instalaron 87 canchas de este tipo en siete departamentos, excepto Santa Cruz y Pando: 77 con hierba sintética (ver infografía) y diez con grama natural.
Las estadísticas entregadas a Informe La Razón muestran que La Paz es el más beneficiado con los campos con pasto artificial, con 44 de los 77, de los cuales 14 fueron construidos en El Alto y uno en la localidad de Viacha. Le siguen Oruro, con 14 canchas; Potosí, con diez; Cochabamba, con tres; Chuquisaca, con tres; Tarija, con dos; y Beni, con uno. La representante de la Upre en Oruro, Gladys Escóbar, informa que para la puesta en marcha de cada una de estas obras se invierte, en promedio, entre Bs 1,7 millones y Bs 1,9 millones.
Las quejas sobre la deficiente administración en estos espacios de recreación llegaron a oídos de las autoridades en el Palacio de Gobierno. No en vano, en actos de inauguración en las áreas urbanas y rurales, el presidente Evo Morales pidió que se evite que estos espacios deportivos se conviertan en un botín para emprender negocios mediante los elevados costos de arrendamiento que hacen espantar, sobre todo, a la juventud; incluso criticó la labor de dirigentes y gobiernos municipales que pretenden obtener réditos económicos en el rubro, y además solicitó a los burgomaestres reglas claras para evitar estos hechos ilícitos.
Tanto llegó el cántaro a la fuente que el Mandatario suspendió, en algún momento, la habilitación de estos escenarios por las denuncias. El director de la Upre, Víctor Almanza, señala que su institución no ha recibido casos de mala administración en estas canchas, ya que este manejo escapa de su responsabilidad. Eso sí, remarca que “es una lástima que personas u organizaciones aprovechen esta oportunidad para lucrar y, si bien es necesario un pequeño fondo para el mantenimiento y operación de estos espacios, se debe definir quién asumirá estos gastos; por el momento es responsabilidad de los beneficiarios determinar la forma”.
La tutela de estos campos recae, generalmente, en las alcaldías. Aunque la mayoría opta por la delegación de esta prerrogativa a juntas de vecinos y ligas zonales —como ocurre en El Alto y La Paz—, las cuales deben cumplir requisitos para asumir esta obligación, como la rendición de cuentas a los habitantes de sus barrios. Sin embargo, la falta de fiscalización sobre los recursos económicos conseguidos por los administradores es una de las principales cuentas pendientes. Así ocurre en la urbe alteña, afirma Maraz, quien acepta el incumplimiento de las normativas ediles.
Igualmente hay dificultades en la ciudad de Cochabamba. Allí las quejas involucran a las Organizaciones Territoriales de Base (OTB), creadas por la Ley de Participación Popular, una definición que engloba a los pueblos y las comunidades indígenas, y las juntas vecinales. “Siempre existen denuncias por el manejo discrecional de las OTB (en las canchas de fútbol con pasto sintético) y, por ello, estamos realizando un seguimiento a las mismas”, afirma Ascensio Sansusty, encargado del Departamento de Deportes de la Alcaldía de Cercado.
Pero, ¿a cuánto ascienden los ingresos en estos escenarios deportivos destinados al fútbol aficionado? El costo de alquiler en La Paz, El Alto y Cochabamba está entre Bs 50 y Bs 200 por hora. Paralelamente, Maraz ratifica que el promedio de la recaudación mensual llega a Bs 10.000, o sea, Bs 120.000 anuales en El Alto. Esto es ratificado por el cuidador del campo de fútbol del barrio de Villa Exaltación, Juan Ibáñez. “Es variable, a veces es Bs 10.000; por ejemplo, el primer mes alcanzó a Bs 4.000, luego Bs 5.000 y así sucesivamente. Del total, 12% va a la junta de vecinos”.
El uso del terreno deportivo cuesta Bs 65 por hora. Pero el presidente vecinal de Villa Exaltación, Jesse Montoya, niega que se reciba un porcentaje de los beneficios. “Todo se define en una asamblea”. Subraya que personal de la Alcaldía y de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) accede gratuitamente al sitio cada jueves y viernes, de 12.00 a 14.00; que se cancela Bs 500 mensuales a cada uno de los cuatro “cancheros”; que se compró un cuadratrack por $us 2.100 y que se renovará el relleno de caucho con $us 7.000. “Tenemos Bs 37.000 ahorrados”.
En Villa Ingenio tampoco hay datos sobre las inversiones en su cancha con hierba artificial. “Nunca se hizo una auditoría, ni hubo avance en cuanto a mejoras en los baños, las construcciones de graderías, el mantenimiento. Ingresa tanto dinero y no se sabe dónde ha ido a parar”, protesta Maraz. “En un día tenemos ocho horas de alquileres, pero los administradores solamente hacen figurar cuatro. ¿Dónde están las cuatro restantes?”, agrega. El cuidador del campo, Rufino Blanco, evita hablar sobre el tema y responde que no es el único responsable en el manejo del escenario.
Santiago Marquez, representante del Distrito 3 en el Comité de Vigilancia de El Alto, confirma que hay escenarios con grama sintética que tienen denuncias de mala administración, falta de mantenimiento e inclumplimiento de los horarios destinados para la práctica gratuita del deporte por parte de niños y jóvenes; entre ellos resaltan los de Villa Ingenio y de Villa Dolores. Sin embargo, aclara que no se debe culpar a todos los administradores por los errores de algunos.
“Pedimos al alcalde Édgar Patana que nos dé nombres y apellidos de los involucrados para que la Fejuve instaure un proceso y sean castigados con la ley anticorrupción”.
El Reglamento Municipal para el Uso y Administración de Campos Deportivos de Propiedad del Gobierno Municipal Autónomo de El Alto, aprobado hace dos años, establece que tanto las ligas como las juntas barriales deben pugnar por la administración de estos campos; que deben pagar un porcentaje de sus ingresos a la Alcaldía; extender recibos registrados, aprobados y numerados por la Dirección de Promoción del Deporte del municipio y que los menores tengan acceso gratuito de lunes a viernes, dos horas en la mañana y otro par en la tarde. Pero Maraz admite que estos lineamientos no son cumplidos en los terrenos de fútbol observados.
CANDADOS. Otro de los problemas en El Alto y La Paz es la existencia de canchas con pasto artificial que cerraron sus puertas a la juventud, inclusive cercaron con alambrado su perímetro. “Si hubiésemos sabido que ponerle césped artificial a alguna cancha implicaba cerrarla, no habríamos permitido que lo instalen”, sentencia el concejal municipal paceño Jorge Silva, quien recibió quejas en las zonas de Munaypata, Pampahasi y Vino Tinto. Por ello, presentó un proyecto de ley al Concejo Municipal para establecer el acceso gratuito e irrestricto a los espacios deportivos que son propiedad de la Alcaldía paceña.
Informe La Razón visitó siete escenarios con hierba sintética en las dos ciudades y en cinco de ellas constató que se encuentran enmallados, no cumplen los horarios destinados a los menores de edad y no se hacen mejoras en la infraestructura, pese a las recaudaciones. Por ejemplo, en el barrio paceño de Vino Tinto, los pequeños del colegio Jacqueline Keneddy no pueden utilizar la cancha. “En los 13 meses que estoy como directora sólo nos cedieron el campo una vez, por dos horas, pero los escolares tardaron más en cambiarse que en jugar y, luego, nos sacaron”, se queja Sara Miranda, mientras mira desde la malla olímpica el espacio deportivo, a metros de su escuela.
Jóvenes de la zona paceña de Munaypata, que en 2008 estrenó su escenario de fútbol con grama artificial, critican a los “cancheros”. “No jugamos porque no podemos reunir los Bs 100 para una hora”, afirma Benjamín. Su amigo Nelson añade: “Antes jugábamos aquí, ahora se molestan incluso cuando nos apoyamos en el alambrado”. William es más contundente. “Aquí solamente juegan quienes tienen dinero; cuando la cancha era de tierra se pagaba Bs 50, ahora es caro”. Mientras en Villa Copacabana, el encargado del campo deportivo —quien evita brindar su nombre— responde, tajante, que los únicos que pueden entrar son aquéllos que pagan Bs 150 por una hora de arrendamiento.
En la ciudad de La Paz se maneja que hay al menos 13 escenarios con pasto sintético: ocho tutelados por la Alcaldía y los otros, por las juntas vecinales. La directora de Deportes de la comuna, Jannet Ferrufino, indica que en los campos administrados por su entidad existe “la hora del vecino”, que habilita gratuitamente estos espacios para la ciudadanía y, paralelamente, funcionan las escuelas municipales de fútbol. La autoridad llevó a Informe La Razón a visitar algunas canchas para demostrar el cumplimiento de estas medidas que se encuentran reglamentadas por una norma.
Intervención. Las observaciones provienen del concejal opositor Silva. En su propuesta legal arguye lo siguiente: “Se considera que los campos deportivos y las áreas recreacionales (canchas con césped artificial y con tierra, para fútbol sala y/o polifuncional) se han convertido en espacios con fines de lucro, dejando de lado el deber de incentivar y fomentar la práctica del deporte. (Estos sitios) deben ser de uso irrestricto, lamentablemente, en la actualidad son administrados bajo normas de un sistema privado con fines de lucro y, peor aún, que dichos administradores cobran indiscriminadamente por el uso y acceso a dichos campos deportivos”.
Afirma que, según el Informe 233/2010, se paga Bs 100 por el alquiler de una hora en las canchas con hierba sintética y “de acuerdo con un análisis de costo-beneficio financiero el promedio de ingreso de un campo deportivo es de Bs 12.539 y el mantenimiento mensual asciende a Bs 7.308.24. Del análisis que precede se puede observar que el ingreso mensual por los campos deportivos de propiedad del Gobierno Municipal de La Paz es mucho más alto que el egreso por mantenimiento mensual”. Éste es su alegato para pedir la apertura de estos escenarios, de lunes a viernes, y que los fines de semana se cobre el arrendamiento a las ligas zonales.
En El Alto, Maraz revela que imperan las quejas por la no aplicación de los horarios libres para los niños y los jóvenes que desean acceder a los campos con grama artificial, o porque se habilitan horas incómodas en las que los menores no pueden asistir por falta de seguridad. “Abren la cancha alambrada de 18.00 a 19.00, pero a esa hora es peligroso mandar a los pequeños y no hay iluminación artificial”, cuenta Javier Siñani, vecino de la zona de Alto Lima. El otro horario es de 06.30 a 08.00, cuando el termómetro marca tres grados bajo cero. Allí, los interesados deben pagar Bs 100 por hora. “Hace ocho años se jugaba libremente, ahora no”, dice el muchacho José Hilari.
El día de la visita de Informe la Razón al barrio alteño de Villa Exaltación, los candados dominaban el escenario deportivo, mientras en la cancha Maracaná, de Villa Dolores, los baños estaban inutilizables, pese a las recaudaciones del arrendamiento. Y en Villa Ingenio, un grupo de infantes estaba condenado a mirar los partidos desde la malla olímpica. Para Márquez, del Comité de Vigilancia de El Alto, la Alcaldía debe obligar a que los administradores de estos terrenos de juego con pasto sintético entreguen un informe anual sobre sus ingresos y egresos, sobre todo en aquellos sitios que tienen denuncias en contra.
La viceministra de Transparencia y Lucha Contra la Corrupción, Jessica Saravia, adelanta que las puertas de su despacho están abiertas para recibir las quejas de supuestos malos manejos económicos en estos sitios, para impulsar investigaciones. “Hay que aclarar algo: el control social no significa que no se rindan cuentas. Además de cobrar una entrada (alquiler del servicio), ese pago debe mejorar el campo deportivo”. Hasta esta repartición sólo llegó el caso de un supuesto hecho de corrupción que involucra a la cancha con hierba artificial en la localidad de Caracollo, en Oruro.
“La Alcaldía de El Alto nos habló de administrar estas canchas, pero es muy mala administradora”, comenta Marquez, quien agrega que se debe seguir el modelo del espacio deportivo de la zona Mutual La Primera, en el Distrito 3 alteño. “Allí todo lo recaudado pasa a una entidad financiera, se entregan recibos, cualquier vecino puede solicitar un informe y de lunes a viernes se brinda horarios para el acceso libre de los menores. Se debe impulsar un mayor control social y fiscalización por parte del gobierno municipal”. Por su parte, Maraz anuncia que la Dirección Municipal de Deportes intervendrá las canchas observadas y que se afina un reglamento complementario que contenga un manual de funciones para los administradores de éstas. “El documento ya se encuentra en el Concejo Municipal y será aprobado en unos días”.
No hay datos sobre número de campos deportivos
No existe un relevamiento oficial sobre el número de canchas con césped sintético en el país; más aún, ni de la infraestructura que sirve para la práctica del fútbol, de acuerdo con autoridades consultadas por Informe La Razón, quienes señalan que esta información es clave para diseñar políticas que beneficien, principalmente, al fútbol aficionado y al desarrollo de nuevas promesas en este rubro.
El Gobierno ha tomado la batuta en la construcción de campos de juego con hierba artificial en los últimos años; eso sí, hay algunos emprendimientos financiados por gobernaciones y alcaldías. El Bolivia Cambia, Evo Cumple es el sostén del boom de estos escenarios deportivos. De acuerdo con la información proveída por la Unidad de Proyectos Especiales del Ministerio de la Presidencia, este programa invirtió en la edificación de 77 canchas.
Políticas. El presidente de la Asociación Nacional de Fútbol, Jorge Justiniano, señala que no se cuenta con guarismos sobre las canchas con grama sintética en el país. “Sabemos que las entregaron a sindicatos sociales, músicos y otros, pero a nosotros que manejamos las divisiones menores del fútbol no nos dieron una”, comenta, al referirse al Bolivia Cambia, Evo Cumple. Critica que la Ley del Deporte habla del acceso irrestricto a estos campos, pero que “casi nadie” la cumple.
El líder de la Asociación de Fútbol de La Paz, Wálter Torrico, sostiene que no hay cifras sobre los escenarios de fútbol. Mientras el encargado del Servicio Departamental del Deporte (Sedede) de La Paz, Alberto Alvarado, recomienda “un relevamiento de información de todos los espacios deportivos con pasto artificial que tiene el departamento. Hay que identificar a quién corresponden, quiénes son los administradores y reglamentar su empleo”.
Su colega del Sedede de Cochabamba, Ronald Calizaya, tampoco conoce datos sobre el tema. “Nosotros tenemos las canchas auxiliares con césped natural, que las damos por Bs 25 la hora a los clubes de la asociación y Bs 50, a particulares; estamos proyectando tener una con hierba artificial”. El director de Deportes de la Alcaldía de Santa Cruz, Juan Carlos Almanza, igual no posee estadísticas sobre este asunto.
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