Francisco Xabier Azkargorta Uriarte cumplirá el jueves 60 años. El vasco, técnico de la selección nacional, nació en Azpetía, España, el 26 de septiembre de 1953.Es el hombre que guió a Bolivia en 1993 a clasificarse al Mundial de Estados Unidos del año siguiente, donde también la dirigió. Y casi 20 años después ha vuelto a ese cargo, pero además decidió, por varias razones, quedarse a vivir en el país.
También médico de profesión, el “Bigotón” —así bautizado en 1993 en Bolivia— accedió a una entrevista diferente. Eso sí, pidió que fuera vía correo electrónico: “mándenme las preguntas y yo se las respondo”. Se volvió a enamorar. Una mujer cruceña conquistó su corazón y admite que hasta tienen planes de matrimonio.
Cuenta cómo era de niño, e incluso de sus luchas por la igualdad social, además de su corta carrera como futbolista. Hace 21 años dejó de ejercer como médico para dedicarse íntegramente al fútbol. A punto de soplar la vela de su torta cumpleañera, el vasco también tiene algunos deseos.
— ¿Qué siente al cambiar de dígito en este su cumpleaños?
— Nada especial. Antes podía decir que tenía cincuenta y tantos años, ahora ya no; es como los precios en las tiendas: 99,99 en lugar de 100, pero la gente comenta que vale noventa y tantos.
— ¿Usted cree que en un cumpleaños se suma un año más de vida o uno menos?
—Sin duda, un año más de vida, de experiencia y también de nuevos amigos. Asimismo se suman enemigos, pero ése es más un problema de ellos.
— ¿Qué le gustaría recibir de regalo el jueves?
— Que me sigan dando mucho amor y mucha más tolerancia. Ser tolerantes es nuestra asignatura aplazada.
— ¿Qué recuerda del Xabier Azkargorta niño, con su familia o el escolar y el universitario?
— Una vida normal, con juegos, amigos y travesuras. Del universitario, muchas luchas políticas, pues eran los últimos años del dictador Francisco Franco. Mi padre fue preso político por luchar contra la dictadura militar en la postguerra española.
— ¿En qué momento de su vida notó que el fútbol le gustaba?
— Cuando estuve en el internado de los Jesuitas, lo descubrí junto al latín y el francés, con 10 años de edad. Declinaba y gambeteaba.
— Usted es exfutbolista, entrenador y médico. ¿Esas tres profesiones que remarcan su curriculum lo hacen una persona inteligente?
— Estudié medicina deportiva. No me considero inteligente. Puede que sea constante y organizado.
— ¿Qué hizo para combinar el fútbol con la medicina?
— Dividir el día en tres grupos de ocho horas. ocho para dormir, ocho para trabajar y ocho para estudiar, todo de forma organizada.
— ¿Qué puede contar de su faceta como médico?
— Tengo anécdotas divertidas. Cuando me tocaba urgencias a veces me ponía la bata de otro doctor. El paciente se quedaba mirando y decía que me parecía mucho al entrenador de fútbol. Yo decía que era su hermano. Soy muy estudioso de la anatomía y fisiología, y me encanta la digitopuntura que aprendí en Japón.
— ¿Cuándo dejó de ejercer la medicina y por qué tomó esa determinación?
— En 1992, antes de venir a Bolivia. Es una profesión demasiado absorbente. Pero me encanta seguir estudiando, sobre todo las lesiones deportivas y la fisiología del ejercicio junto a la biomecánica.
— ¿Cómo cambió su vida cuando lo llamaron de Bolivia y decidió venir?
— Cambió totalmente. Hay en mí dos personas que nada tienen que ver, una antes de Bolivia y otra después de venir a Bolivia. Me supuso una cura espiritual. Tantas culturas y etnias distintas me hicieron sentir muy poquita cosa.
— ¿Cómo ha celebrado sus cumpleaños en Bolivia?
— Siempre rodeado de gente amiga. El año pasado Aracely Saucedo (su novia) me organizó una fiesta inolvidable.
— ¿La clasificación al Mundial fue lo mejor que le pasó en su carrera deportiva?
— Mi debut como técnico de primera división en España con 29 años fue lo mejor. Ganamos con el Español de Barcelona al Sevilla por un gol a cero. La clasificación al Mundial fue espectacular y emotiva, y tuvo más eco, pero no fue lo más importante.
— ¿Por qué decidió volver a Bolivia después de tantos años?
— Estando en Madrid me llamó el presidente Evo Morales por medio de la embajadora Carmen Almendras y me propuso volver para hacer un plan de desarrollo del fútbol y además me enamoré de Aracely. Luego, los proyectos no se desarrollaron y residiendo esos meses en Santa Cruz vino la oferta de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF). A pesar de que todos me recomendaron que no aceptara lo hice y aquí estoy, tratando de hacer un trabajo a futuro.
— Poco después de ser designado técnico de Bolivia dijo en una entrevista televisiva que pensaba en naturalizarse boliviano, ¿ya comenzó los trámites?
— Eso sigue su curso. Estoy en mi segundo año de residencia como cualquier otro ciudadano extranjero. No hay ninguna cosa excepcional ni especial.
— Después de la clasificación al Mundial el Gobierno le entregó el Cóndor de los Andes, ¿dónde guarda esa distinción?
— En un lugar especial, pues es muy grande. A veces llevo el distintivo del botón verde en la solapa del saco. En una recepción del Rey de España a Evo Morales en el Palacio Real coincidimos el Rey y yo con el botón verde.
— Durante el éxito de Bolivia (1993-1994) a usted lo reconocieron, distinguieron y le dieron muchos presentes ¿los conserva en algún lugar especial?
— Conservo algunos, pero no soy amigo de guardar cosas, prefiero llevarlas en el corazón.
— ¿Tiene planes de boda con su novia, Aracely Saucedo?
— Cuando uno está enamorado siempre hace planes para vivir juntos y casarse.
— ¿Qué les dice a sus nietos cuando tiene la posibilidad de hablar con ellos?
— No hablo mucho con ellos pues son pequeños y tengo ya siete nietos. A los mayores siempre les recalco que aprendan mucho y sean buenas personas.
— ¿Es alguno más mimado que el otro?
— La verdad es que no. Dicen que la hija de mi hija, Ona, se parece muchísimo a mí. Acaba de cumplir un año en agosto.
— ¿Alguno de sus hijos siguió la carrera de medicina o es deportista como lo fue usted?
— La deportiva no; mi hija Alejandra es ginecóloga.
— ¿Cómo era Xabier Azkargorta de futbolista? ¿Qué posición ocupaba en la cancha y cuál era su perfil?
— Todos decían que era muy táctico y me movía muy bien. Jugaba de delantero centro, pero jugué en varias posiciones. Era muy disciplinado y físicamente inagotable, me cuidaba mucho.
— ¿Fue un jugador técnico, temperamental, de garra? ¿Hizo goles?
— Muy táctico y temperamental. Y siempre fui goleador en mis equipos.
— ¿Cómo se considera Xabier Azkargorta como persona?
— Una persona sencilla, con inquietudes sociales y a quien le gusta la justicia y odia la envidia y la corrupción, y todo lo que se logra a través de ella. Cuando la corrupción forma parte del modus operandi de una profesión es una tragedia. Trato de leer mucho para evitar la fuerza de la ignorancia. Hay demasiado ignorante dando lecciones no sé exactamente de qué y están muy enfermos de importancia.
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