La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) le dedicó un homenaje al periodista boliviano Lorenzo Carri en el último número de la revista que circula a nivel internacional. La nota, escrita por el colega Jorge Barraza y que titula “El maestro de los periodistas” (bolivianos), dice textualmente lo siguiente:
“El 25 de abril fue un día de duelo para el periodismo sudamericano por el fallecimiento de Lorenzo Carri en La Paz. Nacido en Argentina en 1933, se radicó en Bolivia hace 54 años. Trabajó en Radio Deporte, Pratel, los diarios Presencia y Hoy, dirigió la red de televisión ATB y el periódico La Razón.
Si se pudieran combinar en una coctelera elementos como capacidad, sobriedad, honestidad, estilo, rigor y mesura, todo en buenas cantidades, el resultado que obtendríamos sería Lorenzo Carri. Periodista de antes, cuando no había facultades de comunicación y los cronistas se fraguaban en el empirismo de las mismas redacciones. ¡Y qué bien terminados salían...!
Uno llegaba de muchacho a ese mundo fascinante de bohemia, humo de cigarrillo y máquinas de escribir, le daban el saludo, un par de indicaciones y lo mandaban a la calle a buscar la noticia, o a crearla. Pero ¿qué hago, maestro…? “Usted mire bien, escuche, anote todo lo que vea, después viene y lo escribe”, era la sencilla recomendación del jefe. Así se horneaban los jóvenes cronistas. Poca universidad y mucha calle. Se hacía camino al andar.
En ese ambiente se formó Lorenzo Carri, periodista de los que dignifican la profesión. Luego se ocupó con generosidad de transmitir la sabiduría de aquellos pioneros de la noticia a bandadas de aspirantes que poblaron varias redacciones paceñas.
Cuesta ser objetivo en su caso. Siempre hemos tenido por asumido que cuando alguien necesitaba un dato preciso del fútbol boliviano, una opinión sensata, una orientación acertada, había que recurrir a él. “Llamalo a Lorenzo, es palabra santa”.
¡Y qué rectitud! Una vez, ya entrados en confianza, admitió a regañadientes que de joven le gustaba Estudiantes de La Plata. Pero que era algo lejano, ya no abrigaba sentimientos de hincha. Jamás se hubiese permitido renunciar a su sentido de la imparcialidad. Leer los correos de Lorenzo, la escrupulosidad en la información, la prudencia en el análisis, la prolijidad de su sintaxis, era un deleite.
Elaboró toda su carrera en Bolivia, a esa patria adoptiva dedicó sus mejores afanes. Ahí lo disfrutaron. Hubiera sido crack en cualquier medio.
¡Qué periodista! ¡Y qué persona...! Todos los que fueron sus compañeros también fueron, sin que él se lo propusiera, sus alumnos. ¿Cómo no aprender a su lado...? Es como el gran maestro que en la cancha le dice al muchacho que debuta: “Juegue tranquilo, no se complique, toque y desmárquese”.
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