Después de varias idas y vueltas, y cuando parecía que no se encontraría una salida al asunto, Jorge Decormis, tesorero de Nacional Potosí, fue electo como presidente interino de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, cargo que ejercerá hasta septiembre de este año.
El dirigente potosino llena la vacancia dejada por Mauricio Méndez Roca, quién en diciembre de 2013, renunció al cargo de manera irrevocable, aduciendo motivos personales y de trabajo, luego de más de 10 años de dirigencia en el fútbol.
La buena noticia es que la Liga tiene una cabeza visible, elegida en un Consejo Superior y por lo tanto, la entidad rectora del fútbol profesional boliviano no está a la deriva.
Hasta la elección y posesión de Decormis, era notorio el vacío y a la vez la pugna de poder generada por la renuncia de Méndez Roca, un profesional en administración de empresas, con amplia experiencia en gerencia deportiva, puesta a disposición del fútbol boliviano. Parecía que su ausencia era difícil de llenar.
SIN CONSENSO
En dos sucesivas reuniones del Consejo Superior de la Liga, llevadas a cabo entre enero y febrero, las diferencias entre dos bloques de los 12 clubes ligueros, fue evidente, lo que desembocó en la falta de acuerdo para la elección del nuevo mandamás del balompié profesional.
Es más, a la primera cita no asistieron cinco clubes, lo que produjo falta de quórum, por consiguiente, el primer Consejo Superior correspondiente a este año no podía elegir un titular.
Antes, en diciembre, cuando se produjo la renuncia de Méndez Roca, emergió de manera extraoficial el nombre de Jorge Decormis, como el candidato visible a ocupar la presidencia de la Liga, de manera interina.
El desacuerdo de algunos clubes con la posibilidad de que un candidato considerado “oficialista”, se haga cargo de la presidencia, hizo que fracase el primer Consejo Superior de este año, y lo mismo se puede decir del segundo, aunque algunos dirigentes señalaron de que la segunda reunión fue convocada con otros fines, pero de que hubo lobby, se buscaron consensos, es cierto.
FUE LA TERCERA
Debido a la falta de acuerdo, en el primer Consejo Superior fallido de enero, los dirigentes designaron a Arnulfo Cabrera como presidente interino.
Con el transcurso de los días, aparecieron claramente los candidatos: Jorge Decormis, Carlos Estrada, Walter Zuleta, dirigente de Bolívar y el propio presidente interino Arnulfo Cabrera. De todos ellos, sólo Decormis confirmó su candidatura, mientras que el resto, manejó el clásico discurso político de “ni me brindo ni me excuso”. Así las cosas, no era necesario ser adivino para presumir que el proceso electoral encontraba a los dirigentes (clubes) divididos.
El hecho de que Decormis alcanzara la presidencia de la Liga con el respaldo de siete clubes y que cinco apoyaran la candidatura de Carlos Estrada, confirmó la escisión liguera. Un bloque de siete clubes y otro de cinco, es todo, menos unidad.
Cuando en 2010 Mauricio Méndez fue reelecto como presidente, obtuvo el apoyo de ocho clubes. La pugna de poder acaba dividiendo el fútbol profesional, las consecuencias están por verse.
UNIDAD, EL DESAFÍO DE DECORMIS
Consciente de que su elección no ha transitado por un camino fácil y que el proceso ha dejado a muchos inconformes, el flamante titular de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano Jorge Decormis, admite que su tarea no es fácil y debe estar signada por un mensaje claro para aunar esfuerzos.
“Soy presidente de la Liga, de los 12 clubes, así que trabajaré por lograr la unidad de todos”, sostuvo Decormis, un empresario minero del departamento de Potosí, que cuenta con dos representantes en la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, Nacional Potosí y Real Potosí, el primero clasificó a la Copa Sudamericana de este año.
Decormis es tesorero de Nacional Potosí y en esa condición, está habilitado para optar por cualquier cargo electivo de la Liga.
Su aparición en la arena electoral futbolística fue toda una sorpresa porque no era ninguno de los tres vicepresidentes ligueros, sucesores naturales de Mauricio Méndez Roca, a saber: Arnulfo Cabrera, de The Strongest, Carlos Estrada, de San José y Walter Zuleta, de Bolívar.
No es la primera vez que un dirigente de un equipo alejado del eje central, La Paz, Cochababamba o Santa Cruz se hace cargo de la Liga, lo que muestra la decisión de buscar una tercera vía en la relación de poder.
LAS CUOTAS DE PODER
Cuando Mauricio Méndez Roca renunció de manera irrevocable a la presidencia de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, Cochabamba perdió un lugar preponderante en el manejo de la entidad.
Si de términos regionales se trata, el panorama para el fútbol cochabambino era cuando menos sombrío, tomando en cuenta que no contaba con ninguna de las vicepresidencias, asumidas por The Strongest, con Arnulfo Cabrera, Carlos Estrada, de San José y Walter Zuleta, de Bolívar. Hace poco más de tres meses, Daniel Martínez, de Real Potosí, renunció a la cuarta vicepresidencia por motivos de salud, así que quedaba una vacante.
El último Consejo Superior del viernes 21 de febrero, cuando se eligió al presidente interino Jorge Decormis, brindaba la oportunidad de llenar la acefalía de la cuarta vicepresidencia de la Liga.
La elección recayó en el secretario general de Wilstermann, Rolando López, así, Cochabamba recuperó parte de su poder perdido cuando Méndez Roca era presidente.
El directivo aviador, sostiene empero que los cargos en la Liga no deben ser asumidos como cuotas de poder por regiones o clubes, debido a que se debe pensar en el interés del fútbol nacional. Sin embargo, López admitió que su presencia como dirigente cochabambino da cierto equilibrio a la distribución del poder liguero.
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