Las crónicas casi generalmente giran en torno a la figura. Andrea Pirlo debió robarse esta. Ver la magia en sus pies. Los pases que pone sólo acariciando el balón, seducen cualquier relato. Éste, sin embargo, no es para el italiano. Costa Rica levantó la mano para llevarse las letras. Lo logró.
Se puede hablar de su histórica clasificación. De igual manera de que de ser 'víctima', resultó el victimario. A los grandes lo hizo ver chicos... Y a sus chicos los hizo grandes. Los ticos tienen su mejor versión. Debe respetarse. Está claro que la historia los espera con los brazos abiertos. Brasil puede ser la cuna del nacimiento del nuevo gigante de la zona.
Sería un crimen asegurar que Italia no jugó a lo Italia. También tonto si alguien cree que la Azzurri tuvo un bajo nivel y olvidó su grandeza en vestidores. O que el actor estelar de este capítulo, Andrea Pirlo, se convirtió en coestelar de la trama, ensombrecido por la actuación de los centroamericanos. Sacó su magia, la lució, la presumió, pero ¿quién contra el colectivo?
Costa Rica, en la cancha, simula una mesa de ajedrez en movimiento, sólo que los peones se forman en la última zona del tablero e impiden, desde ahí, cualquier ataque que ponga en peligro a su 'Rey'. Sin embargo, tampoco deben preocuparse por ello, Keylor Navas, es tan seguro que se da el lujo de despejar y generar ataque desde la propia defensa.
La lentitud a veces desesperante de Pirlo contrasta con la velocidad tica en sus desdobles al frente. Bolaños, Borges, Tejeda y Bryan Ruiz se combinan lucha para hacer imposible que los italianos tomen el mediocampo. A su indomable corazón, Bryan le agrega también talento y su gol. Poco y todo.
La 'Pirlodependencia' entonces tiene que cambiar su rostro. Andrea lo mismo se mueve desde el centro de la zaga, que del mediocampo o las laterales. Su vasta experiencia, le permite tener la proyección en el ataque. Mario Balotelli estuvo a nada de coronar uno de esos pases épicos, que si se convierten en gol, hubiera sido 'injusto' felicitar a 'Balo'. Así de grande es Pirlo.
Sin embargo, su grandeza queda rebajada cuando 11 guerreros costarricenses luchan para que en la segunda mitad la marea azul no los ahogue. Ni la entrada de Cassano ni de Insigne lograron inquietarlos. Más inquietante fue ver cómo en la primera mitad el juez chileno, Enrique Osses, se comió un penal del tamaño del, Cristo de Corcovado sobre Campbell. El arbitraje es la calamidad de este Mundial.
No debe ser grato para los italianos escuchar el 'ole' de las tribunas, cuando sus rivales tocaron el balón. Menos ver cómo en forma desesperada, los azules enfrentaban hasta tres rivales sedientos de un balón que no les pertenece en ese momento. Imposible. Tendrían que ser 11 'pirlos'.
Si el árbitro andino hubiera otorgado otros 90 minutos, Italia no hace gol, no obstante que en forma caprichosa determinó que sólo se jugara de un solo lado la segunda mitad. Si Costa Rica no dejó pasar el aire, mucho menos iba hacerlo con Balotelli y compañía.
"El Sí se puede... Sí se puede...", de la gente se convirtió en el "Sí se pudo". Costa Rica le grita al mundo que no es "chico", porque tiene un gran corazón, pero también un buen futbol. ¿Y Pirlo? Se me olvidó, como el tan bien se olvidó de que sin él, Italia puede ser cualquier equipo...
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