(Mario Palafox / enviado) Costa Rica seguirá en Brasil. La nación centroamericana continuará con su relato de éxito en la Copa del Mundo. El equipo de Concacaf ha dejado fuera a tres conjuntos de Europa: Italia, Inglaterra y Grecia; ahora enfrenará a uno más: Holanda. El sueño tico se extenderá hasta los Cuartos de Final, un lugar que no había alcanzado en su historia en este torneo.
Grecia luchó siempre. Su historia de guerreros no les permitía otro final. Perder hasta lo último o ganar con la gloria de sus ancestros. El resultado ya era el máximo en su historia. La definición tuvo que ser así. Tras una lucha de 120 minutos de dos equipos que sorprendieron al mundo futbolístico por competir en los Octavos de Final, el desenlace tuvo llegar desde los 11 pasos. Keylor Navas tuvo que aparecer en cada momento complicado de su equipo y lo hizo para lograr historia en su país.
El arquero de Levante tapó el penal decisivo a Gekas, a quien ya había doblegado en los minutos de juego. Ya le habían metido tres penales. Tenía que parar uno. El portero conocedor de ello, retó a su oponente. Lo miró a los ojos y, tras su movimiento, el balón viajó y la mano del portero centroamericano detuvo el disparo. El grito fue estremecedor en la Arena Pernambuco. Y lo fue todavía más cuando Umaña logró meter el penal decisivo. Bryan Ruiz se tiró al césped. Umaña gritó y salió disparado, sus compañeros lo persiguieron al banderín de tiro de esquina. A él y a Navas. El entrenador colombiano Jorge Luis Pinto miró al cielo para agradecer. Los griegos del otro lado estaban devastados. Tirados en el suelo por el sufrimiento de estar tan cerca. La historia de Costa Rica seguirá, a pesar de que por un momento se puso en pausa.
Los minutos de estudio fueron demasiados
Costa Rica había iniciado el encuentro como equipo local. Los cánticos de su afición lo constataban. "Ticos...Ticos...Olé...Olé...", fue el grito de guerra al inicio del encuentro en Recife. Los jugadores lo entendieron y lo mostraron en los primeros minutos, con la posesión de la pelota, con las llegadas más importantes. La fiesta en la tribuna llenaba de color un encuentro de equipos sorpresivos en la justa.
Pero pasó el ímpetu y los griegos, una raza de lucha constante, ganó terreno, con poco futbol, pero con mucha garra. Karagounis fue el líder del medio campo para apretar y buscar la pelota. El jugador del Fulham gritaba, gesticulaba para que sus compañeros salieran del letargo. Lo consiguió y el partido se emparejó. Fueron los mejores momentos del encuentro. Cuando jugaban de tú a tú los dos equipos.
Costa Rica tenía mejores opciones cuando Bryan Ruiz y Joel Campbell se encontraban. Abrían espacios o los creaban, invitaban a sus compañeros a unirse al festín futbolístico que comenzaban a crear . Los Ticos lo intentaban, pero eran infructuosos, sólo el delantero del Olympiacos tuvo dos opciones al frente. Ninguna de consideración.
El mejor ataque llegó por parte de los helénicos. Un centro por el lado izquierdo, donde Keylor Navas apareció para mantener el empate parcial, después de que atajó un remate de Salpingidis en el área chica, el desvío provocó que la afición costarricense se volviera a prender y su equipo que luchara más por el balón, que había perdido ante los europeos.
La maldición de Concacaf
A pesar de que jugó con un hombre menos durante 25 minutos del segundo tiempo y los 30 minutos de tiempo extra, los ticos mostraron garra y corazón. Bryan Ruiz, uno de sus íconos, apareció con un disparo suave en los primeros minutos del complemento, el delantero del PSV acarició el balón, el cual recorrió lentamente desde el área grande hasta el palo izquierdo de Karnezis. El pulso de los ticos descendió. Las miradas seguían el esférico, parecía un tiro cualquiera, un machucón, pero la colocación venció al arquero griego. El grito de gol de Bryan fue desgarrador. Y el de la afición tica en el estadio también. El delantero salió disparado al tiro de esquina. Sus compañeros lo siguieron.
Parecía consumada la victoria, tenían el balón, el momento del juego. Hasta un penal por una mano de Torosidis en el área no fue reclamada con insistencia. Era penal y la ventaja se podría aumentar. Pero no importó, reconocían que el futbol que estaban desplegando les daba para alcanzar los Cuartos. Grecia se vino abajo. Pero una expulsión los levantó.
Óscar Duarte sumó su segunda amarilla al 66'. El panorama cambió. Grecia se creció y Costa Rica disminuyó. Fue un cambio de juego brusco. A partir de ese momento los centroamericanos buscaron defenderse. No era el mejor plan, ya había ocurrido un desenlace fatal para México ante Holanda con ese guión. El colombiano Jorge Luis Pinto se dio cuenta que sus jugadores no aguantarían el ritmo, a 28 grados centígrados. Empezó a hacer cambios, a refrescar su plantilla.
Costa Rica respondió con ataque. Lo que mejor sabe hacer el conjunto de la Concacaf. Tuvo sus oportunidades. Ninguna de gran peligro. Pero el balón estaba lejos de su arquero. Parecía que tendrían su pase a Cuartos. Pero el guión también se modificó en Recife.
Cuando los ticos en las tribunas ya festajaban y cantaban el pase a Cuartos, de repente llegó el silencio. En el último suspiro, un disparo de Gekas fue escupido por Navas, pero el rebote le cayó a Sokratis, quien remató un fusil. La ilusión tica de llegar a Cuartos de Final se puso en pausa. Y la de Grecia aumentó, como la bolsa de valores. Los activos de los europeos subieron para los tiempos extra y los de los Ticos disminuían tras el hombre menos, parecía mucha ventaja por las condiciones climáticas.
Los tiempos extra
La mejor versión del partido se dio a partir del minuto 105, cuando los jugadores entendieron que se jugaban el pase a Cuartos. El cansancio era demasiado. Aun así pelearon en el primer tiempo extra, pero sólo con una oportunidad clara por parte de Grecia, un cabezazo de Gekas que se fue desviado. Tras tomar agua y escuchar a su entrenador, los dos equipos regresaron al campo de juego con nuevos bríos.
Fue un vaivén ofensivo de los dos equipos en el segundo complemento extra. Los dos conjuntos más con corazón, con desorganización, pero su esfuerzo levantó a la tribuna. "Sí se puede... Sí se puede...", era el grito para los Ticos. Un partido que será recordado por la entrega, a pesar de que Ruiz y Campbell ya no podían por parte de Ticos. Y Samaras por Grecia. Fue una lucha de orgullo, por saber quién podía más a pesar de que ya no quedaba aliento.
Navas se convirtió en héroe en la última jugada, cuando su equipo ya estaba desfondado. Keylor tapó el remate de Mitroglou. Parecía gol. Estaba solo frente al arquero tico, quien al ver a su oponente con la gran ventaja, salió a achicar. Su esfuerzo fue desviar el balón y mandar todo a los penales. La esperanza tica se mantenía.
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