Alemania y Ghana empataron 2-2 en el calor infernal de Fortaleza en un partido que deja casi sentenciado a los 'Black Stars' y al cuadro teutón en el limbo, dependiendo de lo que pase mañana entre Portugal y Estados Unidos. Un partido, que sin embargo, quedará para la historia pues Miroslav Klose alcanzó a Ronaldo como máximo goleador de los Mundiales.
Alemania salió a lo suyo. Rápidamente se posicionó en el campo, pero enfrente tenía a un equipo que se lo jugaba todo, decidido a pasar encima de la 'Mannschaft' para seguir con vida en el torneo. Y casi lo logra. Pasaron 15 minutos y Ghana ya había logrado frenar en seco a los teutones. Alemania cada vez batallaba más en encontrar espacios. Meticulosos, aprovechaban la mínima oportunidad para avanzar. O mejor dicho, Özil, por la banda derecha, intentaba sacar agua de las piedras. Pero en las tres ocasiones en que el del Arsenal logró sacar un centro, se estrelló con la defensa ghanesa.
Con las líneas juntas y en perfecto orden defensivo, los 'Black Stars' impidieron que Müller y Götze llegaran a los balones. Kroos y Khedira intentaban abrirse camino por el centro, pero no había manera. Una y otra vez, Ghana les cortaba el pase. A los 20 minutos, ya habían obligado a Alemania a recurrir al balón largo. A la media hora de juego, Ghana ya se había hecho con el control. Con desparpajo y valentía, pero con movimientos medidos, el cuadro africano robaba balones y emprendía la cabalgata exigiendo a Neuer, que en la primera mitad se lució con dos sendas atajadas a disparos de Muntari a Atsu. El final de la primera parte encontró a Alemania completamente metida en su campo y pidiendo la hora.
Ghana exigía más de lo esperado a los teutones, que para la segunda parte se habían visto en la necesidad de mover ficha. Entro el novato Mustafi por Jerome Boateng, cambio hombre por hombre pero con muchas menos horas de vuelo. También Appiah movió ficha, enviando a un fresco Jordan Ayew por Kevin Prince Boateng.
A los cinco minutos Alemania pudo adelantarse casi por casualidad. Justo cuando más asediaba Ghana, Götze puso tranquilidad entre los teutones cuando, de nuevo por la banda derecha, un pase cruzado encontró la cabeza del '19', que con un remate poco lucidor pero efectivo adelantó a los suyos. No tuvo tiempo Alemania de disfrutar su ventaja, pues cuatro minutos, Andre Ayew demostró que Ghana también tiene pólvora y de que manera. El delantero cabeceó con precisión un pase soberbio de Atsu desde la derecha para poner las tablas.
Alemania intentó reaccionar, pero en lugar de recuperar la ventaja, comenzó a mostrarse más errático, sobre todo en el centro del campo. Eso permitió en gran medida que Ghana diera la vuelta al marcador. Al 63', Ghana aprovechó un regalo de Philipp Lahm, que perdió el balón en la media para que Muntari adelantara el balón para Gyan, que con la seguridad de saber que había ganado ya la partida a Neuer antes de disparar, puso el balón en la red.
Pero si de algo sabe Löw es de plan de emergencias y ni tardo ni perezoso llamó a la artillería pesada. Se guardó a Khedira y Götze y mandó al campo a Schewiensteinger y Klose. El nacido en Polonia, decidido a hacer historia en cuanto pisó la cancha, dio un giro por completo al partido en su primer balón. Cazagoles por excelencia, se encontró con el balón dentro del área. Únicamente necesitó estirar la pierna para empujarlo hasta el fondo de la portería. Misión cumplida, al menos para el atacante, que de esa manera empataba a Ronaldo como máximo goleador en la historia de los Mundiales con 15 goles.
Los últimos minutos fueron de infarto. Lo intentó Alemania en varias ocasiones que Klose falló. Ghana, que no se daba por vencido, apretó en velocidad y buscó los espacios. Pero la zaga alemana había vuelto en sí y, como pudo, contuvo a los africanos para rescatar un punto. Los estragos que causó el calor infernal de Fortaleza se hicieron notar en tiempo de compensación, sobre todo para los teutones, que a duras penas se mantenían en pie. En el último instante, Müller se llevó un 'recuerdito' del partido al desplomarse con una aparatosa herida en la ceja producto de un encontronazo en el aire mientras luchaba por el último balón.
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