Bolívar le puso el celeste a una Buenos Aires que lo recibió con su cara más indiferente. Con una jornada gris y fría, opuesto al microclima de Copa que se respira en Boedo, donde el Mundial parece no haber acabado. Es que la de hoy ante el cuadro paceño es ‘una final’ del mundo para San Lorenzo (18:45). Pero en el seno de la comunidad boliviana el sentimiento no es menor. Allí no interesan los regionalismos ni los fanatismos por Oriente, Blooming o Wilstermann. Ni siquiera por The Strongest. Todos están juntos para apoyar a la academia, que esta noche será Bolivia.
La lluvia que cayó la madrugada de ayer provocó un cambio drástico e inusual en el cuerpo técnico de Bolívar. En lugar de optar por entrenar en el estadio Pedro Bidegain, que albergará el primer duelo entre celestes y azulgranas, la delegación debió trasladarse a un complejo de canchas sintéticas cercano a su hotel en el área de Puerto Madero.
“¿Y estos quiénes son?”, se preguntaban unos. “¿Qué hacen acá los de Bolívar?”, murmuraban otros. A la docena inicial de hinchas bolivaristas (ver la nota del costado), de pronto se sumaron muchos más que, mientras aguardaban su turno para jugar en las canchas de alrededor, veían asombrados la práctica que llevaba adelante Xabier Azkargorta. Allí se pudo ver que el ‘Vasco’ mantendrá el equipo que se sabe de memoria, más Carlos Tenorio. Es decir: Romel Quiñónez; Gerardo Yecerotte, Ronald Eguino, Nelson Cabrera, Luis Gutiérrez, José Luis Sánchez Capdevila; Damir Miranda, Wálter Flores, Juan Miguel Callejón; Juan Carlos Arce y el goleador ecuatoriano.
Por el lado del conjunto local, Edgardo Bauza ya tiene desde el lunes su once inicial: Sebastián Torrico; Julio Buffarini, Mauro Cetto, Santiago Gentiletti, Emanuel Más; Héctor Villalba, Juan Mercier, Néstor Ortigoza, Ignacio Piatti; Leandro Romagnoli; y Mauro Matos. El mismo está afectado por las bajas del defensor colombiano Carlos Valdés (le rescindieron su contrato) y Ángel Correa (operado).
Vale mencionar que los volantes Ortigoza y Piatti llegan con lo justo al cotejo tras superar sendas dolencias, y entre los suplentes estarán esperando su posibilidad el atacante Martín Cauteruccio y el flamante refuerzo Pablo Barrientos, enganche proveniente del Catania, dos cartas que se guardó ‘El Patón’ y de seguro usará en algún momento del encuentro. Sobre todo si Bolívar se aploma en la cancha y le cierra los caminos a un equipo que tendrá el aliento de 40.000 cuervos para estar más cerca de terminar con esa obsesión por ganar la Copa Libertadores.
Ya entrada la noche, el grupo boliviano se dirigió al Nuevo Gasómetro para hacer un breve reconocimiento del campo de juego. Mientras Azkargorta se mostró conforme con el estado del terreno pese al temporal, Tenorio expresó toda su motivación para sacar adelante la serie ante San Lorenzo. “Ya tuve la oportunidad de ser semifinalista con Vasco da Gama y no quiero dejar pasar la chance de ganar la Copa otra vez. Esta es una revancha ”, manifestó.
Algunos piedrazos
Tras su paso por el complejo azulgrana, al salir de allí el equipo vio interrumpida su calma cuando el bus que los llevaba se detuvo en un semáforo del lado que da a la villa de emergencia 1-11-14 y recibió dos piedrazos por parte de vándalos en uno de los costados y que alcanzaron a quebrar una ventanilla, aun contando con custodia policial.
Ahí está Bolívar. A la espera de seguir escribiendo un nuevo capítulo de su mejor historia copera. Su caudal de ilusión es enorme. Motivos sobran.
Hinchas se quieren hacer sentir
“¡Somos bolivaristas de la Argentina, la hinchada con más aguante que no te olvida!”, gritaba La Gran Familia Celeste, un grupo de fanáticos bolivianos residentes en Buenos Aires que acompañó al equipo durante la jornada.
Desde que arribaron al aeropuerto de Ezeiza hasta que se trasladaron a la Ciudad Deportiva de San Lorenzo, los simpatizantes le hicieron marca personal al equipo con cánticos de apoyo que fueron retribuidos con fotografías y autógrafos de sus ídolos. Rotnni Humérez, integrante de la hinchada, dijo: “Nos vamos a hacer sentir, vamos a llevar bombos, banderas, ¡lo vamos a dejar todo por Bolívar!”. Y solicitó: “Queremos ser reconocidos por las autoridades del club y poder hacernos socios para aportar todos los meses”.
Tras el empate del equipo de Tembladerani ante Lanús en mayo, el grupo de amigos realizó una convocatoria a través de distintas radios de la colectividad para organizarse y convertirse en la primera hinchada de un club boliviano en la capital argentina.
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