Presidente, de Cochabamba; secretario general, de Santa Cruz; tesorero designado para la FBF, de La Paz. El cuoteo de los principales cargos no falla y en la Liga se está volviendo a dar. ¿Están los mejores dirigentes? Ésa es la pregunta. En el fútbol boliviano ocurre ese tipo de “repartija” desde hace algún tiempo, después de la implementación de un “pacto de caballeros”. Así, si el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) es de Santa Cruz, el de la Liga debe ser de Cochabamba o de La Paz. O viceversa.
En el anterior directorio liguero sucedió exactamente así con los dirigentes designados para los principales cargos. Con el cruceño Carlos Chávez como presidente de la FBF, el valluno Mauricio Méndez era el de la Liga; el secretario general, Róger Bello, de Santa Cruz; y el tesorero de la FBF designado por los clubes profesionales, primero fue Jorge Pacheco y luego Mauricio González, ambos de La Paz.
A raíz de la renuncia de Méndez a la presidencia de la Liga, y de González a la tesorería de la Federación, por un tiempo esos cargos pasaron a manos de dos dirigentes de Potosí: Jorge Decormis y Eduardo Salamanca. Fue solo una excepción…
Pero no por mucho tiempo, porque la regla ha vuelto —”tú me apoyas, yo te apoyo”—, a partir de la decisión que tomaron ocho clubes de oposición, quienes eligieron el lunes 10 de noviembre en Potosí, sin variar ni un centímetro la “norma” a un Comité Ejecutivo para que conduzca la Liga .
Fernando Humérez, de Cochabamba, fue nominado presidente; Hormando Vaca Díez, de Santa Cruz, secretario general; y Wálter Zuleta, representante de La Paz, tesorero para la FBF. Si bien las procedencias de los dirigentes no cambiaron, sí hay algunas novedades, por el apoyo que dan, con respecto a los clubes a los que representan. En todo caso, Wilster parece tener “fija” la presidencia. La tuvo primero con Méndez y ahora con Humérez.
Pero en los otros cargos importantes, la “pulseada” ha hecho que existan otros colores. Bello fue elegido en su momento siendo dirigente de Blooming —hoy es señalado por ya no representar a ese club—; con la elección en Potosí, la pelota pasa a su clásico rival, Oriente Petrolero, de donde es Vaca Díez.
Hace años, la tesorería de la FBF era “propiedad” de The Strongest, situación que se rompió temporalmente con la aparición de González al mando del ya desaparecido La Paz Fútbol Club; y ahora la cuota ha ido a caer —obra del “grupo de los ocho”— a Zuleta, hombre de Bolívar.
Pero hay quienes (los oficialistas) se la quieren devolver al Tigre. Hasta trascendió un nombre, el del presidente atigrado César Salinas. Sin embargo, según este mandamás, The Strongest se mantiene al margen de la que considera “una lucha de poderes” entre oficialistas y opositores.
Como está por el momento fuera, no le toca nada. Los atigrados ni siquiera son invitados a participar en las reuniones. Lo ratificó el propio Salinas. Mientras tanto, los ocho clubes continúan su defensa a rajatabla por la cuota destinada a Bolívar y a su hombre elegido, Wálter Zuleta, a quien Chávez y compañía no lo quieren ni sentir.
Cuanto más cargos hay es mucho mejor
Hasta 2011, las vicepresidencias de la Liga eran todavía pocas, apenas dos. Cuando Mauricio Méndez fue reelegido para afrontar un nuevo mandato, los ligueros tomaron la decisión de subir el número a cinco. De esa forma, más clubes lograron tener representación en el directorio. Aquella vez, ni Oriente Petrolero ni Bolívar aceptaron entrar en esos cargos, aunque luego, Wálter Zuleta, de la Academia, terminó siendo uno de los vicepresidentes.
Las otras cuatro estaban en poder de: Arnulfo Cabrera (The Strongest), Daniel Martínez (Real Potosí) —quien luego renunció—, Carlos Estrada (San José) y Rolando López (Wilstermann). La oposición logró articular hace unos días una reunión en Potosí, donde procedió a la elección de un directorio al que todavía le falta ser reconocido. Antes de eso, solo eran seis los clubes que estaban de acuerdo en un “proceso de cambio”: Oriente, Bolívar, Wilstermann, Universitario de Sucre, Sport Boys y Nacional Potosí.
Al llegar a la Villa Imperial ya eran nueve con Real Potosí, Universitario de Pando y San José; aunque perdieron a Sport Boys porque, si bien estuvo presente, su delegada no era reconocida por su club. Mientras la dirigencia maneja con firmeza el convencimiento de un discurso “por mejorar el fútbol boliviano con base en un buen proyecto”, las cuotas igual continúan siendo repartidas.
Casualidad o no, tres vicepresidencias fueron a parar a manos de dirigentes cuyos clubes no estaban en principio en el lado de la oposición, sino en el oficialismo, y los elegidos fueron: Marco Ortega (Real Potosí), Ludwing Arciénega (Universitario de Pando) —aunque no estuvo en la reunión y fue representado por un delegado—, y Gregorio Mamani (San José). Las otras dos fueron para dirigentes de Nacional, Róger Mamani y Óscar Hernández.
Claro. Y Universitario de Sucre —club que golpeó el tablero desde un comienzo por el cambio— no se quedó con las manos vacías, pues su dirigente Jorge Laguna fue nombrado tesorero de la Liga (en vez de Eduardo Soriano, de Oriente). En ese directorio no tienen nada los clubes que no se identificaron con el grupo: The Strongest, Blooming, Petrolero y Sport Boys. Así seguirá siendo a no ser que decidan también subirse al carro del poder.
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