En Potosí lo respaldaron en un Consejo Superior. Su posesión es un hecho más allá de los roces y las observaciones de la Federación Boliviana de Fútbol
Tiene 38 años y un gran deseo de ser posesionado lo más pronto posible como el nuevo presidente de la Liga del Fútbol
Profesional Boliviano. Con Jorge Decormis, presidente saliente, ya se pusieron de acuerdo para el traspaso del mando. Sin embargo, un problema de forma y no de fondo que se dio en el Consejo Superior el 10 de noviembre en Potosí ha provocado que haya un comité de transición que puede darle claridad a la reconducción de la entidad liguera.
Entretanto, Fernando Humérez poco a poco está empapándose del manejo administrativo de la Liga. En poco tiempo sabe mucho de los retos que tiene por delante; de eso hablamos con él.
¿Ya se siente presidente?
Sí, hemos tenido una reunión importante con el grupo del anterior Comité Ejecutivo y creo que pronto habrá un acuerdo en beneficio del fútbol profesional boliviano.
¿Ocho o nueve clubes apoyaron su elección?
Fueron ocho clubes que votaron por nosotros en Potosí. En realidad asistieron al Consejo Superior nueve delegados de los 12 que conforman la Liga, pero por un tema legal la representante de Sport Boys debió abstenerse del debate y tampoco pudo votar, ya que se corría el riesgo de invalidar todo el proceso electoral.
Tras ese paso, ahora hay mucho por hacer, como confirmar el fixture de las fechas que le resta por jugar al campeonato Apertura, ¿cuándo piensan reunirse para tratar este tema?
En los próximos días tenemos que hacer la convocatoria para un nuevo Consejo Superior. Ahí definiremos temas técnicos y las deudas impositivas. En otras palabras, tenemos que acelerar los tiempos, pero con legitimidad de gestión. Se está disputando la parte final del campeonato y es importante confirmar las fechas porque hay hasta cinco clubes que están luchando por el título.
Con este ingrediente, ¿hay ansiedad por empezar ya?
Hay ganas y deseos de poner mucho esfuerzo. La ventaja que tenemos es que nos gusta mucho el fútbol. Desde hace 15 años que estoy ligado a mi club (Wilstermann) y realmente me gusta lo que hago.
¿En Wilstermann qué obras importantes dejó?
En Cochabamba hay un empresario muy querido que se llama Ángel Campero Antezana. Yo trabajo con él desde hace mucho tiempo. Es mi compadre. Hace unos años, Wilstermann estaba en una grave crisis económica y lo tuve que convencer para que sea uno de nuestros principales patrocinadores. Aceptó y ayudó con una importante cantidad de recursos. Después lo convencí para que sea presidente y en su gestión entré a la directiva. El actual presidente Mario Montaño también es un directivo a quien invité en su momento.
Ésa es mi tarea en el fútbol, reunir a gente idónea como ocurre en Wilstermann con el actual directorio que armé. Ahora el club goza de estabilidad económica y proyecta una buena imagen. Otra cosa que me enorgullece es que conseguí recursos económicos ante el Gobierno para la segunda fase de la construcción de la sede de mi club.
¿Qué papel juega Mauricio Méndez (expresidente de la Liga) en su aparición como candidato a la Liga?
Mauricio (Méndez) apareció para abogar y defender lo que es justo. Con él no tengo contacto desde hace mucho tiempo, pero tenemos una gran amistad que se afianzó cuando en 2000 formé parte de su directorio en Wilstermann, que después se consagraría campeón al ganarle en los penales a Oriente. Cuando llegue su momento, seguramente le pediré orientación para algunos asuntos, ya que tiene experiencia al haber sido presidente de un club y de la Liga.
Con lo que sabe sobre la Liga y el fútbol boliviano, ¿qué debe hacerse para acabar con la pobreza de los clubes?
Yo veo que los clubes hacen demasiada inversión en sus planillas. Lo malo es que el 90 por ciento de sus ingresos se gastan en pagar salarios a los jugadores. Eso está mal, como está mal que los jugadores extranjeros y algunos nacionales ganen demasiado. Con esa dinámica jamás vamos a salir del actual estancamiento.
¿Y qué propone usted?
Tengo un proyecto que apunta a fomentar más las divisiones menores y a que en los campeonatos se promocionen a nuevos valores. Ahora, sólo hay buenas intenciones, pero no se avanza. El objetivo es que los clubes inviertan en infraestructura para que sus categorías inferiores entrenen en canchas adecuadas. De lo que he visto en el país, los chicos practican en campos deportivos lamentables y así es difícil producir jugadores. El tema es convencer a los dirigentes que gasten menos en sueldo de los futbolistas e inviertan más en el semillero.
¿Y la Liga qué gestiones puede hacer para ayudar?
Hay que hacer un lobby con el presidente Evo Morales. La Liga debería ser un intermediario entre los clubes y las autoridades del Estado, para que así todos se beneficien. Eso ha ocurrido en Cochabamba con Wilstermann y Aurora.
¿Esta iniciativa está en su proyecto?
Desde luego y estamos elaborando ese proyecto. Sabemos que el presidente no puede ordenar que se invierta en terrenos privados. Eso es ilegal. Por eso es que Wilstermann funciona en un terreno del Estado, pero tiene una cesión de uso de suelo hasta 2034. Así, el presidente puede invertir porque no hay el riesgo de que el patrimonio se pierda.
¿Usted cree que los clubes apoyarán estas propuestas?
Las reuniones no sólo deben darse para sortear el fixture del campeonato y repartirse la plata de los derechos de televisión.
La Liga debe consultar a clubes como Universitario de Pando y Petrolero de Yacuiba si cuentan con infraestructura deportiva adecuada para sus jugadores y sus divisiones menores. Si la respuesta es no, seguramente está en manos de la Liga hacer gestiones para ayudarlos, y en este caso sería tocar la puerta del Estado boliviano para que se consiga ayuda cediendo terreno y construyendo infraestructura para los jugadores que se proyectan para el futuro.
¿Usted es amigo del presidente Evo Morales?
Sí, pero quiero que se me interprete que no estoy mezclando acá la política con el deporte y tampoco pertenezco a un partido político. De todas formas, destaco lo que el presidente está haciendo por el deporte. Por eso queremos aprovechar que a él le encanta el fútbol para que todos los clubes tengan una infraestructura donde los niños y jóvenes se formen, y para que paralelo a los torneos oficiales se hagan campeonatos juveniles.
Así como usted, muchos directivos prometieron lo mismo y los clubes siguen sumergidos en permanente crisis, ¿hay que creerle?
Yo no voy a entrar a la Liga para quemarme. No puedo diseñar un plan para hacerlo mal. Además, ya hice muchas cosas positivas enWilstermann. Mario Montaño puede respaldarlo.
Hay dirigentes que aducen que la crisis del fútbol boliviano es porque es dirigido por una estructura con tres cabezas, ¿piensa lo mismo?
No, estoy convencido de que ninguna estructura es mala, ya sea en el fútbol o en otra actividad. Las personas definen el éxito o el fracaso de las instituciones. Bolivia ha tenido grandes éxitos deportivos cuando no tenía estructuras tan organizadas como las de ahora. Un ejemplo es lo que hizo Wilstermann en 1980 con Jairzinho a la cabeza. Fue campeón y jugó torneos internacionales sin tener una gran estructura como club, sólo había la buena administración de un presidente que se llamaba Alfredo Salazar.
Se dice que el presidente de la Liga gana un sueldo de 3.000 dólares, ¿le parece correcto tener un salario?
No puede haber un sueldo porque no voy a ser un empleado de la Liga. Los dirigentes deben tener condiciones para hacer su trabajo, pero no me pueden pagar por eso, ya que significaría que vine a buscar una pega cuando en realidad no es así.
¿Cuánto tiempo le dedicará a la Liga?
El tiempo que vea conveniente. La ventaja es que en Cochabamba vivo a tres casas de la secretaría de la Liga, pero repito, voy a darle el mejor tiempo que pueda.
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