El pasado 10 de noviembre ocho clubes ligueros se reunieron y eligieron en Potosí un nuevo Comité Ejecutivo de la Liga del Futbol Profesional Boliviano (LFPB), a la cabeza de Fernando Humérez.
Al presente, existe una pugna por el control de la Liga entre un comité a la cabeza de Jorge Decormis, y otro liderado por Fernando Humérez. Un bloque es tildado de opositor a Chávez, presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y el otro de “oficialista”, y hasta “prorroguista”.
En medio de la crisis, Rolando López Herbas vicepresidente del club Wilstermann y vicepresidente de la Liga, analiza los factores que condujeron a esta crisis y plantea una salida al conflicto.
¿Se considera aún vicepresidente de la Liga?
Sí, hasta que un Consejo Superior legalmente constituido designe a un nuevo Comité Ejecutivo como ordena el estatuto de la LFPB. En cuanto a la figura de “prorroguismo”, por el Artículo 25 del estatuto, los integrantes del Comité Ejecutivo son elegidos por un periodo de cuatro años. El Comité Ejecutivo actual fue elegido en febrero de 2011. El artículo transitorio del estatuto contiene un absurdo cuando señala que para cumplir con el artículo 25 (mandato de cuatro años), el comité electo en fecha 11 de febrero de 2011 debe ejercer funciones hasta julio de 2014; es decir, por tres años, 5 meses y 20 días.
Lástima por los que mocionaron y aprobaron este artículo transitorio, absolutamente incoherente.
¿Por qué no concurrió al Consejo Superior celebrado el 10 de noviembre en Potosí, en donde se eligió a Humérez como presidente de la Liga?
Oportunamente me comunicaron que no se reuniría el Consejo Superior en Potosí, ya que varios clubes habían solicitado su postergación. Si bien es cierto que el último Consejo Superior (realizado en Santa Cruz el 6 de octubre) señaló lugar y fecha para la elección del nuevo Comité Ejecutivo, el artículo 32 inc. e) del estatuto determina que el Comité Ejecutivo tiene la atribución de convocar al Consejo y, además, con diez días de anticipación. Esa convocatoria nunca fue expedida.
¿Quiere decir que no tiene validez el Consejo Superior realizado en Potosí?
No tiene validez. Un Consejo Superior, sea ordinario o extraordinario es citado por el presidente y el secretario general.
Supongamos que hubiese salido la convocatoria y que por cualquier razón el presidente no hubiese concurrido, en su ausencia (en este caso de Decormis), el llamado a presidir ese Consejo debió haber sido de uno de los cinco vicepresidentes, elegido –para ese fin- por el Comité Ejecutivo, como manda el artículo 28 del estatuto. Los autoconvocados a la reunión de Potosí, oficiosamente nombraron a uno de los vicepresidentes como presidente del Consejo Superior, y hasta lo eligieron como tesorero de la FBF, en sustitución del Dr. Eduardo Salamanca (ex Presidente de Real Potosí). ¡Ojo! esta designación es más ilegal todavía porque el estatuto de LFPB señala que se sustituye al tesorero de la FBF únicamente en un Consejo Extraordinario y con el voto de 9 o más clubes afiliados. El Consejo Superior de Potosí no fue extraordinario, y según reportan, votaron únicamente ocho delegados.
En cuanto al argumento de que hubo quórum en el Consejo de Potosí, efectivamente, ocho afiliados hacen mayoría, pero tratándose de un Consejo debidamente convocado e instalado y respetando lo que prevé el estatuto. Con la lógica de denominado “bloque opositor”, en cualquier instancia legislativa o deliberativa se reunirían los consejeros o delegados, y argumentando que tienen quórum tomarían cualquier resolución. Afortunadamente esa práctica no existe ni debe existir porque no es legal.
¿Para usted debe ser complicado asumir esta posición cuando el presidente electo en Potosí es dirigente de su mismo club (Wilstermann)?
No lo es, porque cuando asumí la vicepresidencia de la Liga juré cumplir y hacer respetar el estatuto de la Liga y de la FBF.
No juré patrocinar o sostener candidaturas. Además, la postulación de Fernando Humérez no fue decidida en una reunión de directorio del club Wilstermann; Fernando se autoproclamó candidato a la presidencia de la Liga y posteriormente se hizo proclamar por el presidente Mario Montaño y vicepresidente Grover Vargas. Dos días antes de la reunión en Potosí un sector del directorio respaldó su candidatura, sin que hubiera objeción de mi parte.
En lo personal, estoy de acuerdo con que la presidencia de la Liga vuelva a Cochabamba y recaiga en la persona de un dirigente de mi club, pero sobre la base de un amplio consenso con las demás entidades afiliadas. Sin embargo, se optó por la confrontación, la vulneración del estatuto y por un solapado apoyo político-partidario, con lo que nunca he estado de acuerdo.
El presidente Morales hace muy bien en apoyar al deporte, como jamás nadie lo hizo, sobre todo en el rubro de la infraestructura y el patrocinio de juegos y olimpiadas en todo el territorio nacional. Lo que me parece inoportuno es que otros funcionarios de alto rango presionen o direccionen el voto de los delegados al Consejo Superior, o su asistencia o inasistencia a una reunión.
¿No le parece pro “oficialista” o “chavista” su posición?
No. Fui elegido vicepresidente de la Liga por ocho votos (7 obtuvo Decormis). Fueron cuatro los votos en contra: de Bolívar, Oriente, Universitario y Aurora (que ya no está en la Liga), clubes que, justamente son los que manejan el actual bloque opositor al que se incorporó Humérez por su propia cuenta. No hubiese sido coherente, de mi parte, conspirar contra un Comité Ejecutivo del que formo parte y unirme al “coro” de opositores que deploraron la decisión de mi club cuando me eligieron vicepresidente. En cuanto a si soy oficialista, en los tres años que he participado como delegado en las reuniones de la Liga y como miembro del Comité Ejecutivo, siempre he tenido una posición crítica pero también constructiva en los temas debatidos y resueltos al interior del Consejo Superior. Nunca he sido fiel o funcional a ningún interés sectario, de modo que parte de la crisis del futbol nacional es resultado de una dirigencia obstinadamente informal y maniquea que, acentuando la confrontación, impone el falso dilema cristiano pero también leninista de “si no estás con nosotros, estás contra nosotros”. Y yo no actuó por consigna, sino por convicción.
Finalmente ¿cómo se resuelve este entuerto?
Hay dos alternativas: la primera es sostener la confrontación que puede provocar una intervención del Gobierno a la Liga y a la FBF y, como réplica, una sanción drástica de la FIFA al balompié nacional. No pueden coexistir dos Comités Ejecutivos, uno reconocido por la FBF y otro por el Ministerio de Deportes o algo parecido. Alegar que fueron mayoría en Potosí y que cada vez somos más, no resuelve nada, menos aún con un Comité Ejecutivo itinerante que sólo busca adhesiones y no un efectivo reconocimiento de la FBF. Más perjudicial es el prorroguismo, con lo que no estoy de acuerdo.
La otra alternativa es la más sensata: que todos los clubes concurran a la reunión del Consejo Superior este 28 de noviembre en Santa Cruz para elegir al Comité Ejecutivo. Así, con una convocatoria válida, con delegados debidamente acreditados y con las reglas de juego previstas por el estatuto, se impondrá democráticamente la voluntad de la mayoría que debe ser respetada desde el mandamás de la FBF hasta el último empleado de la Liga.
¿Qué ocurriría si esta segunda alternativa que usted impulsa o propone no se impone?
Persistirá el conflicto con todas sus consecuencias por la intransigencia o beligerancia, sobre todo de algunos dirigentes de Bolívar y de Oriente. Humérez es sólo una “punta de lanza” de escaramuzas que no son de interés institucional del club Wilstermann. Creo que el mejor aporte de la entidad a la que represento debió haber sido el lograr consensos y procurar la unidad de todos los clubes de Liga, porque la crisis así nos demanda. En cualquiera de las alternativas, mi cargo fenece el 28 de noviembre. Por la vía de la elección de otro vicepresidente, o por mi renuncia que será irrevocable para luego replegarme al servicio de Wilstermann.
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