Lo difícil no es dirigir un equipo, lo difícil es conducir un grupo”, decía el entrenador chileno Raúl Pino (+), quien estuvo al mando de varios equipos en el país y también de la selección. De paso, sostenía a rajatabla que lo más sagrado en el fútbol no era la pelota, la cancha o los arcos, ni siquiera los equipos, sino el vestuario, que lo asemejaba a la alcoba de una pareja, donde todo lo que pasa ahí, queda ahí.
Son especiales los futbolistas. Viven en su mundo y tienen su código: algunos le llaman el “código del fútbol”, otros lo denominan “código de camarín”. De lo que se trata es de guardar la intimidad de un plantel para que no salga a la luz nada que ellos no quieran que se haga público, sea algo bueno o algo malo.
Hoy en día hay quienes creen que eso se ha tergiversado. Muchos están “podridos” con el famoso “código de camarín” que muchas veces bloquea la verdad, la transparencia y la disposición al trabajo de excelencia.
Hoy por hoy a la mayoría de los futbolistas le carga la crítica y no asume la mano dura. El grupo ha ganado demasiado poder a tal punto de rebelarse y hacer las cosas bajo su ‘ley’. ¿Esa es la clave para mantener comprometido a un grupo? Otros defienden la existencia del código, pase lo que pase. Lo consideran necesario, incluso imprescindible. Sin él no se puede vivir.
Néstor Clausen —campeón del mundo con Argentina en 1986—, sostiene que el código de vestuario es en esencia uno. “Se lo debe cumplir sin excusa porque es algo sagrado y de respeto mutuo. La gente no tiene por qué saber todo lo que pasa adentro. Aunque ahora hay técnicos que prefieren hacer público lo que pasa”.
Norberto Kekes —exjugador, entrenador de fútbol y actualmente productor— asegura que no se puede ‘quemar’ a un jugador públicamente ni por temas futbolísticos ni por indisciplina o una falta menor. “Dentro del código hay castigo, pero todo siempre de manera interna. Uno al jugador le puede decir: ‘Qué estás haciendo bebiendo o faltando al trabajo. La próxima te vas’. Ahora, si ese reclamo se hace público, el país verá a ese jugador como borracho y quedará estigmatizado; en cambio, si se mantiene cierta reserva, ese mismo futbolista puede ser figura y quien lleve al equipo al éxito”.
Según Ramiro Blacut —campeón sudamericano de 1963— la esencia del código era solo futbolística, es decir criticar en el vestuario si uno jugó mal o se hizo expulsar mal, nunca sacar esas cosas hacia el público. O sea, una crítica sana. En cambio, el DT observa que ahora el código fue tergiversado, porque también apaña la indisciplina y ocurre lo mismo con otros actos fuera de la cancha, reñidos con la moral y el deporte.
“Bajo el tema de los códigos hay grupos de futbolistas que han tomado mucho control de los equipos y eso es una exageración negativa, porque se ha distorsionado la esencia del código. Uno no puede ocultar la indisciplina cuando la mayoría del plantel trabaja correctamente”.
El exgoleador Víctor Hugo Antelo recuerda que él se llevó bien con la mayoría de los jugadores que dirigió, pero tuvo problemas con los indisciplinados, quienes en algún rato le pidieron aplicar el código de vestuario. “Hay cosas futbolísticas que no se pueden saber afuera, incluso alguna falta menor, pero si un técnico vio indisciplina y quiso poner orden, bajo el tema del código algunos jugadores quieren hacer lo que quieren y se la toman con el técnico, entonces asumen actitudes de rebeldía o sabotaje y eso ya no es código”.
Los datos
¿Código?
Se entiende por código de vestuario el hecho de que no salga a luz pública, por ningún motivo, la intimidad de un plantel, así sea buena o mala.
Esencia
Sin embargo, antes la esencia del código de camarín era solo futbolística, no acusar públicamente a alguien por algunas fallas.
Desde adentro con los técnicos
‘Los trapos sucios, en casa’: Víctor Hugo Andrada, DT de Ciclón
“Los códigos están desde que se inventó el fútbol y los trapos sucios los tienes que lavar en casa. Siempre existen problemas, sin embargo para eso están los códigos”.
‘Si sale algo afuera, falta lealtad’: Ricardo Fontana, director técnico
“De jugador discutíamos mucho para cobrar a los dirigentes y ahí se aplicaba el código, nada de lo hablado debía salir afuera, si salía algo era una falta de lealtad a la intimidad”.
‘Faltar al código es traicionar’: Sergio Apaza, asesor en Sport Boys
“Ahora por más periodistas y público que quieran investigar en el mejor de los casos, la afición no sabe ni el 10% de lo que pasa adentro. Faltar al código es traicionar”.
‘El jugador agarró mucho mando’: Ramiro Blacut, director técnico
“Los códigos son cosas solo de fútbol, ahora es complicado observar hasta conductas extradeportivas, porque el jugador agarró mucho mando y ese extremo es malo”.
‘Si eres correcto, no hay códigos’: Marcos Ferrufino, director técnico
“Si un jugador, un entrenador trabaja con honestidad, con cosas abiertas, claras, bien hechas y si eres correcto no hay códigos que necesites. El problema es cuando uno falla”.
‘Tapar indisciplina no es código’: Víctor Hugo Antelo, director técnico
“Código es no echar la culpa al jugador por perder o acusarlo a él solo por jugar mal. Tapar indisciplina de alguien no es código, eso es alcahuetería y muchos la confunden”.
De afuera es difícil entenderlo
Solo jugadores
Gran parte de los entrenadores coinciden con que es difícil que la afición entienda el código del fútbol si nunca estuvo en un vestuario competitivo. “Hay una relación muy sagrada entre jugadores y técnicos si se aplica el código”, dice Sergio Apaza.
No escritos
Cuando se les consulta a los entrenadores de cuántos códigos se habla, quién lo expone o si está escrito en algún libro o alguna parte, la mayoría responde que no es algo que se ve, sino que los jugadores desde jóvenes van conociendo de lo que se trata y lo ponen en práctica.
Código en cancha
Dentro del terreno de juego también funciona entre jugadores rivales. Lo que se dicen, sea discusión, insulto o pelea, no se puede hacer público. “Es otro código que se debe aplicar. Ni una coma afuera”, dice Norberto Kekes.
Criticable
Uno de los códigos que más cuidan los jugadores es que cuando el equipo pierde un partido, el técnico no puede salir en público y acusar al plantel. “Todos ganamos, todos perdemos”.
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