La decisión de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), de cambiar el color de la camiseta alterna de la selección nacional y pasar al rojo dejando de lado el blanco, ha comenzado a generar controversia. Para empezar, el presidente interino de la FBF, Marco Ortega, aseguró ayer que no se trata de una decisión suya ni de su directorio, sino de la anterior gestión, encabezada por Carlos Chávez.
“A nosotros nos sorprendieron con que el contrato con la empresa que va a dotar de la indumentaria a la selección ya estaba hecho”, justificó. El domingo por la noche, mediante un comunicado la FBF informó acerca del cambio y le atribuyó la decisión a Ortega, apoyado en unos estudios científicos que sugieren que el rojo intimida a los rivales.
Chávez y los demás miembros de su directorio están detenidos preventivamente en el marco de una investigación iniciada por la Fiscalía General del Estado que los acusa por supuestamente haber cometido varios delitos. Marcas se dio modos ayer para, mediante un familiar, preguntarle al exsecretario ejecutivo de la FBF, Alberto Lozada, si efectivamente la gestión de Chávez hizo el cambio.
La respuesta fue que el acuerdo era para que Bolivia luzca no solo camiseta roja sino de otros colores en partidos amistosos, pero que la verde titular y la blanca alterna no se tocan, incluso ambas están registradas en la FIFA para las competiciones oficiales. Los colores de las camisetas del seleccionado están incorporados en el Estatuto de la entidad y no se pueden modificar a no ser a través de una decisión en Congreso Ordinario de la FBF.
Desde afuera, el periodista Mario Cucho Vargas dijo que le parece “absurda la situación que plantea la actual Federación, porque el rojo es el emblema de otras selecciones, como la de Chile. La nuestra debe mantenerse blanca, como hace 50 años. Además, fue nuestra primera camiseta”.
Tito de la Viña —Premio Nacional de Periodismo 2012— dijo que no le parece bueno que el uniforme alterno se cambie a rojo, porque ese color no nos identifica y porque algunos países en la región ya lo usan, como Chile. Sugirió se convoque a un concurso en el que se presenten proyectos y propuestas, caso contrario no se haga nada.
De acuerdo con el capitán del seleccionado nacional en 1963, el exzaguero Wilfredo Camacho, no hay que darle mucha trascendencia a la camiseta alterna, porque lo importante es defender al país. “Yo jugué muchas veces por la Verde, así decíamos en mi época y no sé si me molestaría lucir otra siempre y cuando sea de Bolivia. Ahora, la verdad es que como estamos en estos problemas del mar con Chile, tampoco me gustaría mucho la roja porque yo soy muy nacionalista. La historia dice que con la verde ganamos un sudamericano y fuimos al mundial, mientras a esa no la toquen no hay lío”.
Iván Aguilar, stronguista e historiador de fútbol, sostuvo que lo ideal es mantener la blanca porque es muy elegante y hace ver a nuestros jugadores atléticos, pero tampoco le disgusta que se use una alterna roja siempre y cuando se afirme que es en honor a los Colorados de Bolivia.
Mesa: ‘Que se respete la verde’
El expresidente de Bolivia e historiador, Carlos Mesa, dijo que si se trata de la camiseta alterna “le pueden colocar el color que quieran; en cambio, si es la principal, sería inadmisible e inaceptable cambiar de verde al rojo”. “Entiendo que la camiseta oficial para estas eliminatorias será la de color verde; la alterna puede ser roja, azul, negra, anaranjada o blanca, me da exactamente lo mismo”, agregó.
Enfatizó que mientras se respete el verde de la camiseta oficial y titular no hay problema alguno. Pero hizo notar que “obviamente el rojo lo tiene Chile, No me parece demasiado inteligente (utilizar ese color), pero ése es otro tema que podría analizarse. Ahí puede ser que se tenga un poco de resquemor. Que nosotros usemos una camiseta roja como alterna la verdad no me gusta mucho, pero no me hago cuestión”.
Desde su punto de vista “la alterna no es mayor problema porque otras selecciones usan creo algunos colores y modelos variados, no nos hagamos mucho rollo de eso mientras no sea la titular la que se cambie, porque es la que nos identifica mucho, como la verdeamarilla de Brasil o la celeste y blanca de Argentina”.
La primera camiseta fue de color blanco
Cuando fue fundada la Federación Boliviana de Fútbol en 1926, el protagonismo a nivel de la dirigencia lo tenía Cochabamba. Según el historiador Iván Aguilar, surgió una idea para que el color de la camiseta sea el rojo, y el blanco para el pantalón corto.
Cuando se llevó la ponencia de utilizar una roja a la Confederación Sudamericana de Fútbol, Bolivia se topó con la oposición de Chile, que ya usaba camiseta de ese color, pese a que en la Guerra del Pacífico el país transandino empleó uniforme de color azul y blanco.
Entonces —recuerda Aguilar— en las primeras épocas de competencia de la selección boliviana se utilizaba el color blanco en la camiseta y el negro en el pantalón corto, los colores de Cochabamba. En el Mundial de Uruguay en 1930, el equipo jugó con una camiseta blanca frente a Brasil y Yugoslavia, y lo mismo en el Mundial de Brasil en 1950 frente a Uruguay.
Desde 1957 la camiseta de Bolivia cambió al color verde. El entonces presidente federativo, Luis Saavedra, ayudó a que la sugerencia —de Mario Cucho Vargas, Tito de la Viña, Lorenzo Carri— fuera aprobada y desde ese año se empleó la misma. “Para mayor precisión la camiseta verde se estrenó en Asunción ante Paraguay por la Copa Paz del Chaco”, recordó Cucho Vargas.
El criterio sobre el uniforme alterno
‘Lo importante es la patria’: Rolando Vargas, exseleccionado 1960
“Que se use lo que se use, lo importante es defender a la patria en cancha siendo conscientes de que representamos al rojo, amarillo y verde, sin importar el color de camiseta”.
‘Puede ser amarilla”: Wilfredo Camacho, capitán 1963
“La primera camiseta que vestí fue blanca y negra, pero la verdad que tenga cualquier color de la bandera nacional. La roja no me molestaría, también puede ser amarilla”.
‘El hábito no hace al monje’: Juan Carlos Costas, periodista Pratel
“La verdad es que no hay necesidad de algún cambio. No le daría importancia, aunque hay impedimento estatutario. Creo que coincidimos en que el hábito no hace al monje”.
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