El presidente de Bolívar habla del cambio de estructuras en la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), opina que se debe formar primero un directorio entre la Liga y las asociaciones, y luego un equipo de trabajo con personal rentado que se encargue de organizar el fútbol en el país. Considera que poner en orden la casa debe ser el paso inicial. El tema deportivo lo relega como objetivo a mediano plazo. Asegura que cuando la selección ofrezca condiciones a sus jugadores las renuncias pasarán al olvido.
— Hay cambios, pero en realidad no los hay. Parece un juego de palabras y un contrasentido...
— Es conocido que para salir de este ostracismo hay que esperar todavía un buen tiempo, pasarán varias cosas antes de que el fútbol retome un rumbo más auspicioso que el que tenemos en este tiempo. Pero hay que trabajar, no se puede levantar las manos, el avance es lento, hay que seguir para llegar a lo que pretende ser la nueva estructura de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).
— ¿Tiene Bolívar un plan para organizar una nueva FBF?
— Por supuesto, Bolívar está trabajando en eso. Hay un proyecto muy avanzado que está a cargo de Percy Luza, lo vamos a socializar en el país en busca de encontrar el consenso que permita darle una nueva forma a nuestro fútbol. Seguramente los otros clubes o asociaciones también tienen sus propuestas.
— ¿El proyecto de Bolívar tiene algo de la sociedad que mantiene en la actualidad con BAISA?
— Algo así, pero también tiene cosas particulares, se trata de la FBF. Pienso que hay que cambiar los roles, deberíamos tener lo que en una empresa se llama ‘el directorio’, para el caso de la Federación debería estar constituido por los presidentes de clubes de la Liga y de las asociaciones. A partir de él se debería armar un equipo de trabajo eficiente y rentado para que tenga a su cargo el fútbol, que sea el operador, que cumpla metas y objetivos, siempre buscando altos niveles en resultados.
Como en cualquier empresa deberá presentar periódicamente sus informes, sus rendiciones de cuentas. Se fijará digamos que sea mensual, semestral o anual, ésa será una atribución del directorio, o se podrá establecer una definitiva.
— ¿Cuál debería ser la función de la dirección de la FBF?
— Ahí estará el presidente elegido por el directorio, el máximo representante de nuestro fútbol. Tendrá que ser alguien con mucha personalidad, con poder de liderazgo y que maneje de forma eficiente la empresa, deberá tener la capacidad, la experiencia de manejar gente de una estructura grande como es la Federación. Ya no deberá ser el que maneje todo y no maneje nada, el que mucho abarca poco aprieta. Tendrá una serie de atribuciones para ejecutar la tarea administrativa, hacer cumplir los roles de las direcciones que se van a crear para un manejo empresarial.
Hay una tesitura de la dirigencia de Carlos Chávez de no dejar su cargo, incluso llegó al extremo de pedir que se castigue al fútbol. El nuevo directorio tendrá que actuar en forma racional para que no queden resabios de gente que ha vivido del fútbol sin hacer nada por él.
— ¿Considera que es necesario crear un solo departamento de torneos para el fútbol profesional y amateur?
— Claro que sí. En el fútbol profesional tiene que haber una Categoría B que juegue toda la temporada, que marche a la par del torneo de Primera División que se disputa en la actualidad. Pero veo también que se debe preocupar por organizar y llevar adelante los campeonatos departamentales y nacionales para todas las categorías menores de 20 años. Ésa es una forma de generar jugadores para alimentar a los clubes, así la competencia elevará su nivel, habrá más posibilidades para elegir y será a menor precio. En vez de pagar por extranjeros, que pasan a ser los referentes en nuestros equipos, hay que utilizar a los menores. Hay que comenzar a hacerlo ya, es el gran desafío de la dirigencia. Todo el mundo habla de divisiones inferiores, pero muy pocos trabajan realmente en eso. Si no se puede hacer torneos nacionales que sean departamentales o en las ciudades, pero que haya buena competencia.
— ¿Cuál debe ser el rol del fútbol amateur en el país?
— Su función está dicha, tiene que estar bien estructurada. Las asociaciones deben cumplir un rol que ahora no lo cumplen, no hay formación. Deben organizar el fútbol estudiantil y barrial, su gente debe viajar a las provincias para ejecutar un plan serio con objetivos bien definidos en el tiempo para que emerjan los nuevos valores. Hay una cosa fundamental, tenemos que volver a las raíces para comenzar con el nuevo fútbol boliviano que aglutine a todos.
— ¿Se debería mantener la paridad de votos entre la Liga y las asociaciones como rige ahora?
— Ojalá que desaparezca ello, pero eso no lo considero importante en este momento. Eso se perderá por gravitación propia. Si comenzamos a hablar de no paridad no habrá solución. Hay que hacer una organización que sea manejada por los mejores, que tenga condiciones, caso contrario difícilmente ayudará.
— ¿Desde 1993 cuando se cambió dando lugar a la actual estructura percibe que se hizo algo nuevo?
— Esa vez cambiamos la organización, desaparecieron las asociaciones provinciales que pasaron a formar parte de las departamentales. Desde esa vez se hizo muy poco, cada uno vive su realidad personal en lugar de trabajar para el fútbol. Son las personas las que cambian y producen los cambios, estoy convencido de que con buena gente el fútbol entrará en otro esquema.
— ¿Cuál debería ser el objetivo central cuando en el Congreso Ordinario se elija al presidente de la FBF que conducirá la entidad hasta el cambio de la estructura?
— Trabajar en la estructura, en el cambio de lo que será la nueva entidad con todas sus instancias. No podemos pensar en este momento en que en un mes habrá una selección que llegue al Mundial, hay que pensar en la organización. La dirigencia debe tener la capacidad de generar ideas claras para manejar un proyecto, debe tener mente amplia para hacer cambios profundos. Cada uno debe ver su realidad. Los clubes en este momento sobreviven o viven mal, por eso hay que hacer un mea culpa para comenzar a salir del ostracismo en el que estamos desde hace diez años.
— ¿En sus presencias en consejos superiores de la Liga y en congresos de la FBF vio a algún dirigente que pueda tomar el mando de la FBF para lo que se quiere?
— Veo de cerca gente capaz para eso, ojalá que esos dirigentes estén en el imaginario colectivo de la mayoría de los clubes. Si es así no habrá problema para salir adelante.
— ¿Qué le dice al hincha que se preocupa más por los resultados que por la estructura?
— Pienso que (los resultados) pueden llegar a mediano plazo, pero se necesita un tiempo para alegrarse con victorias en la cancha. Hay que tener ideas claras, proyectos serios, bien fundamentados. No creo que en las condiciones en las que estamos hoy, no, porque con estos actores es difícil lograr buenos resultados en la competencia internacional. El hincha tiene derecho a desear cosas inmediatas, pero los dirigentes tenemos la obligación de buscar el camino para llegar al éxito.
Desde 1994 estamos en caída libre, no queda nada de la anterior gestión. La selección no tiene un plan, estaba sin técnico, sin presupuesto ni infraestructura ni nada y a la vuelta de la esquina están las eliminatorias. Las otras selecciones tienen todo para hacer una labor seria. En Bolivia no hemos puesto ni un ladrillo por nuestro equipo, ahí se ve cómo se ha perdido el tiempo. Si existiera un programa o un plan, con un cuerpo técnico que trabaje dos o tres años seguidos, habría al menos esperanzas de llegar al Mundial.
— ¿Cuál es su pensamiento sobre las renuncias de jugadores a la selección nacional?
— Es producto de lo mismo, consecuencia de la manera cómo se manejaron las cosas. Los jugadores se sienten desalentados con los resultados, al final son ellos los que ponen la cara en los partidos, son la cara de las derrotas, su panorama no es halagador. Ver la posibilidad de dar un paso al costado es porque la selección no les da nada. Estamos en cero, pero eso se debe revertir, hay que trabajar en procura de que los futbolistas se sientan seguros. Cuando tengan respaldo, regresarán por sí solos al seno de la selección.
— ¿En su gestión (1993) sucedió algo similar a poco de comenzar la competencia?
— No fue fácil, estábamos a poco de competir y no teníamos nada, no habían jugadores, solo deudas, pero eso no nos asustó, hicimos un plan y lo ejecutamos. Viajamos para convencer a la gente, a los jugadores les dijimos que no había plata, solo 20 dólares de viático por día, eso sí, pago por adelantado. Los convencimos de que estaban entrando a un proyecto, que a la selección no se iba a ganar plata. Recuerdo que les dije que si pensaban en que iban por plata eligieron el camino equivocado, el dinero llega como consecuencia de los éxitos deportivos que ellos iban a cosechar con su esfuerzo. Los jugadores aceptaron el mensaje, el proyecto los convenció y creyeron, apostaron y se generó una mística.
El presidente de la FBF debe vivir con los jugadores, así el futbolista se va a sentir respaldado. En 1993 nos jugamos a conseguir partidos internacionales, comenzamos a generar cosas, recursos y dimos infraestructura, después nos fuimos. Así debe ser para no vivir del fútbol.
— ¿Tiene un concepto de la postura de la Conmebol de no reconocer las resoluciones del Congreso Extraordinario de agosto?
— No me preocupa mucho, me parece hasta natural. Es lógico, no se dijo nada de la elección de la anterior gestión, allí no hubo un notario, sin comisión de poderes, fue debajo de un árbol de tamarindo y lo reconocieron sobre tablas y no mandaron a nadie a verificar si se cumplieron normas y reglamentos.
Ahora se hicieron las cosas, los actores del fútbol de manera unánime decidieron el futuro del fútbol nacional, todos resolvieron elegir una buena opción en procura de cambiar, de avanzar, pero la Conmebol trata de poner cortapisas no muy claras, pues dice que van a ver, que harán una auditoría, la Confederación actúa obsecuentemente con uno de sus compañeros para que éste siga. Si es necesario hay que convocar un nuevo congreso, llamar a la Conmebol, que vea qué sucede. Sabemos que su acción no es un asunto de legalidad sino de obsecuencia.
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