El fútbol profesional una vez más vivió un capitulo amargo por la descoordinación entre dirigentes de los clubes y de la Liga boliviana. Los colores similares de las camisetas fueron los causantes para que el bochorno se apodere del campeonato Apertura. Es la segunda vez que ocurre en este torneo.
La primera sucedió el pasado 17 de octubre en la décima fecha de este certamen. Los protagonistas fueron Sport Boys y Blooming. El cotejo estaba marcado para las 15:00 en el estadio Samuel Vaca, de Warnes; sin embargo, los dos equipos se presentaron con los colores azules y blanco.
La academia no se cambio el uniforme (la norma dice que debe cambiar el visitante) y después de algunas discusiones fue el local que determinó jugar con indumentaria color amarilla con vivos verdes. El cotejo se retrasó 20 minutos.
En la última jornada de este mismo campeonato (décima quinta), otra vez se vio envuelta la academia cruceña. Esta vez tenía los colores similares a los de Ciclón. Su localía le daba la razón para mantener el mismo uniforme, pero el cuadro chapaco no tenía uniforme alterno por lo que se vio en figurillas.
Después de una hora y de probarse dos uniformes finalmente los chapacos jugaron con camisetas blancas con vivos celestes, que adquirieron de un mercado local. El bochorno se repite y no se descarta que le caiga una multa económica a la institución tarijeña por no tomar sus previsiones. El partido arrancó con una hora de demora.
Escándalo mundial
Universitario de Sucre la pasó mal el 29 de septiembre de 2014 en un encuentro ante Oriente Petrolero. Ese año los sucrenses no trajeron uniformes oficiales a Santa Cruz. La excusa fue que el patrocinador debía enviar la indumentaria a la capital cruceña pero nunca llegó.
Finalmente, compraron un juego de camisetas en el mercado La Ramada con los colores rojo y blanco. El encuentro tuvo repercusión mundial pero no por el retraso (45 minutos), ni por el resultado, sino porque los capitalinos jugaron con los colores similares al Stuttgart alemán.
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