Y es que Chávez continuó gobernando en la Federación, pese a que un congreso extraordinario lo revocó en su mandato.
Es más, el expresidente de la FBF tuvo que firmar contratos y hasta hacer cheques desde su celda en la cárcel de Palmasola, donde está detenido preventivamente en el marco de la investigación que le sigue el Ministerio Público por supuestos actos de corrupción en el fútbol nacional. Todo, para que la organización siga funcionando.
Sin embargo, la elección del pasado viernes en Tarija, le pone punto final a una condición que fue calificada como irregular por la Conmebol, lo cual impididó que en la práctica la gestión de Chávez fuera cesada.
Un veedor de la Conmebol siguió de cerca el proceso eleccionario, además de todo el congreso ordinario y las gestiones previas, tanto en la Liga como en la Asociación Nacional de Fútbol (ANF), que un día antes se reunieron con sus afiliados en la misma sede.
Francisco Figueredo, secretario ejecutivo de la Conmebol, fue el emisario especial que el organismo sudamericano del fútbol envió hasta Bolivia específicamente para hacer de veedor de las elecciones y validar las decisiones que adoptó el congreso.
Justamente esa fue una de las condiciones que impuso la Conmebol para reconocer a la nueva dirigencia de la FBF y dar curso a la sucesión de Chávez.
Con el visto bueno del organismo internacional, la Federación podrá disponer de recursos económicos destinados a los clubes profesionales y divisiones menores. Y así retomar su vida orgánica en el continente.
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