Algo similar ocurre en Bolivia, donde se habló de auditorías, transparencia y cambios en la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) tras la elección de su nuevo presidente, pero tan solo a la vuelta de página se levantó las manos sobre la investigación en el caso Carlos Chávez y la reconfiguración del balompié nacional parece en sala de espera.
En ambos casos, lo que no se explica con la misma contundencia con la que anunciaron cambios y auditorías, es por qué no se aplicarán de inmediato, ni en qué consistirán. Hecho que ya ha generado gran susceptibilidad en el mundo que rodea al fútbol, que en las redes sociales ya comienza a cuestionar sobre la forma en que se pretende replantear estas administraciones e incluso se debate sobre si realmente se pretende cambiar.
Tras su llegada por unanimidad a la presidencia de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), el paraguayo Alejandro Domínguez justificó y dijo que no pesaba en alcanzar la titularidad de ese organismo. Es más, la agencia EFE señala que el dirigente decidió presentar su candidatura respondiendo a “una cuestión de crisis”.
Domínguez dijo que debido a esta crisis no tuvo tiempo para presentar un plan estratégico sobre los ejes hacia los que orientará su gestión en la Conmebol, pero espera dar a conocer en breve cuáles son sus planes para la institución durante los próximos cinco y diez años.
En el caso nacional, Rolando López, que fue elegido por voto dividido con 14 contra 11 de César Salinas, señaló que pondrá en marcha un proyecto que planteó durante la antesala del congreso ordinario en Tarija que le dio la presidencia de la FBF.
López advirtió que su gestión al frente de la Federación, que concluirá en septiembre de 2018, tendrá un carácter reconfigurador del balompié nacional. Como punto de partida señaló aspectos que son neurálgicos en la recurrente crisis institucional de la FBF: la pérdida del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Vinto, la fractura de la Asociación de Fútbol de Cochabamba (AFC) y la policefalia que padece este deporte en Bolivia desde que en 1977 surgió la Liga del Fútbol Profesional Boliviano (LFPB).
Sin embargo, las acciones que se van a seguir y el plan que pretende llevar a la FBF hasta ese puerto deben esperar. Por lo menos es lo primero que dejó entrever López el pasado jueves en Cochabamba, cuando explicó que el tema de la investigación del Ministerio Público sobre Chávez por supuesta corrupción, debe seguir su curso y que él no fue elegido para “limpiar ni ensuciar la cara de alguien”.
El mismo mensaje dejó cuando marcó agosto como fecha para conocer el destino del CAR y explicó que el proyecto de unir las tres cabezas del fútbol debe primero socializarse con los actores del anunciado cambio.
Hay planes sobre cómo puede mejorar el fútbol nacional y continental, pero de momento, son solo anuncios.
El futuro de la Liga en tela de juicio
El gran talón de Aquiles en la administración del fútbol boliviano es la existencia de tres cabezas con similares poderes: la FBF, la Liga y la ANF.
Por lo menos así lo indican reiteradamente los dirigentes de turno en las tres instituciones, que conviven por casi 40 años, que paradójicamente coinciden en insistir en que las tres deben desaparecer para dar lugar a una única cabeza.
Como si se tratase de una fórmula mágica para salir de una crisis administrativa y deportiva, que tocó fondo tras la detención del expresidente de la FBF Carlos Chávez en la investigación de la Fiscalía por supuesta corrupción en un caso derivado del caso FIFA Gate, todos insisten en esa fórmula, pero nadie da el primer paso.
En la misma lógica, el nuevo presidente de la FBF, Rolando López, coincidió en señalar que debe existir una sola cabeza al frente del balompié nacional.
Sin embargo, dijo que no desaparecerá la Liga y que lo único que ocurrirá es que cambiará de nombre. “Antes era República de Bolivia, ahora es Estado Plurinacional de Bolivia. Cambia el nombre pero no desaparece el país”, dijo, consultado sobre cómo pretendía cambiar las estructuras del fútbol boliviano en su administración.
Ante la tibieza de la punta del iceberg de un proyecto que todavía no se conoce oficialmente, las divisiones menores tienen una propuesta más contundente y aseguran que, para que el fútbol funcione administrativamente, debe desaparecer la Liga profesional. Es más, algunos dirigentes señalan que una de las condiciones para ofrecer el respaldo que derivó en la presidencia de López fue justamente esa.
Wilge Lizarazu, de la Comisión técnica de la FBF entre otros dirigentes, aseguró que, “tenemos que hacer es hablar de una reestructuración del fútbol nacional. Lo primero que debe haber es una sola cabeza y deben desaparecer ANF y Liga. Hay que implementar escenarios deportivos y debemos ocuparnos de la formación de jugadores en asociaciones y en los clubes profesionales”.
La consigna parece ser una sola cabeza que comande el fútbol nacional. Pero ¿debe desaparecer la Liga? el debate está abierto y la mesa está servida.
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