Al encuentro le sobró el segundo tiempo, porque el albiceleste se llamó a tregua, y por eso que la tribuna coreaba el nombre del jugador diferente, esto es, Messi, el técnico ‘Tata’ Martino , hizo una correcta lectura, y mandó al rectángulo en el segundo tramo de la faena a Lionel.
El hecho, ganó en importancia porque el desafío particular del atacante apuntaba a buscar el gol que bien podía permitirle igualar la cuota del goleador histórico de las selecciones argentinas, Omar Batistuta, que tiene en la pizarra 54 anotaciones, y la estrella del Barza está un escalón abajo (53).
En el balance, fue abrumadora la superioridad argentina, en un choque ciertamente desigual, porque la buena convivencia en sus diferentes líneas, contrastaba con el nerviosismo y lo expeditivo que resultó la exposición de juego de la Verde.
Esta característica permitió percibir que uno de los protagonistas entró a divertirse, y su oponente carente de ideas estaba sumido en la emergencia y entregado a evitar que le hagan daño.
Argentina se propuso ocultarle balones a Bolivia, y se agrandaron las diferencias conceptuales y la manera de entender el juego, porque la Verde anduvo sin libreto, y así le fue en el primer tramo de la contienda, porque los goles determinaban las características del juego.
Bolivia, como había sucedido en sus presentaciones anteriores, se vio impedido de ejercitar respuestas en territorio de enfrente, porque no tenía argumentos, o mejor decir que el adversario no le permitió evolucionar .
Con el choque entre argentinos y bolivianos se cerró la fase grupos de la Copa América Centenario
LOS GOLES
De tiro libre Lamela hizo pegar el balón en la espalda de Duk descolocando a Lampe, y el balón se metió en el arco cerca al vertical derecho (13’ PT).
La segunda cifra fue consecuencia de una jugada rápida por derecha; Facundo Roncaglia envía un centro desde la derecha y Erick Lamela de cabeza manda un un pase quirúrgico al área chica y ante una defensa dormida y Lavezzi la empuja adentro sin mucho trámite ante un paralogizado arquero Lampe (15’ PT), la cuenta sube a dos.
Un balón distraido, ante un pésimo rechazo defensivo, encuentra a Lavezzi por derecha, y su centro bajo, mas bien un buscapie encuentra al defensor Victor Cuesta que la empuja adentro, y ya es goleada (3-0).
EL PARTIDO
La ola mexicana irrumpió en la tribuna como un testimonio de euforia por el espectáculo que se traducía festín albiceleste, el estadio era una mesa encendida y vibrante, apasionada y feliz, contrastando con el duro desencanto y la actitud especulativa que era más que evidente en el cuadro boliviano.
Con ese panorama terminó el primer capítulo del partido, y por supuesto los goles que habían sido recepcionados por la retina de una mayoría de aficionados que habían acudido al estadio se fundieron en algarabía.
En el complemento, el juego dio margen a la tregua, porque Argentina dejó de pisar el acelerador, y mas bien se llamó a tregua, permitiéndose un maayor tránsito de balón y poco aplicado en la verticalidad del juego.
Bolivia con la salida de Duk, y el cambio de Arce, virtualmente jugó sin delanteros, en consecuencia, su lectura se centró en evitar que el adversario siga creciendo en términos de ensanchar la diferencia expresada en goles.
Así, se dio un partido con clara diferencia de capac idades, y del que por su puesto Bolivia se llevó las mayores preocupaciones, porque virualmente se la llevaron por delante y sin tener que extremar recursos el elenco Albiceleste que es candidata al título.
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