El estratega argentino “abandonó” su trabajo en el combinado nacional, categoría Sub 20, concentrada en la ciudad de Sucre, y estableció un nuevo lazo con el club Universidad de Chile, el 23 de diciembre.
El octavo artículo del documento indica: “El presente contrato podrá ser resuelto por acuerdo de ambas partes o de manera unilateral a partir del 1º de abril de 2017”.
Los puntos que podían desvincular a Hoyos de la FBF son: “(...) vea por conveniente, ya sea por temas deportivos o incumplimiento de las cláusulas establecidas, además, (...) los resultados sean negativos para nuestro seleccionado de manera continua en los encuentros de las Eliminatorias de Rusia 2018”, indica el escrito.
Asimismo, se contempla que el respeto entre los dirigentes y el cuerpo técnico debe ser “cordial”.
“A los efectos de la presente cláusula conviene que la rescisión del documento, ya sea atribuible a la FBF o al DT, no tendrá ningún tipo de resarcimiento económico”.
En el contrato no se establece una cláusula que indique que una de las partes puede romper de forma unilateral el documento antes de los tiempos establecidos, como manifiesta el artículo 9. “Ambas partes acuerdan que, en el mes de diciembre del año en curso (2016), podrá ser revisado (contrato) en función al cumplimiento de los objetivos establecidos, a solicitud de una de las partes”, reza el escrito que fue firmado por Marco Peredo Mercado (1º vicepresidente de la FBF), Cliver Hugo Rocha Rojo (tesorero) y Wálter Torrico Céspedes (secretario general).
En el contrato no figuran las rúbricas de Rolando López Hérbas (presidente), Freddy Cortez García (2º vicepresidente de la FBF) ni del asesor legal del ente, de ese entonces, Jaime Guillén.
Un extrabajador de la FBF, que prefirió reservar su identidad, aseguró que los dirigentes tienen argumentos para iniciar la demanda por daños y perjuicios al ente. Un abogado, que tampoco quiso hacer público su nombre, fue en la misma línea y dijo que Hoyos no respetó los plazos.
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