Nota del 20 de julio de 1992 de Oscar Dorado en entrevista a Ramiro Castillo que se encontraba lesionado luego de su paso por Rosario Central y se encontraba en recuperación en Coripata.
EL CASTILLO DE HOY
Es reconocido a cada paso. Todos quieren hablar con él, nadie - aun quienes no son precisamente de su generación - deja de mirarlo con un aire que une curiosidad y admiración.
Es la primera percepción al caminar por este pintoresco pueblo rodeado del verdor propio de Los Yungas, donde nació y aprendió a jugar fútbol hasta llegar a la selección a los quince años, "hazaña" de su exclusiva autoría.
Ramiro Castillo está con su esposa y el menor de sus hijos. Llegó a Coripata para descansar, para recuperarse, pero - por sobre todo para analizar un momento que es dificil porque le plantea crudamente a los veintiseis años - la incógnita del futuro cercano, del mañana...
-Estar aquí es algo especial para mí; son muchos recuerdos y necesito recargar las pilas para empezar de nuevo.
Lo dice con el fondo de las bandas musicales que desparramadas por una y otra calle invitan al baile de las comparsas. Es fiesta pero él está ajeno a eso. Será que la preocupación lo inunda.
-He seguido un tratamiento al pie de la letra, me han hecho muchos análisis y la lesión continúa igual. Me duele y lo único que me mantiene es la pasión de continuar porque pienso que al menos tengo para cuatro años más de fútbol.
Qué dicen los médicos ?
-Que es una lesión rebelde pero curable. Me pidieron paciencia y la tengo pero ocurre que salgo a correr, aquí ya van tres días que lo hago, y siento un dolor agudo, casi insoportable...
Se trata de dos desgarros en la parte anterior de la pierna derecha y otro en el sector posterior de la izquierda. Por si fuera poco, también tiene lastimado el arrancamiento de ligamentos. Es como si todo se hubiera juntado. No cabe duda.
TIEMPO DE DUDA
Quiere a Coripata. No oculta en absoluto el profundo cariño que siente por los suyos. Muestra con orgullo lo que ha hecho por sus padres en virtud a lo que el fútbol le dio. Asegura - y lo repetiría varias veces que no está cambiado, que es el mismo que un día tomó el serpenteante camino hacia la ciudad para mostrar que su relación con el balón era digna de escenarios estelares.
-Sí, es cierto; coincidí en la fecha pero no me gusta llegar acá por esos días. Lamentablemente la diversión se ha convertido en borrachera y se ve tanto joven desperdiciendo su salud como si no valiera, como si no importara.
Y es que Ramiro no pasa del vaso de cerveza o vino durante el almuerzo. Fue siempre así y ni siquiera el ambiente que ahora lo rodea motiva un cambio de actitud.
El tiempo está frío. Llovió casi todo el día anterior pero eso no es razón para que lo esperado durante todo el año se arruine. Se advierte al caminar e inclusive cuando el ruido de la música disminuye tras las paredes de la casa de su madre.
-Acá gané mi primer desafio: ser goleador para recibir como premio unas zapatillas de fulbito. Fui el mejor. Me divertí de una forma sana. El fútbol siempre me concedió cosas importantes pero también me arrancó algunos afectos...
Cuál es tu pensamiento en relación al porvenir ?
-No se; los médicos que me ven son los más competentes que conozco.Han hecho todos los estudios habidos y por haber. Además me han insistido que a los veintiseis años no puedo echarme a morir por eso. Pasa que seis lesiones en menos de medio año es demasiado. Quiero convencerme que todavía puedo. Lo único que sé hacer bien es jugar al fútbol y por eso lo elegi para mi vida; para compartirlo con mi familia, para hacerlo una profesión.
Y aunque es duro reconocer que no sabe con certeza que puede acontecer con su carrera, tiene muy en claro que es una brega por ganarla.
-Voy a seguir luchando. Las ganas no las perdi pero el físico no me responde. Hay que esperar, no tengo otra...
TODO UN TRANCE
Su contrato con Rosario Central feneció el 30 de junio. Eso decía el papel. En la práctica acabó bastante antes, al punto de dejar de concurrir a los entrenamientos ante la imposibilidad de correr y menos de pegarle a la pelota.
-La última vez que practiqué fue en abril. Me rompi el ligamento. Volví jugando en reserva frente a Gimnasia en La Plata. La idea era probar por veinte minutos, pero como me senti bien jugué los noventa. Hubo un paréntesis en el campeonato porque la selección tenía compromisos en el Japón. Pensé que era el tiempo justo para recuperarme pero al exigirme deterioré el musculo anterior de la pierna.
Es tu intención volver, de cualquier forma, a la Argentina?
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