El exitoso empresario boliviano Marcelo Claure ha logrado construir un liderazgo sólido en el mundo de las telecomunicaciones, el deporte y la tecnología, sin perder nunca de vista sus raíces.
Ha liderado grandes compañías como Sprint y SoftBank, también impulsa el crecimiento del Club Bolívar y ahora irrumpe en el debate previo a las elecciones. Él dice que sueña con una Bolivia próspera y muestra que el éxito personal y el compromiso con el país pueden ir de la mano.
En esta entrevista abre las puertas a su vida, su familia, su filosofía de trabajo y su deseo de contribuir al del país.
- ¿Cómo equilibra su vida personal con las grandes responsabilidades que tiene?
Básicamente, para mí todo es uno, y es lo que digo: cuando estás enamorado de lo que haces, tu vida personal y laboral es lo mismo. Te doy un ejemplo: ahora estoy en Aspen esquiando con mis hijas y mi familia, y tengo a todo el equipo de trabajo acá. Siempre hago las dos cosas al mismo tiempo. Tengo la suerte de tener seis hijos y siempre me acompañan en los viajes de negocios. Son parte de mi vida, no hay una línea que divide esto.
- ¿En su casa, qué tradición llevó de Bolivia a Estados Unidos?
Llevé muchos valores. Cada vez que estoy en casa, es sagrado que cenemos en familia. Los fines de semana llega toda la familia. Eso es importante para mí. La familia es el núcleo de lo que hago. Lo que más me gusta es estar en mi casa con mis hijos y mi esposa.
- ¿Cuando no está trabajando, qué actividades comparte con su familia?
Nos sentamos a ver partidos de fútbol, de los tres equipos que tenemos. Siempre intentamos que mis hijas sean parte de esto. Además, cada una tiene actividades diferentes: a una le gusta el tenis, a la otra el teatro, pero siempre estamos haciendo cosas juntos.
Hablando de fútbol, ¿a qué futbolista que no haya conocido aún le gustaría darle una polera de Bolívar?
De los que me interesan, he conocido a todos. Me gustaría regalarle una polera del Bolívar a Cristiano Ronaldo. Ahora, en el Bicentenario, voy a repartir camisetas del Bolívar.
- ¿Por qué Bolívar es exitoso?
Cuando tomé a Bolívar me propuse objetivos. Que sea un equipo que no dependa de nadie. Hicimos las inversiones, y el año pasado Bolívar fue el primer equipo en ganar 1 millón de dólares. Eso significa que si mañana muero o no estoy con ellos, el equipo va a salir adelante.
Tenemos el centro de alto rendimiento en La Paz, que es uno de los más importantes de América Latina. Montamos la Academia City en Santa Cruz. La gente preguntaba: ¿por qué Bolívar tiene su academia allá? Es muy simple: el biotipo del atleta del oriente es mucho mejor que el de las montañas.
Tengo un sueño que me encanta y que pasa por dar a los niños cruceños la misma alimentación y educación que a los atletas de Manchester, Australia o Nueva York.
Cuando haces las cosas bien y tienes un buen proyecto, todo saldrá bien. Esa es un poco la historia del Bolívar. Tenemos el mejor equipo de Bolivia.
- ¿Algún sueño que no haya cumplido todavía?
Mi gran sueño es Bolivia. He tenido la suerte de lograr todo en la parte empresarial, pero mi gran sueño es ver a Bolivia encaminada, cambiar su rumbo. Esa es mi gran pasión. Es en lo que pienso antes de dormirme y al despertarme. Hoy día, Bolivia se ha vuelto mi obsesión.
- ¿Por qué se volvió su obsesión?
En Bolivia nos falta liderazgo. Tiene todo: gente inteligente, lugares hermosos, abundancia de litio, minerales, agricultura, ganadería tiene todo para ser un gran país.
Lo que falta son líderes que sepan utilizar lo que tiene Bolivia, que hagan las inversiones correctas en salud, bienestar y educación para que Bolivia salga adelante.
- ¿Nunca ha pensado ser presidente?
No. Cada uno debe dedicarse a lo que es bueno, y la política no es lo mío. Pero sí puedo ayudar a encaminar a Bolivia, ayudando al futuro líder, utilizando mi capital, mis inversiones y mi experiencia.
La gente no se ha dado cuenta de la crisis que vivimos en Bolivia. Esto es peor que la UDP. Ahora se va a necesitar un país unido para poder trabajar y darle la vuelta al desastre económico.
- ¿Cuál sería su mayor contribución?
Mostrarle al mundo entero que Bolivia puede ser un país importante y accesible, que pueden venir a invertir porque hay mucho por ofrecer. En eso puedo ayudar.
Cuando se defina quién será el candidato de oposición único —y espero que seamos lo suficientemente maduros para tener solo uno—, ahí voy a ayudar a esa persona para que sea el futuro presidente.
- ¿Habla con amor de Bolivia. Qué recuerdos tiene de su país?
Mi familia es boliviana. Tuve la suerte de vivir en Santa Cruz y en La Paz. Son esos recuerdos de niñez y adolescencia que te marcan toda la vida.
Siempre digo que para mí sería más fácil olvidarme de Bolivia, porque no necesito nada. Podría dedicarme a otras cosas, pero tengo un imán hacia Bolivia. Es mi país. Soy quien soy gracias a la educación que me dieron.
Bolivia ha sido muy generosa conmigo, y por eso tengo la obligación de ayudar. No hay nada más importante en el mundo que influenciar positivamente en la vida de los bolivianos.
- ¿Hay críticas en las redes sociales? ¿Cómo lidia con los “haters”?
Lo importante es que la mayoría de la gente esté de acuerdo con lo que uno quiere hacer por Bolivia. Cuando uno entra al mundo del fútbol o la política, debe estar preparado para enfrentar opiniones diferentes, y hay que respetarlas.
No culpo a la gente. Veo a los bolivianos sufriendo por lo que están viviendo, y es difícil entender que alguien quiera hacer algo a cambio de nada.
No tengo aspiraciones políticas ni empresariales en Bolivia, no me interesa ganar dinero ahí.
Piensan que uno tiene una mala intención, pero uno debe actuar y hablar menos. Hay que demostrar que mi intención es verdadera y que quiero ayudar a mi país.
Lo que hemos hecho con Bolivia 360 básicamente cubre todo para ayudar al país. Respeto las opiniones, pero solo quiero que la gente sea más educada.
- ¿Alguna vez pensó en rendirse?
Siempre. La vida de un emprendedor está llena de obstáculos y hay que superarlos. Muchas veces pensé que mis empresas iban a ir a la bancarrota, que no iba a poder crecer.
Lo que uno necesita es disciplina y constancia. Si tienes claros tus objetivos, vas a seguir luchando.
La vida del emprendedor es bastante solitaria. Uno debe seguir adelante y activar a todo un equipo que te acompañe.
- ¿Cuando tiene que tomar una decisión importante, a quién recurre?
Tengo muchos mentores. Pregunto en distintas partes de mi vida. Siempre estoy rodeado de personas mejores que yo en diferentes áreas.
Tengo toda una red a la que llamo y me aconseja. Pero la decisión final la tomo yo.
- ¿Cuándo fue la última vez que lloró y por qué?
La última vez que lloré fue cuando falleció mi madre. Fue muy impactante para mí.
También lloré cuando Bolívar perdió en la semifinal de la Copa Libertadores. Me dolió mucho.
Lloro de alegría también, por los logros de mis hijas. A veces me emociono al ver todo lo que he logrado. Nunca imaginé llegar hasta aquí. No solo en lo empresarial, también en lo familiar.
Soy una persona satisfecha con mi vida. Si muero mañana, lo haría feliz por todo lo que he logrado. A veces te salen lágrimas en los ojos porque parece que es mentira.
- ¿Qué les dice a esos jóvenes que quieren ser como usted?
No pueden perder la esperanza. Me duele ver tanto odio en Bolivia. La gente ya perdió la esperanza, y eso es lo último que se pierde.
Vamos a necesitar de jóvenes que piensen como ganadores.
Siempre les digo que trabajo más fuerte que los demás y amo lo que hago. Es importante que los jóvenes cambien 30 o 40 veces de trabajo, pero que busquen lo que aman.
PERFIL
Un poco de él. Raúl Marcelo Claure Bedoya nació el 9 de diciembre de 1970, es un empresario boliviano y estadounidense.
Sus estudios. Tiene una licenciatura en Ciencias en Economía y Finanzas. Tiene un doctorado honorario en Ciencias Comerciales de la Universidad de Bentley.
Su familia. Está casado con Jordan Engard, es padre de seis hijos y actualmente viven en Miami.